DEBUT ENTRE LAS OLAS DE CELORIO

Travesía a nado Castros de Celorio (Llanes)

Todo comenzó el día que conocí a las primeras tortugas, me comentaron que harían esta travesía por el encanto que tenía y me decidí a debutar en ella. Elegí hacer la larga, de 2200 metros y ya entonces, unos meses antes, empezaron los nervios….

Llegamos a Celorio por la mañana, con las dudas sobre el buen tiempo disipadas al entrar en Asturias, parecía que íbamos a tener suerte en cuanto al sol!! El día era espléndido, muy buena temperatura y hacía un sol increíble. Así que llegamos al registro, recoger el gorro y demás (marcado como a las reses en el brazo con mi dorsal 71) y a dar un voltio por la playa Palombina, comencé a inflar a preguntas a Oscar y Eugenia! Jajaja... Entonces entendí lo que me habían dicho de esta travesía, lo de su encanto… En un marco inigualable rodeados de unas montañitas verdes, un mar que a lo lejos parecía en calma, y con la playa a rebosar de gente… sin duda una buena elección debutar aquí, me dije.

Mi principal duda era si me iba a congelar de frío….pues el agua en Asturias en julio es como la de Alicante en febrero…jajaja. Así que a probarla se ha dicho. Nadé un poco saliéndome de la orilla y bueno, parece que lo aguantaré bien!

Cuando iba quedando poco tiempo para empezar parece que me tranquilizo un poco. Era mi debut en el mar abierto, así que… mi objetivo era únicamente acabar, completar los 2200m rodeando los dos Castros, ver cómo me encontraba en cuanto a sensaciones y fuerza, pero sobretodo disfrutar!!
 

Ya habiendo calentado un poco antes de la salida, y con el pelotón de gorros amarillos preparados para salir a nadar parece que empiezan las dudas: ¿la boya amarilla se pasa por la izquierda o por la derecha? Genial, parece que con dejarla a la izquierda sobra…

Con un poco de retraso sobre las 4 como hora prevista, dan la salida. Yo estaba con el grupo de “los tranquilos”, sin carreras para empezar, así que adelante!! Empecé a nadar con el grupo, guiándome de los de mi alrededor. Llegamos al primer Castro un grupo de tres chicos, otra chica y yo, con un ritmo parecido de nado. Justo antes de rodearlo me doy cuenta que hay una piragua de la organización a mi lado, hácia allá!! Me señalaban con los remos, a la izquierda!! En ese momento no sabía que ellos iban a ser mis compañeros de travesía, a mi lado todo el rato para que no me fuera hasta Galicia nadando!! jajaja. Y es que mi intención de sacar la cabeza para respirar cada tres brazadas una vez hubiera calentado me fue muy difícil!! Lo que tanto había entrenado en la piscina era valioso, pero no suficiente!! Las olas eran fuertes, o por lo menos a mi me lo parecieron, y mi fuerza de brazos para avanzar con el oleaje….muy poca. Hay que entrenar la fuerza Vero!! Me dije mientras rodeaba el primer Castro.

Seguimos dos de los chicos de mi “grupito” y yo, uno a la izquierda y otro a la derecha, genial! Llegamos al segundo Castro más o menos “en línea recta”, o sea, viendo a los de la piragua a mi lado, pero sin acercarse. Yo había pensado que este tramo sería el más difícil por eso de ir a contracorriente, pero otra vez equivocada…se me hizo mucho más fácil, e incluso adelanté a dos chicas antes de llegar a rodear el segundo Castro. Así que otra vez a luchar contra las olas para poder cambiar de dirección!! Con mis amigos de la piragua a mi vera conseguí dar la vuelta. Ya estaba en la recta final, una supuesta línea recta que va desde el segundo Castro hasta la orilla de Meta. Conseguí divisar bien mi referencia de llegada, el arco de Meta azul y amarillo se veía perfectamente, lo difícil era conseguir mantenerse en esa línea. Cada vez que levantaba la cabeza (y esto era cada 5-6 brazadas) estaba en un sitio distinto! Esto me recordó a las batallas míticas de humanos contra los dioses, pues allí estábamos, luchando contra Zeus y las olas, para llegar a la costa… Aunque suene peliculero es exactamente lo que pensé, jajaja. Más o menos a la mitad de distancia a Meta logré seguir “recto”, alcancé a uno de los chicos de mi “grupito” y me propuse pasarle. Desde ahí empezó mi sprint, a unos 350 m, y ví otro gorro amarillo que podía dar alcance. Justo antes de entrar en Meta deje atrás al chico y llegamos a la vez otra chica y yo (conseguí pillarla…jajaja) y al salir del agua, un poco mareadas, empecé a correr y la chica se tropezó, así que había ganado un puesto.

De entre los 114 que nadamos la travesía llegué la 92, con un tiempo de 59,48 minutos (fuí la 19 de las 26 chicas). Un puesto triste pero sin duda estaba contenta de haberlo hecho. Ahora me he dado cuenta que la fuerza también es importante, además de la técnica hay que entrenarla bastante. Pero por lo demás estoy orgullosa, no tuve ningún mareo, ni calambres ni ninguna molestia física, además me di cuenta en la llegada que podría haber “apretado”  un poco más (y que me tenía que haber puesto más crema protectora solar, volví rosita para León). Así que a planear la siguiente, entrenar duro, coger fuerzas y adelante.

Sobretodo quiero dar las gracias a Marcos por estar ahí a mi lado, aguantando mis nervios (que son muuuuchos!) tanto antes como después de nadar;  a mi hermana Miner y a mis amigos (leoneses y riojanos) pues les ha tocado oir mi chapa sobre la dichosa travesía durante meses; a los Tortugas por su apoyo tan necesario, en especial a Oscar y Eugenia, qué tranquilidad me dieron antes y después de la travesía…!!! y en general a todos los que me han animado todo este tiempo para que saliera genial mi primera aventurilla en el mar de Celorio.

Fdo. Vero