La previsión meteorológica para el fin de semana anuncia lluvia todo el tiempo, pero para nuestra sorpresa la tarde-noche del viernes es muy agradable de temperatura para poder disfrutar de unos zuritos y pintxos por Bilbao.
El sábado amanece soleado y con una temperatura incluso alta, así que aprovechamos para dar una vuelta por los alrededores del Guggenheim y así avistar la recta de meta antes de ir a recoger el dorsal.
Los dorsales se recogen en el polideportivo La Casilla, y al salir de recogerlo, ¡oh, sorpresa, está lloviendo!, si ya tenía bastantes dudas de cómo iba a responder mi cuerpo y mi tobillo a la carrera, la lluvia y los posibles resbalones hacen que mi cabeza vaya a mil revoluciones por minuto.
Las horas pasan despacio hasta que a eso de las 18:00 y con el caparazón listo y preparado nos ponemos en marcha hacia la Catedral del fútbol, el estadio de San Mamés desde cuya explanada exterior vamos a salir, antes y por supuesto bajo la lluvia, recogemos a Ane en la parada de metro y nos quedamos con una foto para el recuerdo.
Son las 18:58, el grupo que está animando la salida toca “molinos de viento” de Mago de Öz y ¡se va la luz!, así que la salida se a voz en grito, cuando nos toca salir al cajón 3 vuelve la luz y con ello el despliegue de llamas y fuegos artificiales que acompañan a la salida, la verdad es que es una auténtica pasada, y como vamos en atasco hasta puedes hacer una foto de recuerdo.
Al salir de esa calle volvemos a cruzar el puente de Deusto y a la salida nos separamos de los participantes de los 10K, ¡huecos, por fin!, aunque mi gozo en un pozo porque en el siguiente kilómetro se vuelven a incorporar por la derecha en un tramo estrecho y 400 metros más adelante tienen que salir ¡por la izquierda!, ¿en serio?, ¿quién ha pensado esto?, pues nada más tropiezos, más empujones, más acelerones; al menos ya terminan , (esto en la montaña no pasa, pero yo soy de asfalto, ¿de verdad?). En el km 11 pasamos por la contrameta y nos cruzamos con los dos primeros de la media, a los que les quedan 300 metros para meta, esprintando para decidir al ganador, aunque quien lo decidió fue el suelo porque el favorito resbaló y se quedó sin victoria y sin récord de la prueba.
Acercándome al kilómetro 13 las fuerzas me empezaban a faltar, las piernas a doler y la cabeza a decirme algo parecido a “vete al hotel que en la ducha hay agua caliente”, pero justo en ese instante empiezo a escuchar una banda tocando unos acordes muy familiares, suena una canción que en los últimos años se ha convertido en mi himno vital, suena “No surrender” de Springsteen:
“We made a promise we swore we'd always remember
No retreat, baby, no surrender
Like soldiers in the winter's night with a vow to defend
No retreat, baby, no surrender”
Y si traducimos al español:
“Hicimos una promesa que juramos recordar siempre
No hay retiro, no hay rendición,
Como soldados en la noche de invierno con un juramento que defender
No hay retiro, no hay rendición”
Y con ese estribillo me vinieron a la cabeza todos los mensajes de ánimo de las Tortugas, los 42km que se ha metido Marcos esa mañana entre pecho y espalda, el barrizal en el que deben estar Aitor y Javi, de Mariló con su rodilla chunga que al día siguiente va a correr con Sagan, de los compañeros que están lejos de sus familias, mis padres y Sofía que me han aguantado estos meses y con todo eso, sacando el orgullo tortuguil me casqué mi mejor km de la carrera, cantando a voz en grito, aplaudiendo, sonriendo, y creo que con alguna lagrimilla o… sería la lluvia en la cara; menos mal que no hay vídeos del momento, porque me encierran en un
psiquiátrico.
Peeeeero, después de todo subidón, llega un bajón y es que quedan 6 kilómetros que se resumen en 3 rectas y UN ZIG-ZAG como si esto fuera un cross, vamos no me jodas… sigo con “we made a promise…” en mi cabeza para mandar lejos mis malas intenciones.
Se acerca el último kilómetro por fin… lo que me ha costado llegar al pie del Guggenheim, 1:53, lejos de mi mejor tiempo, pero, ¿a quién le importa?, ¡he vuelto y esto no ha hecho más que empezar!
Una vez terminada la carrera y tras una reconfortante ducha caliente nos vamos a las fiestas de Basauri y con esto viene el porqué de la particular foto que abre esta crónica y es que desde allí fue hasta Bilbao ataviada con el traje de su cuadrilla.
Las fiestas de Basauri se celebran por San Fausto (13 de octubre). Son fiestas de tradición organizadas por 16 cuadrillas, cada una con su traje Ane es integrante de Urbiko Lagunak y como a dos más de la cuadrilla nos trataron a Sofía y a mí. ¿En qué consisten? Son 9-10 días de hermandad, comidas con la cuadrilla, risas y beber "zurracapote"el "zurra" tiene una base de vino, canela, limón y azúcar, y después cada cuadrilla le da su toque. Se bebe en porrón y lo encontrarás en cada una de las lonjas.
El personaje representativo y símbolo de estas fiestas es la "Eskarabilera" es el nombre que se le daba a las mujeres que se dedicaban a recoger restos de carbón de las poblaciones de las
cuencas hulleras de Euskal Herria. Si quieres descubrir más, entra en http://herrikotaldeak.com/
Si te preguntas si volverás a verme correr en esta carrera, pues de que coincida con las fiestas de Basauri depende.
Eskerrik Asko Ane!
PD1. Disculpad las pocas fotos, pero por las oficiales hay que pagar 6€/unidad o 19 por todas las que te hayan hecho (3 en mi caso) y para ver a un tío feo, me quedo con mis selfies de la salida y la meta; esto en la montaña no pasa, pero yo… ¿soy de asfalto?
PD2. El día 20/11 abrieron las inscripciones del IV Urban trail Ciudad de León porque yo… cada vez quiero menos asfalto.
Pros
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