Después de algo más de un mes siguen en mi mente un gran cúmulo de recuerdos y sensaciones vividas en esta carrera, y lo mejor de todo es que creo que permanecerán en mi cabeza para toda la vida, sin duda momentos inolvidables….
El Ultra-Trail de Mont-Blanc (denominado también UTMB) es una ultramaratón de montaña. Tiene lugar una vez al año en los Alpes, atravesando Francia, Italia y Suiza. Con una distancia de unos 172 km y un desnivel positivo de unos 10.000 metros, se la considera la carrera a pie de Trail running más prestigiosa del mundo. Es una de las carreras más numerosas, con alrededor de 2.500 participantes. Ahí es nada, una breve presentación para que os hagáis una idea de esta inigualable competición…
En este caso nosotros, es decir Jose, Carlos y yo nos decantamos por la OCC que es la modalidad en la que se recorren 57 km, con un desnivel positivo de 3500 metros (que para algunos será poco pero para los mortales ya es bastante), saliendo de Orsieres, en Suiza, y terminando en Chamonix, Francia.
3 años esperando para poder correr esta gran carrera: es necesario acumular puntos en carreras buenas y después tener la suerte de que te toque un sorteo o sino ganártelo a pulso siendo “veterano” en la solicitud, es decir que al tercer año te toca si o si…Total, estamos inscritos en la UTMB, ufff que ilusión y temor al mismo tiempo porque me asaltan las dudas de si estaré a la altura de las circunstancia… pero hay que probarlo.
En principio íbamos a ir cuatro Tortugas pero a nuestro compi Diego se le complicó la cosa y no pudo ir, que penita…. No es consuelo, pero que sepas que nos acordamos mucho de ti en la carrera.
Todo son ilusiones y nervios pensando en el día X y en las vacaciones que íbamos a disfrutar. Un par de meses antes, en una de las carreras más bonitas que he hecho, concretamente en el trail Minero de Langreo, resulta que me tengo que retirar por un esguince en el tobillo por una mala pisada. Mi primer pensamiento fue: “se acabó la UTMB”, uffff que bajón. Además venía de unos dolores musculares en la espalda que me tuvieron unos meses sin poder entrenar. Conclusión: dos meses antes de la ultra, sin entrenar nada, con el tobillo sin estar bien y malas sensaciones. Estuve indeciso, comiéndome la cabeza y dudando si ir o dejarlo para otra ocasión, sin embargo puede que sea mi única oportunidad para vivir la experiencia así que finalmente decidí dar el paso y correr la UTMB.
Furgoneta a tope y comenzamos nuestro camino a Chamonix. Todo de un tirón se nos iba a hacer muy pesado así que decidimos pasar 15 días de vacaciones. En el trayecto vimos pueblos preciosos que te dejan con la boca abierta y te hacen retroceder hasta la edad Media… y de repente un día llegas a Chamonix, y te encuentras en OTRO MUNDO. Esas vistas a los glaciares, esa feria de corredor que nunca verás en otras carreras, esos corredores gacelas con ropa de mil colores, marcas y precios en sus cuerpos que hacen que te plantees qué narices hago tu allí, pero inmediatamente mi cabeza me dice: “ojo, que tú también te has ganado estar aquí, así que… a por ello”.
¿Pretensiones mías de carrera? Pues no muy buenas, pero ya tenía hablado con Mónica que no forzaría nada la máquina, en cuanto estuviera mal, me retiraría, eso sí, quería pasar por lo menos de Suiza a Francia corriendo, eso quería decir que unos 30 km tendría que hacer. Por el camino todo eran was entre mis compis Tortus que veníamos con diferentes planes antes de llegar a Chamonix.
Día de ir a por el dorsal: todo son besos, abrazos y comentarios entre la familia Tortuguil: Jose fue con Susana, Javier y Lucia, Carlos con Laura, Graciela y Rafa y luego Moni y yo. Además también estaban animando el cotarro Natalio y family, amigos de Jose que además hizo de chófer para llevarnos a Orsieres (Suiza), punto de salida. Parece mentira, pero aun estando a cientos de kms, nos encontramos con varias caras conocidas… ¡y que ilusión que hace!
Lo dicho, día de recoger el dorsal, Jose fue de avanzadilla y nos comentó un poco como era la cosa, así que ya íbamos sobre avisados Calili y yo. Nos toca a nosotros y sabíamos que para recoger el dorsal había que llevar todo el material obligatorio con el que ibas a hacer la carrera (que por cierto era bastante). La organización te entregaba una hoja escrita con lo que tenemos que presentar a los jueces y de repente a mi me apartan y me dicen que con la chaqueta de agua no puedo correr, que no está termo sellada. Se me debe poner cara boba fijo ufffff. Voy a ver a Calili que me deje la suya para pasar el control y luego ya veremos, jajaja. Vuelvo a pasar el control y ahora sí, todo de maravilla. Nos entregan la pulsera de carrera, el chip en la mochila, camiseta, bolsa, etc... y a posar para la foto. Que feliz me siento. Ahhhh, eso sí, hice uso de la feria del corredor y aproveché a comprar un chubasquero como dios manda para la carrera, un Raid light, ya que en cualquier avituallamiento te podían hacer algún control de material, cosa que a nosotros no nos paso.
El tiempo máximo para completar la prueba es de 14 horas y media con sus tiempos de corte intermedios y 6 avituallamientos. Por mi mala condición física, en mi mente iba a por ese tiempo y esperaba que no me echaran, pero nuestro estratega Carlos, tomando una cerveza como no podía ser de otra manera, comentó que iríamos los tres juntos, haciendo equipo. Rápidamente dije que no, que yo iría solo ya que no podía fastidiar a mis compis mejor preparados físicamente. Pero él insistió en que somos una familia, más que un equipo y que nunca se deja a nadie solo…. Jose estaba de acuerdo, así que finalmente me convencieron.
A la camita pronto ya que tocaba levantarnos a las 4:30, eso sí ya con todo preparado para no dejar nada de última hora. La salida era desde Orsieres (Suiza) y nos llevó nuestro amigo Natalio (gracias majete) en la furgo que tenían alquilada. Cafecito de rigor para quitar nervios y hablar de la estrategia a seguir en carrera. En las calles del pueblo ya se ven a los galgos de todas las nacionalidades del mundo mundial, jeje, que pasada, yo creo que nunca había visto nada igual. Abrazos, besos, saludos. Nos vamos acercando a la zona de salida cuando al girar una esquina, nos encontramos con que todavía faltaba media hora y están todos los corredores colocados, madreeeee que pasada. Vimos al lado nuestro al personaje del día con sus melenas, y … bueno no sabíamos como describirle pero no me pude resistir y las Tortugas nos hicimos una fotito con él, además iba equipado muy fashion y todo de calidad.
Salida y 57 kilómetros por delante. Me asaltan dudas de si conseguiré terminar pero en cuanto oigo el
pistoletazo inicial todo se me olvida. Empezamos con un subidón de la leche, ya que en Orsieres están todos los niños del pueblo dándote las manos y diciendo: “ale ale”… toma recarga de energía.
Para empezar como siempre una subidita suave, pero vistas preciosas de todos los corredores en grupo, como se suele decir en el ciclismo, una serpiente multicolor. Empezamos a bajar hacia el pueblo otra vez y las piernas se te van alegres, en lo que Carlos dice: “suaveeee, que queda mucho y hay que reservar”. Le hago caso y voy echando el freno Madaleno, jajaja. Primeros gritos de ánimo de las Tortugas animadoras, uffff, escalofríos que te recorren el cuerpo sabiendo que estas corriendo la mejor carrera del mundo y los tuyos te animan. Les despedimos con pena y alegría al mismo tiempo y continuamos el viaje hacia la primera subidita larga (tendríamos solo cuatro, pero vaya cuatro… y con sus bajaditas claro).
La verdad es que me acuerdo de ir animado y fuerte hacia Champex-lac donde tendríamos el primer corte que por supuesto lo pasamos de sobra, todo este tramo por senderos, pinares verdes y en fila de a uno. Primer avituallamiento que estaba muy surtidito pero que como imaginareis solo paramos para ir a ver a roca, jajaja, La verdad es que no era complicado el terreno y se hacía de maravilla. Bajadita buena y toca a por la subida buena hacia la Giete. Ponemos ritmo de crucero y poco a poco subir, a lo que vamos viendo muchísimos chinos que nos pasaron en los primeros kilómetros y luego se van quedando en las esquinas de las zetas. En ese momento uno suelta, “van cayendo mas chinos que en Pearl Harbor”, jajajaja, no puedo dejar de reír y se me quedó la frasecita en la cabeza en toda la carrera. Bromas aparte la verdad es que lo llevábamos muy bien. Entramos en el segundo avituallamiento que resulta ser una cuadra de un ganadero. Entrabas por una puerta y salías por la
otra puerta con mas mierda de cómo habías entrado, eso sí, comido y bebido a las mil maravillas, jajajaja.
Cuando nos queremos dar cuenta, entre foto y foto y después de hacer una bajada guapísima, llegamos a Trient, es el kilómetro 26 y zona del segundo corte, que volvemos a pasar de maravilla, eso sí, como vengo falto de fondo, se nota y les comento a mis compis que no me pidan mas, que ando ya un poco cansadito… la verdad es que creo que no me hicieron ni caso, jajaja. Preciosas vistas desde un balcón por el cual ya vemos la iglesia rosa y donde Mónica nos está esperando para darnos ánimos con sus voces y el cencerro claro. Jose me deja que pase primero ya que Mónica está esperándonos y para mi es un gran chute de fuerzas, de esas que ya me van quedando pocas... Toca avituallamiento y al entrar la doy un beso a Mónica. En eso que nos ve un voluntario y con gestos creo entender que me dice que quiere que le de otro beso a él, jajajaja, me muero de la risa y le digo que no, pero resulta que según Mónica me estaba diciendo que la diera otro más a ella por ser mi
animadora, jajaja, el que caso es que nos reímos muchísimo. Reponemos de bebida y comemos algo para salir disparados, tanto que cuando quiero despedirme de Mónica, mis compis me han dejado atrás y a voces me dicen: “Aitorrrrr vamossss” y el mendas que es muy obediente, casi deja a la churri con la palabra en la boca jajajajaja. Eso sí, antes de salir escopetado me he dado un buen remojón de la cabeza a los pies en unos grifos habilitados por la organización que me ayudan a rebajar mi temperatura corporal….
Que contaros de las vistas, os dejaría mis ojos y mis recuerdos por que hay que estar allí para poder disfrutar de unos paisajes de película y un tiempo espectacular que nos acompañó todo el día.
A partir de este momento la cosa se ponía dura ya que venía la cuesta más grande de las cuatro y pasaríamos de Suiza a Francia y luego bajaríamos hacia Vallorcine. En mi caso iba disfrutando muchísimo y haciendo fotos como un Chino, pero no quiere decir que no sufriera, porque ya llevábamos unos 30 kilómetros y nos quedaba la mitad, pero para mí ya había cumplido mi objetivo. Estaba feliz pero quería más y me veía con fuerzas y además mis compañeros me daban ese plus necesario al ir tan bien y en grandiosa armonía de EQUIPO!!
Bajada muy rápida por senderos de a uno con vistas impresionantes de la presa que teníamos al otro lado. Iba mirando a todas partes y eso hacía que de vez en cuando tropezara, incluso en más de una ocasión, por evitar ir al suelo, vez me tocó parar para hacer esa foto que me llevo de recuerdo. Calili y Jose bajaban muy bien y yo disfrutaba viéndoles aunque de vez en cuando se me escapaban por querer inmortalizar cada momento. No os penséis que todo fue de maravilla y de color de rosa, también tuvimos nuestros momentos de ir andando y maldiciendo, jajajaja, pero siempre duraba poco al ver las impresionantes montañas y el carrerón que estábamos haciendo en la meca del Trail Running.
Vallorcine fue glorioso. Allí tuvimos el recibimiento de todas nuestras tortugas animadoras. Éramos la envidia de la carrera, ni que estuviera pasando el mejor equipo del mundo al completo… (¿o quizás lo éramos? Jajajaja). Madre que de sonrisas, felicidad, besos, abrazos, muchísimas gracias, lo necesitábamos ya que todavía quedaba bastante y las fuerzas flojeaban un poco… bueno para algunos, porque Jose estaba como un Titán, solo le faltaba ir silbando con la cestita de frutas para ir a ver a la abuelita, jajaja, que grande y en qué buena forma estaba. Avituallamiento de los rápidos y tocaba unos 8 kilómetros que no eran malos para correr pero hicimos lo que pudimos ya que los cuerpos ya daban de sí lo justito…. además nuestras cabezas ya pensaban en la subida hacia La Flegere, que era tela, y después le seguiría la bajada hacia Chamonix, uffff, que guay sonaba y que lejos estaba todavía… pero lo lograríamos sin duda alguna.
Creo que en Argentiere fue un momento duro para el equipo pero que con una cerveza, un beso y unos mimos, hizo que la cabeza volviera al cuerpo y funcionáramos como una familia unida. TOR-TU-GAS!!
Subida de las buenas y pasito a pasito, por camino íbamos haciendo amigos de Sevilla, de Zaragoza, de Polonia, ¿Polonia?, pues si y la cosa fue que en uno de los tramos de subida vi a un Polaco con dolores en las piernas y con lágrimas en los ojos… La verdad es que quedaba poco como para retirarse, yo no sé ni Inglés ni Francés, pero con mi rollito conseguí saber que le pasaba: los terribles calambres, uffff. Le di unas pastillas de sales, un sobre de magnesio y me quede con él un ratito, ayudándole a hacer unos estiramientos. Le di muchos ánimos me dio las gracias y continúe hacia el encuentro de mis compis. Ya veíamos Chamonix pero como si un naufrago en el desierto que solo ve visiones, eso nos pasaba a nosotros, que cada vez que mirábamos, parecía que el pueblo estaba más lejos, jajaja. Siempre hay alguien que dice la típica frase, ¿queda mucho? En lo que un corredor que venía por detrás nuestro nos cuenta que antes de llegar a La Flegere nos meten por unas pistas negras de esquí muy empinadas y eso nos llevaría hasta el último avituallamiento, la verdad es que ese
comentario cae como un mazazo ya que pensábamos que quedaba menos… pero bueno, al final la cosa no fue tan grave, eso sí, ya el sol se estaba metiendo. Aquí vivimos un momento de equipo muy especial, con abrazo incluido, y nos acordarnos de nuestro amigo y compañero Trikki, jajajaja, mensajito de was que le fue…jajajaja
Que contaros de la sensación de estar en lo más alto de la última subida y pensar que todo lo que quedaba era de bajada, ¿bonito verdad? pues deciros que creo que para mí fue el peor tramo de toda la carrera, ya sea por el cansancio o por que el tobillo, por las plantas de los pies o por lo que ya llevábamos de carrera pero las piernas es como si no me respondieran, así que aunque era bajada, muchísimo tiempo lo tuvimos que hacer andando…
No se que me pasó durante la carrera, que en todos los avituallamientos, yo descansaba y cuando me daba cuenta ya me tocaba correr detrás de Jose y Calili, (igual me entretenía demasiado, jajaja) y en este, que ya era el último, no iba a ser distinto… cuando me doy cuenta ya están corriendo y aprovecho para hacerles una foto. Me tiro de cabeza hacia abajo pero creo que a cámara lenta, jajajaja. Senderos de cuento por el bosque tanto que a uno le da por decir: “uffff una cervecita aquí… seria idílico”. Justo hacer el comentario y entre la nada del sendero hay una terraza de bar escondida y con vistas inigualables al señor Mont Blanc, si es que estos franceses están locos, pero que bien lo hacen, guauuu!! Entre unas cosas y otras, entre correr y andar, entre risas y sufrimiento llegamos a la entrada de Chamonix… De repente nos envuelve una bruma cerrada y junto a ese color especial del río, hace que sea el mejor momento de la carrera, es especial y mágico… no podemos perder la oportunidad de recuperar el cuerpo, sonreír y hacernos una foto.
Nos venimos arriba por las calles de Chamonix y Calili nos tiene que frenar un poco porque nos hemos venido muy arriba, jajaja. Entonces es cuando oímos las voces de Mónica y Javier que vienen a nuestro encuentro. “Ahora sí, esto está hecho” pienso. Pasamos el puente y decidimos ir más despacio para dar tiempo a que nuestros animadores llegaran a meta y pudieran así hacernos fotos y compartir con nosotros esta hazaña, o al menos a mí me parece que lo es... Tendríais que estar ahí para saber lo que se siente: entrar por las calles del pueblo y que al paso de cualquier corredor, en este caso nosotros, las Tortugas Trail León, la gente se levantara de sus asientos, daba igual si estaban cenando, tomando copas, etc., pero se levantan para aplaudir como si fuéramos los primeros en llegar, es muy emocionante, no se puede explicar con palabras…ufffff.
Recta de llegada y Calili busca a sus peques, Jose busca a los suyos y yo con lágrimas en los ojos busco como un loco a Mónica, me desespero por no verla pero en la misma entrada, a tan sólo unos metros me llama, nos abrazamos y nos damos un beso que un fotógrafo inmortalizó y eso sí que no fue postureo, eso es AMOR y para mí es el gran final, un final en el que ni siquiera había pensado, pero que al final todo tiene su recompensa. Nos fundimos en un gran abrazo grupal y todos disfrutamos del momento con los nuestros.
Después de volver a la realidad, nos hicimos unas fotos con el gran Depa que me comenta en ese momento que soy el primer Vallisoletano en terminar la OCC… tomaaaaaa que subidón, he sido el primero y ese merito no me lo quita nadie jajaja. Nos quedamos a ver el pódium de Pablo Villa, un campeón de los buenos y como no, a recoger nuestra medalla finisher que para mí es como si fuera de oro…
Siguen llegando corredores de nuestra distancia y es de noche, a nosotros por poco nos toca encender los frontales, pero libramos, jajaja. En eso que llega mi amigo Polaco al que le dio calambres en las piernas, corro veloz a la entrada para llamarle, saludarle y preguntarle con mímica que tal está y sobre todo darle la enhorabuena por terminarla. La verdad que me hizo ilusión poder ver que terminó, NUNCA SE DEJA A NADIE TIRADO!! Polaco, no sé cómo te llamas pero estas en mi mente.
¿Dormir esa noche? pues si, dormí de cansancio pero mi cuerpo estaba pensando en otro lugar de la carrera: Podía ser en la subida, en la bajada, con los míos, con mis compañeros, con la animación, en la llegada, en los paisajes tan increíbles, pero sobre todo estaba contento de poder terminar una carrera que mi mente nunca olvidará.
Tardamos creo que unas 12 horas y 20 minutos en hacer casi 60 kilómetros, pero siempre sacas algo muy especial y para mí fue correr en equipo!!
GRACIAS:
· A Calili y a Jose por el carrerón que hicimos en equipo, os lo agradezco en el alma y lo disfruté
muchísimo.
· A tod@s los animadores Tortuguiles en la distancia
· A los guerreros Tortugulies en Chamonix, que nos dieron la vida en los avituallamientos
y siempre mi especial GRACIAS a Mónica por aguantarme mi lágrimas, mis quejas y malestar antes, durante y después de la carrera:
TE QUIERO
Ah! Y gracias a ti también Chamonix, UTMB por ofrecerme tantas emociones en tan poco tiempo….
Ahora tocaba pasar unos días de relax y vacaciones bien merecidos por la zona y disfrutar de la maravilla nnatural que ofrece esta zona… sólo una cosa más, si te surge la oportunidad de ir, aprovéchala, seguro que no te arrepientes.
Aitor
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