(2ª parte)
Despues de la primera parte del viaje, mi siguiente destino fue Chicago, una ciudad realmente bonita y sorprendente, la tercera más grande de EEUU. Es una ciudad a orillas del lago Michigan, llena de rascacielos a ambos lados del rio Chicago y en la propia orilla del lago, con un skyline espectacular y unas vistas impresionantes. Una de las actividades que cualquier visitante no se puede perder es un paseo en barco por el lago o por el rio, desde los que se admira la espectacular arquitectura de sus rascacielos. Muchas son las zonas por las que correr allí, como el Millenium Park o el Grant Park, pero mi lugar preferido esos días fue el paseo en la orilla del lago hasta North Avenue Beach, una curiosa playa rodeada de enormes rascacielos. Se trata de un gran paseo marítimo con un ambiente deportivo impresionante, un montón de gente corriendo, haciendo bici y nadando al borde del lago, un lugar ideal para entrenar un triatlón si como en mi caso te da bastante yuyu nadar en aguas abiertas, puesto que tienes varios kilómetros al lado de la orilla donde no cubre demasiado, pero sí lo suficiente para nadar y al lado de la orilla. También aquí me cuesta un triunfo aguantar una hora corriendo a causa del calor y la humedad, lo que es curioso, puesto que Chicago tiene fama de ser una de las ciudades más frías de Estados Unidos.
Después
de una auténtica paliza de coche (unas 31 horas en tres días), incluidas unas
300 millas por la famosa ruta 66 y un fugaz paso por Texas en donde no pude
correr más que en el gimnasio del hotel, mi siguiente etapa fue en Saint Louis.
Ciudad deportiva por excelencia, sede de varios equipos profesionales de
diferentes deportes, béisbol, futbol americano y hockey. El más importante de
los cuales, sin duda, son los Saint Louis Cardinals, uno de los equipos de béisbol
más antiguos y con mejor palmarés de los EEUU. San Louis es una ciudad a
orillas del Mississippi desde la que partían hacia el oeste los colonos que
llegaban a EEUU a través de los grandes puertos marítimos de la costa este,
principalmente en el norte del país. Por ese motivo es también conocida como “la
Puerta del Oeste”. En honor a este pasado construyeron uno de sus más famosos
monumentos, el Gateway Arch, un enorme arco al que se puede subir por un
funicular interior y desde el que hay unas bonitas vistas de la ciudad y del
rio Mississippi y desde el que se ve la inmensidad de la llanura. A sus pies y
a orillas del Mississippi estuve corriendo un día. Toda una experiencia por lo que
significa el rio y por ser un lugar cargado de historia. El calor y la humedad
allí siguen siendo asfixiantes.
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