Un nuevo evento, nueva prueba y sensaciones desconocidas, pero es una de esas proposiciones que te hacen, a la que no puedes decir no.
Empecemos por partes, ¿qué es la Spartan Race?. La Spartan Race es una carrera de obstáculos, iniciada por las Fuerzas Armadas de EEUU, que abaratando costes e inventando un tipo de gimnasio el cual ya hacia cualquier recluta en tiempos de la “mili” pista americana arriba y abajo, han creado el tan de moda crossFit.
Muros, cuerdas, flexiones, saltos… podríamos denominarlo el auténtico gimnasio low cost, todo ello combinado con una buena puesta en escena, gente muy mazada y con ganas de pasárselo bien.
La prueba, puede realizarse en 3 distancias, sprint, super y beast, que van de los 5 km y 10 obstáculos, de la más corta, a los 20 km y 30 obstáculos de la larga. ¿Qué te puede pasar si no superas uno? fácil, penalizas con 30 burpees, tierra inclinada, flexión, te pones de pie, salto, y tierra inclinada, no se los millones de burpees que pude hacer hace más de 15 años con un sargento de la "old school” en mi CFOR para ingresar en las Fuerzas Armadas. Juré que no volvería a hacer uno, bueno, pues como agravante, los hice un domingo, pagando y con una sonrisa en la boca…
Con la experiencia de Super Marcos, y dejándome llevar por 3 buenos camaradas, nos plantamos en la Super de Madrid. La verdad que la infraestructura es impactante, un poco comparándolo al mundo del tri, una prueba de series ITU o franquicia Ironman. Muchísimo marketing, cartelería, disfraces, puesta en escena, y muchísimo mazas. En esta prueba, honrando a la memoria de los 300 espartanos que dieron su vida por Grecia en las Termópilas, hay que lucir pectoral, barba cual Leónidas, y estar un poco flipado gritando el AU AU AU cada vez que das 4 patadas monte arriba, monte abajo, pero que voy a decir yo de esto, cuando en mi equipo de balonmano era nuestro grito de guerra. Cuanto me hubiera gustado compartir la carrera con mis Hecasianos… se iban a cagar cuando Santi lanzara a los 4 vientos ese grito que tanto significaba para nosotros, y acto seguido después de desgañitarnos, nos liaramos a golpes cabezazos y caras de mala ostia.
Independientemente de la flipadera y evitando caer en melancolías, hice caso de los consejos de Super Marcos y correría con camiseta para evitar rozaduras y ya “ si al final te vienes arriba, te la quitas”, así fue.
En un principio, iba a correr con una camiseta vieja, pero al final decidí coger la primera camiseta de las Tortugas, mi equipo, el que fundé, por el que mucho he trabajado, y el cual por causas del destino, acabé presidiendo y el cual dejaré de presidir en el día de hoy. Llamadme romántico, pero en esa camiseta, había mucho espíritu, muchos buenos momentos y grandes ilusiones, por lo cual sería la última vez que la pusiera y cerrar así un ciclo.
Como decía anteriormente, llego a la prueba con 3 buenos camaradas, y con la premisa de trabajar en equipo, sabemos que superaremos la prueba. En la grada, mi mejor amigo, mi hermano, y aunque con la falta de mis chicas, no me iba a faltar apoyo.
Después de un calentamiento y motivación por parte de un Speaker el cual nos metería en película, allí salimos a las 11:00 puntuales, muro de madera alto, por arriba, otro por abajo, el 3º por arriba y mini piscina, salto y empapados, y una carrera no es carrera, si no estas mojado, o hay una buena cuesta, ¿que la organizaban los de Interval? Empapados, y a subir!
Poco a poco vamos superando obstáculos y comiendo kilómetros, cargar sacos, troncos, equilibrio, memoria, alambradas, muros… y entre obstáculo y obstáculo, una buena carrera dominical tipo Trascandamia pero en modo secarral, con grandes frases, como cuando un corredor invitó a “uno de los nuestros” a correr más con el, y este, muy educadamente, declinó la invitación con un “ espero por mi equipo”, y es que aquí no se puede dejar a nadie atrás. Los avituallamientos, bastante flojos, un mini vaso de agua, no hablamos de más, ni de sólidos, ni de sales, ni de glucosas… alucino que en una prueba la cual cobra casi 90 € de inscripción, que no tengan unos plátanos y un poco de Isostar… Ya que, había mucho músculo, pero poca experiencia en el mundo del trail running en la gran mayoría de los participantes por los comentarios y quejas que se escuchaban en carrera…¡aquí no se puede correr! ¡esto es horrible! si traen a alguno a subir Villalfeide, la “anibalada” o algún cortafuegos de la peña del tren, llaman al GREIM, 112, UME y demás servicios de emergencia…
Pasadas 2 horas y tras un susto por parte del hombro de uno de nuestros Espartanos, llegamos a la zona del auditorio donde trascurrían las últimas pruebas y así el público podía acompañar a los guerreros y disfrutar un poco de la estoica solana con la que les estaba deleitando el azul cielo madrileño.
Con el apoyo de familiares, parejas y amigos, cargamos más de 200 escaleras con un saco de 20 kg, lanzamos una jabalina pensando en clavarla en la barriga de alguno, trepamos por una escala de barcos, reptamos entre fango y barro extremo, y terminamos saltando una barrera de troncos en llamas, en los cuales si nos hubieran dejado meter unos choricines del Reino en un poco de papel albal…
Con la satisfacción del deber cumplido, nueva experiencia, divertida y con ganas de intentar ganar la Trifecta, pero eso es otro cantar os lo explicaré más adelante,
Enorme trabajo de equipo, de Alex, Adri y Jose, de nuestra gente apoyándonos más de 3 horas, y gracias Tortugas por lo que me habéis dado, espero habéroslo devuelto, al menos lo he intentado.
HECASIANOS CUAL ES VUESTRO OFICIO??? GO GO GO
Fdo. Calili
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