Crónicas de una tortuga en EEUU (1ª parte)
De hoy en adelante, los 4 viernes de este mes, Víctor nos relatará sus aventuras y desventuras por tierras estadounidenses.
Soy de los
que suelen aprovechar las oportunidades que se me presentan y en esta ocasión no
podía ser diferente. Se trataba de un viaje de trabajo 6 semanas por Estados
Unidos, a las que yo aumenté una más de vacaciones. Así que me presenté en el
aeropuerto con la maleta llena de ilusiones y ganas de aprovechar a tope.
Tampoco podían faltar las zapatillas de correr,
que siempre están en todas mis maletas y en esta ocasión también me
llevé mi “caparazón” de tortuga para pasear los colores del club por allí.
Estados Unidos es un país que respira running por los cuatro costados, por lo
tanto uno de los objetivos de mi viaje al margen del trabajo era el de conocer
el medio oeste americano a base de zancadas.
Pasé por once estados,
aunque por diferentes motivos no pude correr por las calles de todos ellos y en
muchas ocasiones me tuve que conformar con correr en los gimnasios de los
hoteles. Allí la mayoría de los hoteles tienen unos gimnasios bastante bien
equipados y llama la atención que están abiertos las 24 horas del día o abren a
partir de las 5:00 de la mañana. Se nota que el deporte y el cuidado de la
salud tienen una gran importancia para un porcentaje importante de la población
americana porque si bajas a entrenar entre las 5:00 y las 6:00 están llenos de
gente practicando deporte.
Sí que pude
correr por pequeñas ciudades como Ames y Iowa, donde ya he estado en varias
ocasiones y me siento casi como en casa. También corrí por Saint Paul,
Minnesota; Sioux Falls, South Dakota, y otras no tan pequeñas como Kansas City,
Missoury; Chicago, Illinois; Saint Louis, Missouri y por supuesto Nueva York,
punto final de mi aventura americana.
El medio
oeste, es la zona de las grandes llanuras americanas, pobladas en tiempos con enormes
rebaños de bisontes y pueblos indígenas nómadas que vivían en perfecta sintonía
con el medio antes de la colonización. Hoy convertido en una gran extensión eminentemente
agrícola y ganadera era el objetivo de mi viaje. Después de un breve paso por Ames,
Iowa, sede de una de las facultades de Veterinaria más prestigiosas de EEUU, mi
primer gran destino fue Kansas City una gran ciudad que me sorprendió por varios
motivos, sobre todo por la oportunidad de correr a los pies de La Giralda –nada
menos-, en un centro comercial abierto que es como un barrio entero hecho
copiando las calles de Sevilla, incluida una réplica del famoso monumento. Las
primeras semanas, en pleno verano, el calor fue una constante y la humedad asfixiante
por lo que correr más de 50 minutos era todo un logro a pesar de llevar mi
cinturón de hidratación. Pasé en Kansas City una semana entera, incluído el fin de semana
en el que aprovecho pasa asistir a uno de los espectáculos con más sabor
puramente americano, un partido de fútbol americano.
(continuará)
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