De la noche a la mañana vivimos en plena Costa del Sol, y como de cambios y adaptaciones va la vida, con 40 grados a la sombra como que lo de correr se complica.
Así que nos planteamos recuperar viejas prácticas. En tiempos pasados surcábamos pantanos varios, ríos y el Mar Cantábrico a golpe de brazada. Volvemos a las aguas abiertas y a recuperar esa sensación de vacío y falsa calma que da navegar sólo con tu cuerpo en el ancho Mar.