Es casi imposible, estar en
Madrid, ser corredor, tener el Bernabeu a unos pasos y no lanzarse a correr
esta prueba que empieza a ser un clásico del atletismo dentro y fuera de la
capital de España.
La mezcla de una connotación futbolera, como es la
rivalidad Real Madrid VS Atlético de Madrid (y viceversa) y una prueba de un 10.000; da como resultado la asombrosa capacidad de
convocar, así, sin darse mucha importancia, a 11.000 almas corredoras (con
dorsal), otros cientos (sin dorsal) y un contingente enorme de acompañantes y
familiares para arroparnos y apoyarnos hasta el último metro desde horas
intempestivas de un festivo.
Son poco más de las ocho de la
mañana de un domingo frío y despejado, a
pesar del mal tiempo del día anterior con lluvia y viento. El cielo de Madrid
presenta un azul intenso aunque los termómetros a penas marcan 8 grados, lo
cual va a permitir que la carrera luzca
en todo su esplendor con una marea de camisetas blancas y rojiblancas.
A medida que me acerco al punto
de salida, el fondo sur del Estadio Santiago Bernabeu, desde calles
prácticamente desiertas, ya se siente el rumor a varios cientos de metros, de
una multitud enorme de gente; y en ese momento te das cuenta de que ya estas
compartiendo el mismo sentimiento de ilusión, deporte y motivación con un
montón de desconocidos movidos por una o por miles de causas que conectan con
las tuyas a pesar de ser todos diferentes.
Nosotros nos hemos levantado con
un objetivo por un lado y un desafío por otro, el objetivo es demostrar que
somos más rápidos que el metro de Madrid en cubrir el trayecto de Bernabeu a
Calderón, que va a realizar el “equipo de apoyo”; y el desafío está en que si
no lo logramos, nos toca pagar el chocolate con porras que nos espera a la
llegada, al más puro estilo madrileño.
No hay cajones de salida por
tiempos, lo cual nos supone entrar como buenamente podemos a través de uno de
los accesos para colocarnos con unos 3000 corredores por delante de nosotros.
Esto va a implicar que hasta que no cubramos el primer kilómetro prácticamente,
Castellana abajo, no vamos a poder alcanzar velocidad de crucero.
La salida es ordenada y
respetuosa, el ambiente es perfecto y los gestos de cortesía son continuos y de
agradecer cuando ves una estampida de corredores intentando buscar su ritmo y
su sitio en carrera.
La bajada de Castellana hasta
Plaza de Neptuno implica casi 6 kilómetros en línea recta, que para los dos
depredadores de asfalto que llevo conmigo es perfecta , llevándome con la lengua
fuera por debajo de 4 minutos. La cosa cambia en Neptuno, cuando enfocamos la
subida por la Carrera de San Jerónimo, más conocida dicha calle por acoger el
congreso de nuestros queridos diputados. Como si de un efecto magnético se
tratara, el ritmo de carrera de todos los corredores se ralentiza no sólo por
la subida, sino porque empieza a surgir un rugido dirigido hacia el congreso,
de todo tipo de improperios, lindezas y calificativos “cariñosos” por parte de
todos los corredores que hicieron temblar a los mismísimos dos guardias que
protegían el “cortijo” y que con una sonrisa cómplice a nuestro paso, se
notaban dos cosas: que estaban de acuerdo en los calificativos y que les
gustaba el running y probablemente fueran runeros....
Anécdota política a parte, el
trazado transcurre camino de la puerta del Sol, calle Mayor, etc... hasta
llegar al puente de Segovia, donde empezamos a pisar territorio “indio” y se
nota a partir de estas últimas calles, como la afición del Atlético es única,
animando con banderas del equipo a los corredores a su paso como si del
mismísimo primer equipo se tratara.
Al llegar a la plaza Elíptica (al
lado de Madrid Rio), entramos en el último kilómetro hacia el estadio Vicente
Calderón, en subida, lo cual nos hace bajar el ritmo acelerado que llevábamos,
cosa que yo agradecí, y empezar a tirar de fuerza para remontar las dos últimas
rampas tras las cuales nos esperaba el ansiado arco de meta.
La organización de carrera,
perfecta, tanto en salida , en el avituallamiento como en meta, con un trabajo
digno de mencionar por parte de la
policía local de Madrid , servicios de limpieza , etc...con una
profesionalidad, un trato y un despliegue, a pesar de la enorme multitud,
ejemplar.
Hemos logrado el reto; somos más
rápidos que el metro, incluso dando un rodeo para cubrir los 10K., y además el
desayuno ha sido ganado por partida doble
y merecido.
En mi retina, después de la
carrera, ha quedado una imagen, la de un hijo corriendo al lado de su padre
ciego al que iba guiando y cada uno llevando la camiseta de un equipo distinto,
juntos ante el mismo objetivo y unidos por la misma fuerza.
AÚPA!!
Qué grande
es este deporte!
por Juanjo
(NOTA DEL EDITOR: Juanjo, se te olvida decir que este año ha sido la afición del Atleti la que ha ganado, Aúpa Atleti!!)
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