Me enteré el miércoles por la
noche de esta carrera, que incluye una subida al conocido como Gorfolí (nombre de una
loma junto a éste), que en realidad no se llama así sino Bufarán o Friera, una
montañita de 623 metros que está cerca de mi casa y la cual he empezado a
utilizar como zona de entrenamiento este verano. Aún me duelen las piernas de
la carrera de Villalfeide del domingo, una pena… Pero el jueves empiezo a darle
vueltas, y quince minutos antes de que cierren inscripciones me apunto, es como
mi carrera de casa y no me la puedo perder.
A las 8:15 estoy con Judith, que
hace de animadora y chofer en la mayoría de carreras en tierras asturianas, en
la zona de salida, ya hay bastante ambiente en la recogida de dorsales, ya que
además de este Trail de 24k y 1800 acumulados (aunque mi reloj contó más de
2000 al final), hay un Cross trail de 12 km. La salida es desde el Palacio de
exposiciones de la Magdalena, a las afueras de Avilés. Todos a la salida,
pequeña charla sobre el recorrido y vamos allá!
Recorremos unas pocas calles de
asfalto y enseguida nos pasamos a una pista de tierra que poco después nos
lleva a un bosque de eucalipto. Los diez primeros kilómetros van cayendo como
si nada en un sube y baja de variadas pendientes y bastante llaneo también. El
recorrido me sorprende gratamente, ya que enseguida estamos por bosques,
senderos, pistas… cruzamos el río tres veces así que desde casi el principio
llevamos los pies mojados (lo que se traduce en que al acabar tengo dos pedazo
de ampollas, los pasos por agua los debería de patrocinar Compeed).
Vamos ascendiendo poco a poco
hasta la localidad de Callezuela, primer avituallamiento y desvío hacia los
cuatro kilómetros de subida hasta la cima del Bufarán, he pensado tomarme la
carrera con mucha calma para que no me pase lo de siempre… pero me pasa, no
quiero que me adelante mucha gente y voy apretando el paso, el calor también
empieza a apretar de narices, sudo más que un día de agosto en el dentista,
pero voy tomando agua, sales y geles con la cadencia planeada.
Cima! Kilómetro 15,
avituallamiento y bajada, y vaya bajada, si al principio era empinada por el
típico sendero de tierra, piedras y raíces; más tarde se ponía
“espeluznante” como dijeron en la charla
técnica, quizás exagerando un poco, pero vaya desnivel, puff… Mis cuádriceps
gritaban acordándose del Polvoreda hace seis días, pero en este terreno es
donde adelanto algo así que vamoooosssss!
Se va suavizando el descenso,
quedan 7 kilómetros de correr, sé que lo voy a pasar mal; queda alguna subida
pequeña y mucho llaneo, y en el kilómetro 20 otro avituallamiento. Cada vez me
cuesta más correr pero mi orgullo tortuguil me dice que no camine, mucho calor,
ya no sé si tengo sed o no, pero voy bebiendo cada poco, vaya tortura!
A pesar de ir a un ritmo muy
bajo, solo me adelanta dos o tres corredores en los kilómetros finales, a un
kilómetro del final la sorpresita anunciada, desvío y a subir caminando por un
sendero entre eucaliptos buff, no sé qué me cuesta más si esto o el trote que
llevaba. Últimos metros, bajada y a meta! Sé que estará Judith esperando, así
que salen unas poquitas fuerzas para entrar corriendo y sonriendo. Aunque me
costará unos minutos recuperar el aliento después.
Sorprendente carrera, para salir
desde una ciudad; y muy buena organización, sobre todo para ser el primer año.
Espero repetir.
Pablo.
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