Esta vez serían dos carreras: Mónica que haría la distancia de 5 km y yo la de 10 km. Es una carrera que me trae muy buenos recuerdos ya que el año pasado allí conocí a Mariano Rodríguez Sánchez que me ayudó a terminar la carrera a muy buen tiempo. ¡¡GRACIAS!!
Decidimos que Mónica correría la corta para ver que tal los entrenos y yo volvería a la larga ya que la corta se me queda corta, jajajajaja. También este año vendría mi cuñado Iván con su guía Javier Gaiteiro y que le achucharía en la distancia larga. Su meta era bajar de la hora y así fue, lo lograron en 59 minutos y 33 segundos, por poco pero lo consiguieron. ¡¡Enhorabuena chicos!!
Como mola ver gente conocida en estas carreras. Creo que es insuperable la emoción de hablar con unos y con otros y retomar vivencias de hace mil años. No quiero olvidar desde aquí la sensación tan especial al encontrar en la línea de salida a Anselmo, uno de los primeros Bikers del grupo Sueño Deportivo al cual yo tuve la suerte de pertenecer y de ser un fundador al igual que Dani Maqueda que creo que hizo un pacto con el diablo y le conserva con el paso de los años como si fuera un yogurín sin caducar, jajajaja. ¡Qué grandes son! Y como no, nos hicimos unas fotos para recordar.
¿Táctica? Pues en este caso saldríamos todos juntos, los de la corta de 5 km sería una vuelta y los de 10 km haríamos dos vueltas. Iván y Javi saldrían por atrás e intentarían bajar de la hora y con mucho cuidado con la gente y los bordillos. Mónica intentaría aguantar mi primera vuelta y poder entrar en menos de 25 minutos, o sea a 5 minutos el kilómetro. Y luego yo iría a 4:35. Esa era mi meta perooooooooooooooo la salida súper agolpada de gente que no debería de estar en esas posiciones adelante que hace que se haga un muro y tengas que esforzarte más en pasarle por donde fuera, con el consiguiente desgaste físico en los primeros metros. Una verdadera pena y eso que intentamos salir por la parte de adelante ya que éramos entre las dos distancias unos 1200 corredores.
Salgo a coger posición y en los primeros metros veo a Mónica, pero voy a mi carrera. En mi mente la tengo todo el tiempo presente y no dejo de mirar para atrás en cada curva para verla. En este caso ella va volando sola, sin mí… y sin reloj, jajajaja, se le olvidó en casa así que tendrá que ir corriendo por sensaciones. En uno de los giros veo que está a unos 20 metros por detrás de mí y la animo con un grito: “Vamos Churriiiiiiii”. Veo que sonríe y al poco oigo una voz detrás de ella que dice: “¡¡Tortugassssssss!!” jajajajaja. Es mi amigo Mariano que en todo el calentamiento y en la salida no pude verle, pero viene como alma que lleva el diablo, ufffffff. No me amilano y lo doy todo en la primera vuelta a un ritmo rápido marcado para mí pero que veo que es muy rápido. Estamos llegando a la recta de meta y ya voy pensando en donde andará Mónica y en qué tiempo llevará. En esto que oigo una voz que me saluda: “Hola Aitor”. Es Mariano que ha dado conmigo antes de lo que yo hubiera querido, pero es que el tío está como un titán. Me pregunta que tal por Almería en la Ultra pero no puedo ni contestarle, jajajaja. Me acuerdo de Moni que me dice que cuando ella va al máximo esfuerzo no puede ni hablar y la verdad es que así me encuentro yo ahora mismo, ufffff. Así que le digo que luego, en meta, le cuento todo lo que quiera, jajajaja.
Lleva un ritmo mejor que el mío y me dice que me pegue a él. Lo intento y me cuesta pero yo se que él baja el ritmo (gracias). Es una recta larga y le aguanto. Nos quedan un poco más de 4 kilómetros. Giramos y es un poco de bajada. Sigo con él y oigo bufidos en mi espalda desde hace bastantes metros. Es una chica que se llama Susana que por cierto no la conocemos de nada pero que nos dice que se pega a nosotros porque es un buen ritmo e igual al suyo. En eso que pienso, ufffff, estos dos me matan y así sería casi casi, jajajaja.
Van pasando los metros y voy en mis tiempos pero ya noto las piernas cansadas y todavía queda una subida y la larrrrrrrrrrrrrrga recta de meta. En eso que intento descansar mi cuerpo y mente unos segundos…oh, no! ¡Por diosssss! Me doy cuenta de que se me han ido unos metros… inalcanzables en lo que me quedaba de carrera. Madre mía que esfuerzo para este cuerpecito. No me vengo abajo y quiero cogerlos: “solo son 12 metros” pienso, pero llega el puente y la subida por las calles y eso hace que se me despeguen unos metros más… cachissssss, no les pillo pero les veo.
Llega la recta de meta y con la niebla tan densa que hay no llego a ver los arcos de meta pero sí a Mariano y a esa chica llamada Susana, jajajaja. Aprieto, aprieto y ellos no se acercan, ¡¡pero que paaaaaaaaasa!! En eso que veo que un sanitario para a un señor delante de mí y le dice algo al oído y se abrazan llorando. Algo ha pasado. Pero yo tiro a meta raudo y veloz, puesto que no veo nada en lo que yo pueda ayudar (más tarde nos enteraríamos que una muchacha que iba con su padre, había sufrido una parada cardio-respiratoria, pero afortunadamente se pudo recuperar y la llevaron al hospital). En eso que se ve a lo lejos el arco y el ruido de la megafonía y como no, el de Mónica dándome voces de ánimo. Tomaaaaaaaaa… Entro en un tiempo de 45 minutos y 53 segundos, lo que significa que he corrido muy, muy bien, a un ritmo de 4.33 así que mi reto lo he podido superar pero por muy pocos segundos. Agotado y súper contento pero sin poder coger a Mariano que ha entrado a escasos 5 metros delante de mí.
Unos abrazos muy acogedores y a coger el caldito que viene de maravilla y sobre todo preguntar a Moni que tal su carrera y veo que muy bien ya que la tía va mejorando y ha echo un tiempo de 25 minutos y 5 segundos, 5ª fémina de su carrera y un puesto 79 de la general, y eso que en la distancia corta había 300 corredores, vamos una jabata. Pero todavía no ha terminado todo ya que falta mi cuñado y su guía Javi. Me pongo la sudadera tortuguil y voy deshaciendo el recorrido para ir a su encuentro animándole. A lo lejos les veo y les animo hasta que entran en línea de meta muy deshecho del esfuerzo. ¡¡Pero qué tío más grande es, jolín!!
Un día de maravilla para casi casi terminar el año, con un reencuentro que me haría que pensar, ufffff, grandes amigos que no quiero olvidar y que quiero inmortalizar en mi crónica con mis palabras por orden de encuentro: Depa, Cristian, Dani, Anselmo, Mariano y Cavia (seguro que alguno se me olvida, lo siento) y muy especialmente a Javi el guía de mi cuñado, a Iván por su fuerza y a mi Churri por volar sola y de qué manera más buena. Estoy muy orgulloso de ti. ¡¡MIL BESOS!!
Muy buena la crónica. Un placer conoceros.Nos vemos por el monte.un abrazo
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