Esta es mi crónica de la gran Transvaldeónica en la cual disfruté y también sufrí como nunca.
Llevaba ya bastantes meses atrás pensando en la locura en la que me acababa de meter, ya que nunca he corrido una carrera con tanto desnivel, pero me hacía muchísima ilusión porque desde hacía años (antes incluso de empezar a correr trails de montaña), llegó a mis oídos esa carrera dura y bonita por los Picos de Europa, así que en cuanto abrieron inscripciones, me tiré a la piscina, sin tan siquiera mirar ni distancia ni desnivel ni nada... Más tarde ya me enteré que la carrera consistía en 28 kilómetros con un desnivel acumulado de 4200 metros… ahí nada.
¿Nervios? ¿Pero quién dice eso? jajajajaja Santi, Ana, Mónica y yo salimos el viernes para dormir en Cordiñanes. La cabeza la tengo centrada en el trail, me resulta difícil pensar en cualquier otra cosa pero al mismo tiempo tengo mogollón de ganas de que llegue el sábado y comenzar la aventura. De camino a Picos de Europa hacemos las pertinentes paradas de turno… un heladito, recolección de frutos del bosque, puesta del sol en un mirador… y ahí nos encontramos a nuestro compi Tortuga Alfredo con su familia. Momento de una pequeña charla y a disfrutar del paisaje uffffff. En breve llegaríamos al hotel y disfrutaríamos de una rica cena. Para terminar de pasar la noche y dejar la tensión de lado, decidimos jugar una partida al cinquillo (que por cierto me volvieron a hacer trampas y perdí… no puede ser, esto se está convirtiendo en algo habitual, jajajaja).