Circular en León un sábado de carnavales a las 6 de la mañana tiene algo de surrealista. Multitud de jóvenes ataviados con sus disfraces deambulan por el centro al amparo de la poca noche que les queda. Probablemente, desde su perspectiva, es también surrealista que un chalado esté en Santo Domingo esperando vestido de montaña a que otro par de correligionarios le vayan a buscar para irse a correr un "Trail" de 32 km. A lo mejor por aquello de que todas las cosas que se salen un poco de lo normal en esta vida, tienden a ser vistas por los demás como algo "raro".
Tal vez por eso también la probabilidad de lluvia que amenazaba la carrera estaba erosionando la férrea voluntad de algunos participantes, que incluso decidían no presentarse. Comentario del estilo a "hay mucho agua", "me han dicho que hace falta canoa", "va a llover seguro", pueden activar el mecanismo del atávico principio de conservación de la energía de las personas y provocan ese temor que a unos les hace retirarse, pero a otros les genera adrenalina. Y es precisamente este segundo, el efecto que provoca en las Tortugas. Ninguna se echó para atrás y así nos juntamos en el coche Eugenia, David y un servidor, acompañados de nuestro amigo Rubén. En nuestro destino nos esperaban Pedrito, Calili y Juanjo, que hacía el proceso de selección para Tortuga con esta carrera. Tal y como se verá más adelante, lo superó con creces.
Llegados a Balboa, David y un servidor lo vimos muy claro: para enfrentar la prueba con garantías necesitábamos bajar entre 300 gramos (yo) y 500 gramos (David), así que en un descuido de la dueña del bar en la entrega de dorsales, nos acercamos a los baños del bar (David al de chicas, yo al de chicos) e hicimos el correspondiente sacrificio pre-carrera. Estas cosas tienen poco glamour, pero no veas lo necesarias que son...
Recogidos los dorsales, hicimos la piña correspondiente en la que se dieron las directrices de carrera y la más importante de todas era apoyar a Eugenia para que lograra su reto de acabar los 32 km. Pedrito, Calili y Juanjo se postularon para esa tarea, haciendo gala de ese espíritu de EQUIPO que ante todo es este CLUB. David y un servidor a hacer lo que pudiéramos...
Hechos los deberes, arranca la carrera. Y la lluvia, que al principio no se presentó, si habia dejado la huella de su presencia los días anteriores. Un paisaje verde, húmedo, envuelto en una niebla ligera era el escenario de la carrera. Los caminos embarrados discurrían entre robles, castaños, acebos, hayas... y dejaban ver y escuchar los numerosos regatos que jalonan ese valle. Aunque uno se concentra en la carrera, tiene tanta fuerza que levantar la vista es suficiente para disfrutar. A veces los ríos que cruzaban el camino desbordaban su cauce y era entonces cuando te tocaba correr por el río unos metros, con el agua helada por la rodilla y aunque estás solo, te sientes grande, porque estás haciendo algo especial.
A medida que la carrera avanzaba hacía acto de presencia la lluvia que caía de forma muy suave y que a veces era empujada por el viento azotando la cara en las partes más altas de la carrera.
A medida que la carrera avanzaba hacía acto de presencia la lluvia que caía de forma muy suave y que a veces era empujada por el viento azotando la cara en las partes más altas de la carrera.
Doy fé de que la prueba era dura... durísima. En cada paso complicado me acordaba de mis compañeros y pensaba en cómo irían. Subidas muy pronunciadas y muy largas, con el firme resbaladizo. Bajadas muy verticales con un barro marrón que marcaba las caídas de aquellos que se enfrentaban a ellas... el agua, el barro y el paisaje, han sido la seña de identidad de la carrera.
Y siempre mis compañeros en la cabeza y cómo se encontraría Eugenia... y si la acabaría bien o mal...porque lo que estaba claro es que la iba a acabar.
Y al fin, la meta. Y Laura y Vanesa, que hacen acto de presencia y me ayudan a cubrirme del frío y el Orbayu que caía insitente. Y después el encuentro con David, y luego con mi compañero de entrenos Rubén. Y decidí no cambiarme y esperar a los verdaderos héroes de la carrera, no importaba el frío o el agua. Lo merecían.
De repente, girando la penúltima curva al fondo de la calle aparecen ellos. Casi como en las películas, casí como a cámara lenta, erguidos, concentrados, con su uniforme de Tortugas, con ese cielo plomizo testigo de su hazaña enmarcando el sufrimiento de sus rostros. El barro y el agua como restos de la dureza de su hazaña, impregnando su piel y su ropa. Y gritamos "TORTUGASSSSS!!!!""" y vamos a por ellos para acompañarles en su entrada triunfal, todos a una. Al paso de Eugenia mi amigo Rubén y yo, y Eugenia que dice que no llega, que no puede... y nosostros que claro que puede... y luego: "tengo que entrar con ellos..."... lo repite... "tengo que entrar con ellos..." y se para y mira hacia atrás. "No te pares...es ahí a la derecha..."Y allí Carlos, Pedro y Juanjo... llegan
a su altura. Giran la última curva y enfocan la bajada hacia la meta. Y así todos los Tortugas, juntos, a una, los que han terminado y los que lo van a hacer, corren hacia la meta, ante la sin duda envidiosa mirada de todos los participantes de la prueba y el público que allí había. Carlos tira la camiseta al aire y todo es euforia. Abrazos. Lo habíamos conseguido. Y lo habíamos hecho juntos. Y eso era lo verdaderamente importante. Hay un video de la llegada que lo dice todo...
a su altura. Giran la última curva y enfocan la bajada hacia la meta. Y así todos los Tortugas, juntos, a una, los que han terminado y los que lo van a hacer, corren hacia la meta, ante la sin duda envidiosa mirada de todos los participantes de la prueba y el público que allí había. Carlos tira la camiseta al aire y todo es euforia. Abrazos. Lo habíamos conseguido. Y lo habíamos hecho juntos. Y eso era lo verdaderamente importante. Hay un video de la llegada que lo dice todo...
Y el resultado: Eugenia segunda del Trail. No se puede estar más orgulloso!!! Un podium con la mismísima Raquel Maestre. Y no importa lo demás, porque a la carrera hay que ir, sufrir y acabarla. Y Eugenia lo hizo de forma magistral con el apoyo de todos los compañeros.
La organización, con el amigo Chuso a la cabeza, había preparado unas duchas en un albergue. Y luego la paella, a la que las Tortugas no fueron porque decidimos comer tranquilos en un restaurante... pero a lo que si que fuimos fue a la entrega de medallas.
Así que en el trail lluvió... y qué? Mejor. Todo esto fué posible, a lo mejor, gracias a la lluvia.
Todas nuestras Fotos del TRAIL DE BALBOA
Puedes consultar las clasificaciones AQUÍ
J. Oscar Sarmiento
GO TORTUGAS GO!
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