Último domingo de octubre, día difícilmente mejorable para
la fecha, ¿qué mejor plan puede haber que acercarnos a un entorno idílico para
disfrutar haciendo deporte?
En nuestra preparación del Ultra Maratón Costa de Almería,
dos tortuguitas desde dentro, Diego y el que escribe, David, así como otras
tres desde la banda, Luci, Laura y Graciela nos acercamos hasta Puebla de Lillo
para participar en el trail solidario “Lillo se mueve” en beneficio a la AECC.
Como si de dos coches míticos de los 70 se tratara, allí nos
disponíamos, el 124 y el 127, a tomar la
salida.
Bromas aparte ahí estábamos de nuevo Diego y yo dispuestos a disfrutar de un día deportivo.
El recorrido en grandes rasgos, tenía dos partes, la primera de unos 9 km de subida, atravesando bosques de hayas, vegas y zona más alta de escobas, donde se hallaba el primer avituallamiento en el km 5. Un poco dificultoso avituallarse, ya que allí nos encontramos con los andarines que habían salido una hora antes y no se tiene la percepción de favorecer a los corredores que si optan por realizar la carrera corriendo es porque quieren correr.
El recorrido en grandes rasgos, tenía dos partes, la primera de unos 9 km de subida, atravesando bosques de hayas, vegas y zona más alta de escobas, donde se hallaba el primer avituallamiento en el km 5. Un poco dificultoso avituallarse, ya que allí nos encontramos con los andarines que habían salido una hora antes y no se tiene la percepción de favorecer a los corredores que si optan por realizar la carrera corriendo es porque quieren correr.
Obviando este aspecto a mejorar continuamos la subida,
descolgado algo de los grupos delanteros me uno a otros 3 compañeros de ruta y
empezamos a detectar demasiado espaciamiento entre las marcas (balizas).
Incluso en algún momento nos empezamos a desviar algo del camino, por poca o
nula visibilidad entre las mismas. El peor punto fue en torno al km 10 donde
los 3 que íbamos juntos, perdemos de vista las marcas y damos un rodeo de unos
400m aproximadamente, con la considerable pérdida de tiempo correspondiente.
(indico en azul el recorrido que debimos de haber hecho)
Lo peor de una carrera poco balizada, además de las posibles
pérdidas del “personal”, radica en la inseguridad que constantemente te genera
el hecho de tener que ir alerta buscando marcas que no siempre aparecen con la
consiguiente pérdida de atención al suelo. Esto puede provocar torceduras,
arañazos o incluso lesiones por ir más pendiente de las marcas que del propio
firme.
Excepto por este aspecto, que se le comunicó a la
organización pertinentemente, la carrera estuvo muy bien organizada, los
avituallamientos estuvieron bien espaciados, kilómetros 5, 10 y 16 y el entorno
realmente inmejorable. Las tortuguitas satisfechas por su estado de forma y con
energía y ganas para seguir corriendo.
Una carrera para repetir si el tiempo y la organización
mejora el balizado de la misma.
Go tortugas Go!!
David
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