El gran trail Aneto Posets es mucho más que una carrera, incluso es mucho más que 5
carrerras, es un fin de semana de trail en uno de los valles con más sabor a montaña del
Pirineo y de toda España. Hacía tiempo que me rondaba la cabeza ir a correr allí y por
diferentes motivos hasta este año no había podido. Ya había estado antes en Benasque, en
verano para subir al Aneto y en invierno para esquiar y tenía muchas ganas de correr por allí,
así que decidí que uno de los objetivos principales de este año sería precisamente una de esas
cinco carreras, en concreto la vuelta al Aneto, 55 kilómetros con 3.600 m de desnivel positivo
alrededor de la montaña más alta del Pirineo. Además tras el retraso del Cainejo para
Septiembre, correr aquí me vendría muy bien como entrenamiento para esta carrera.
Según llegas a Benasque se nota la importancia de la carrera en un valle con todos los
alojamientos completos. Tras pasar por la zona de meta y la feria del corredor fuimos a por el
dorsal. Este tenía impreso el perfil de la carrera, como en otras grandes carreras, y que es de
vital importancia en una carrera larga para saber por dónde andas, lo que llevas, el siguiente
tramo y lo que te queda hasta el final. Tras la revisión del material obligatorio tocaba repasar
los últimos detalles de la carrera y descansar, así que nos fuimos a Cerler, donde estaba
nuestro hotel. Como no todo podía ser perfecto, mi preparación de la carrera tampoco lo fue.
De las tres “D”s que hay que valorar en una carrera de montaña: distancia, desnivel y
dificultad, sólo estudié las dos primeas obviando la dificultad, por lo tanto infravaloré la dureza
de la carrera y al final pagué ese error. En el hotel cuando mi familia me preguntó cuánto tiempo tardaría lo calculé como otras veces viendo los tiempos del ganador y de los corredores
del primer tercio de carrera. En función de esos tiempos esperaba tardar entre 10 y 11 horas,
lo que me parecía demasiado teniendo en cuenta que en el OCC tardé en la misma distancia y
desnivel 8,5 horas. En los primeros 20 km casi no había desnivel así que ya me imaginé que
alguna “sorpresa” tenía que esperarme durante la carrera.
El sábado por la mañana fui a Benasque pronto para evitar problemas de aparcamiento. El
pueblo estaba a tope de gente y enseguida me dirigí a la salida donde encontré el ambiente
típico de las grandes ocasiones. El speaker no paraba de darnos ánimos para subir al Collado
de Salenques, punto más alto de la carrera y a 2.000 metros de altura desde la salida. Nos dio
unos últimos consejos muy útiles “si seguís al primero seguro que llegáis de vuelta a
Benasque” y “si vais más rápido que el primero seguro que ganáis”
La primera parte, unos 4 km hasta el camping de Benasque, discurre paralela a la carretera que
lleva a los Llanos del Hospital. A partir de aquí ya se separa. El principio es muy rápido y apenas
hay una subida fuerte hasta los Baños de Benasque, luego se baja a los Llanos del Hospital. En
todos estos puntos, accesibles por carretera, ya se notaba lo que iba a ser una constante en la
carrera, mucho público y sobre todo muy ruidoso, muchos ánimos y muchos toques de
cencerro para ayudarnos en el esfuerzo. En los Llanos del Hospital comenzaba la subida de
verdad, primero hasta el Refugio de La Renclusa y luego hasta el collado de Salenques.
Estrenaba mi flamante Garmin Fenix 5 que por algún motivo que desconozco se volvió loco y
entre el Km 8 y el 10 me contó 2 km de más, marcándome los parciales del 9 y del 10 en
subida a 1:10 min/km y a 3:20 min/km ( ¡¡¡Coño, ni Ussain Bolt hace eso!!!). Esta fue la parte
más negativa de la carrera y que hizo que en ningún momento supiese exactamente cuánto
faltaba hasta el siguiente punto. Eso es un fallo muy gordo, miraré cuales pueden ser las
causas y si no se resuelven no me quedará más opción que devolver esta unidad.
En tres horas estaba en el avituallamiento del Refugio de La Renclusa, Km 20, y no entendía
muy bien cómo era posible tardar 10 horas en 55 km si en 3 ya estás en el 20. En seguida lo
empecé a entender cuando oí a un corredor avituallándose a mi lado decir: “ahora quedan 4
horas hasta el siguiente avituallamiento” ¿Cuatro horas? ¡Imposible! Si solo está a 10 km, eso
supondría 2,5 Km por hora. El corredor me hizo los cálculos paso por paso y la clavó, hasta el refugio de Cap de Llauset tardé 3:55 horas. Definitivamente esa era la “sorpresa” de la vuelta
al Aneto. Me interesaba, sobre todo, cuánta agua debía cargar, llevaba capacidad para 1,5
litros y no pensaba llenar más de 1 litro, pero sabiendo que quedaban 4 horas decidí llenar los
1,5 litros que a la postre fueron insuficientes, afortunadamente en Pirineos hay muchos
torrentes de los que aprovisionarse de agua. A esas alturas el calor empezaba a ser fuerte y era
básico hidratarse bien.
Desde aquí hasta el refugio de Cap de Llauset el terreno era un caos de bloques de granito por
los cuales era muy difícil de progresar y en ese terreno había que superar 1.000 metros de
desnivel hasta el Collado de Salenques, bajar unos 300 metros hasta el lago de Cap de La Vall,
volver a subir otros 300 metros hasta el collado de La Horqueta y de nuevo bajar unos 400
metros hasta Cap de Lauset. Todo ello por un terreno muy complicado, imposible de correr ni
subiendo ni bajando y casi sin poder ni usar los bastones. Eso sí, en cada collado y en cada
refugio, mucho público y muy ruidoso, gritando, tocando cencerros sin parar que te animaba
de verdad y la zona preciosa de verdad.
A esas alturas y tras 7 horas de carrera todavía quedaban 23 kilómetros, los de más desnivel de
la carrera, primero había que subir hasta el collado de Vallibierna donde de nuevo había un
nutrido grupo de espectadores y voluntarios animando, después tocaba afrontar la primera
bajada larga hasta el refugio de Corones. Me costó un montón bajar. Ya no había bloques de
granito pero el terreno era muy pedregoso y también difícil de correr. Yo llevaba la rodilla
izquierda agarrotada y no conseguía coger ritmo de bajada, varios corredores me adelantaron
y les perdí de vista tras una caída que tuve tras pisar mal y torcerme el tobillo. Después de casi
una hora bajando comenzaba la última subida, unos 800 m de desnivel hasta la Tuca de Estiba
Freda. Aquí a pesar de que era buen terreno tardé 1,5 horas, ya tenía mucha fatiga en las
piernas y de nuevo perdí varias posiciones. El pico es un balcón perfecto al macizo del Aneto
cuya impresionante vista, unida a los ánimos y a que ya no quedaba ninguna subida me llenó
los ojos de lágrimas. En el pico además había un nuevo avituallamiento en el que me esperaba
una de las mejores sorpresas de la carrera en forma de porrón de cerveza, de la que di buena
cuenta.
Aún quedaban 12 km de carrera y 1.600 metros de desnivel que todos los corredores decían
que eran muy corribles. Ya llevaba 10 horas así que llamé a mi familia y les avisé de que
entraría en meta más tarde de lo previsto. Efectivamente se bajaba por un terreno que se
adaptaba a la perfección a mis condiciones; primero por una pedrera fina hasta la Tuca Royero
y después por una senda que poco a poco iba perdiendo altura hasta introducirse en el
bosque. Aquí ya me había recuperado y fui avanzando posiciones adelantando a algunos de los
corredores que me habían adelantado en la última subida e incluso en los últimos 4 km, ya
llanos y paralelos a los de la salida, di alcance y superé a algunos otros que se me habían ido en
la penúltima bajada que tanto me había costado tanto. Ya una vez en Benasque, los últimos
300 metros fueron un auténtico premio con muchísimo público gritando y chocando las manos
entre los que se encontraba mi mujer y mis hijas con su cencerro y bandera tortuguil, dándolo
todo.
En resumen, es un auténtico carrerón, muy duro, pero sin duda aconsejable. Es de las mejores
carreras que he corrido hasta ahora por varios motivos: la buena organización, la cantidad de
voluntarios y público, el apoyo institucional y sobre todo lo espectacular del recorrido. Sin
duda volveré a correr a Benasque, tal vez cambie de distancia por conocer también la zona de
La Maladeta, pero desde luego que ha sido un fin de semana irrepetible para mí.
Victor
Club de running, trail running, duatlón, triatlón, ciclismo, natación en aguas abiertas y todo lo relacionado con el deporte, desde la amistad y el buen rollo, porque aunque llegues el último en una prueba, siempre tendrás por detrás a los que no se atrevieron a correrla.
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