La competencia más difícil que se puede plantear es la competencia con uno mismo, es la batalla fundamental. Cada uno puede ser su más difícil oponente. Para ganar la batalla o por lo menos tener herramientas para hacerle frente se debería trabajar sobre:
- La forma de pensar del deportista, aquellas formas inadecuadas de pensamiento como "no puedo cometer errores", "tengo que salir a ganar o a hacer mi mejor marca sí o sí".
- Los pensamientos anticipadores de ansiedad sobre la competencia, la posible derrota que desencadenan pensamientos e imágenes negativas.
- El auto-diálogo incorrecto, como generalizar situaciones "sino gano no sirvo para nada", "ya una vez me fue mal, así que seguro sigo mal".
- La concentración, poder mantener la concentración durante toda la competencia, tratando de evitar aquellos distractores que influyen generalmente.
- Evitar que las fuentes de presión me carguen de pensamientos negativos o de ansiedad, sobre todo la presión que se impone uno mismo.