UA-51285685-1 Equipo leonés de Trail Running : TORTUGAS TRAIL LEÓN: Nadar en aguas abiertas I – Los 10 “miedos”

jueves, 24 de julio de 2014

Nadar en aguas abiertas I – Los 10 “miedos”

Artículo extraído de http://www.deporteyresistencia.com/nadar-en-aguas-abiertas-i-los-10-miedos/


miedo2
¿Miedo yo?
  Todo el mundo siente un poco de “miedo” al enfrentarse por primera vez a una competición en la que tenga que ponerse a nadar en el mar, pantano o rio. No es fácil saber que en los próximos 15, 30 o 90 minutos no vas a poder parar de flotar, porque, si lo haces, van a tener que venir a recogerte y, lo que es aún peor para algunos, no vas a poder terminar la prueba.
  Como en todo, siempre hay una primera vez, y esa primera vez implica unos “miedos” que son perfectamente entendibles a nivel psicológico, pero que muchas veces no lo son a nivel práctico. De hecho, se producen más muertes en cualquier otro deporte y por cualquier otra causa que por ahogamiento en el Triatlón.
  En este primer artículo, vamos a tratar de desmitificar un poco este segmento y de dar respuesta a todos esos “terrores” que nos pueden surgir antes, durante y, cómo no, después de salir del agua.
ANTES
salidaChicasMiedo 1: “¿Estará fría el agua?”
  Desengáñate. Sí que lo va a estar y, a no ser que estés haciendo el “Norseman” da gracias de que sea así. Por muy “buena” que esté, piensa que tu cuerpo está alrededor de los 36º, así que sí, indudablemente la vas a notar fría. Como todo, tiene remedio. Haz ejercicios de calentamiento fuera, echa unas carreras haciendo amagos de entrar y salir del agua de manera que te salpiques y vayas acostumbrando tu cuerpo. También puedes meterte a nadar un poco antes de comenzar. Como consuelo, piensa que si el agua estuviera muy caliente tendrías una pérdida de electrolitos mayor debido al sudor, lo cual te pasaría factura más adelante.
Miedo 2: “¡Madre, qué grande es esto que no veo el final!”

  Inevitablemente, nadar en aguas abiertas supone… pues eso, nadar en aguas abiertas. La única solución es fijarte en un punto cercano, como una boya, y tratar de dibujar en tu cabeza el trayecto que tienes que realizar. Dividirlo por partes te ayudará a afrontarlo. De todas formas, una vez que te eches a nadar vas a estar tan “arropado” por la gente que lo de “nadar en aguas abiertas” te va a parecer una broma (y, a la tercera patada, algo deseable).
Miedo 3: “¿Y si no aguanto?”
  ¿Después de todos los entrenamientos que has hecho te planteas eso? Si has sido capaz de nadar en piscina COMO MÍNIMO un tercio más de los metros de la prueba, puedes hacerlo perfectamente. Si, por lo que sea, no eres capaz, no te preocupes. Siempre hay una lancha de salvamento que te recogerá.
DURANTE
Miedo 4: “¡No puedo respirar! ¡Tengo a todo el mundo encima!”Hombre nadando
  Entonces o has tenido muy mala suerte, o te has colocado demasiado adelante. Calma. Trata de seguir los pies del que tienes delante o vete separándote hacia uno de los lados. Si te ha entrado agua en las gafas y no sabes dónde estás, tampoco tengas problema. Puede que no veas, pero te han protegido de algún golpe. Ya la sacarás más adelante.
Miedo 5: “Dios mío, ¿haré pie aquí?”
  La respuesta, normalmente, es NO, y no se te ocurra pararte a probar como hizo alguno de los redactores (experiencia que podéis ver aquí). Lo primero es que romperás el ritmo y lo segundo es que tal vez te entre el pánico. En lugar de preguntarte eso, lo que tienes que hacer es pensar “dentro de poco haré pie, cuando llegue a la orilla. Ahora voy nadando.”
Miedo 6: “¿Y si me pierdo?”
  Si piensas eso, probablemente no te vas a perder. Todos pecamos de prudentes, y más cuando tenemos dudas. Levanta la cabeza de vez en cuando para localizar la boya a la que tienes que llegar y si te ves nadando solo, sin nadie alrededor ni delante, sospecha. Tal vez sea mejor parar un momento para reubicarse.
Miedo 7: “¿Y si se me sube el gemelo?”
  Tranquilidad, es doloroso, pero no mata a nadie. Te incorporas un poco o sigues nadando y contraes el músculo tibial (el que está encima de la espinilla) y llevando los dedos del pie hacia la cabeza hasta que el gemelo se relaje. Lo que hay que intentar después es no cargar tanto de piernas e hidratarse bien al salir del agua.
DESPUÉS
Miedo 8: “¿Me va a pasar factura esto para el resto de la prueba?”
  Sí, pero no tanto como tú te piensas. Por suerte para los triatletas, los músculos implicados en la natación (brazos) son los que menos se utilizan para las pruebas siguientes. Lo que sí que puede pasar factura es el desgaste de energía y de líquidos, así que ya sabes… a comer y beber.
Miedo 9: “¿Seré capaz de hacer esto otra vez?”
  Desde luego. Si lo has hecho una, en la siguiente lo harás mejor porque estarás más relajado. Seguro que no tienes que enfrentarte a tantos y tantos miedos.
  Miedo 10: “¿……..?”
Como habréis podido observar, nos falta un miedo: el propio y específico de cada uno, ese que no confiesas o que está ahí, oculto…
¿TE ATREVES A PONERLO DEBAJO?

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