Aunque tenía muchas ganas de hacer el Desafío Ultra El Cainejo y le di varias vueltas al asunto,
finalmente me decidí por la versión mini, es decir “El Cainejín”, aunque de “mini” tiene poco.
Ya veremos para las próximas ediciones….El caso es que nos apuntamos Alfredo, Nacho y yo al
Cainejín y Turras corrió el día anterior el Cainejo con bastante peor suerte, en lo que a la
meteorología se refiere, de la que tuvimos nosotros.
Para mí estar en Picos es sinónimo de felicidad, ya sea corriendo, andando, trepando o
simplemente dejando pasar el tiempo. Sólo con estar allí se me amontonan los recuerdos de
tantos buenos momentos vividos. Cenamos (bueno lo que nos dejó catar Nacho, jejeje), viendo
el fútbol y nos fuimos rápido a la cama.
Fieles a nuestro estilo madrugamos mogollón y desayunamos (otra vez lo que nos dejó
Nacho…) para ir rápidamente a Caín a recoger los dorsales y prepararnos. Amaneció un día
estupendo así que no tuvimos ninguna duda con el material que llevaríamos en carrera,
calentamos un poco y directos a la línea de salida a pasar el control.
Nada más comenzar la carrera y todavía dentro de Caín comenzaba la fiesta: una rampa de
cuidado como preludio de lo que nos esperaba en Trea. Alfredo salió como un tiro y Nacho un
poco más tranquilo, pero ambos se me fueron escapando poco a poco desde el primer
kilómetro. A Alfredo ya no le volvería a ver, pero no había pasado un kilómetro y medio
cuando veo que Nacho se ha parado y con cara de circunstancias me dice que se ha hecho
daño en el tobillo derecho, subiendo va bien pero que no puede apoyar en las bajadas(madre
mía con lo que quedaba por bajar...). Me adelanto pero en los zigzag que hace la carrera le veo
de lejos, va bien y se me va acercando poco a poco. Llegamos al sitio más complicado de la
carrera, “Hierbas altas”. Allí hay mucho barro muy pisado del día anterior y me bloqueo bastante,
conclusión culo al suelo y a seguir. Pasada la zona más complicada, pero todavía en
descenso me pilla Nacho, le digo que si quiere pasar y me dice que no, que todavía le duele el
pie en las bajadas, pero antes de acabar la frase ya me saca 15 o 20 metros, va como un tiro y
eso que se torció el tobillo.
En ese tramo de la carrera se nos ha metido la niebla encima y aunque no es fría ni molesta
para correr, es una pena porque nos impide ver el paisaje espectacular de Picos. Por fin
llegamos a Trea, una de las canales míticas de Picos y terreno ya conocido, es dura de verdad,
no te da un respiro hasta llegar a Ario. Veo pasar a un corredor a toda mecha y alguien
comenta que el día anterior había corrido el Cainejo, madre mía cómo está el personal. Casi
arriba salimos de la niebla dejando atrás un bonito mar de nubes y unas impresionantes vistas
del macizo central dominado por las majestuosas cumbres de Torrecerredo y Los Cabrones, la
canal de Dobresengos, que se ve casi entera con El Tesorero al fondo y La Palanca a la
derecha. Es una de las mejores vistas de Picos y este año con tanta nieve todavía mejor
(bueno, todas las vistas de Picos son “una de las mejores”), pero no me puedo quedar parado,
tengo que seguir. Ya arriba el Jultayo parece darnos la bienvenida, tengo la tentación de
salirme de la carrera y subirlo y acercarme al Juracao para ver la vista a través suyo.
Finalmente decido seguir y en el avituallamiento me encuentro de nuevo a Nacho que me dice
que va mal, que se ha vuelto a torcer el tobillo. Sale un poco antes que yo, pero en cuanto
empieza la bajada ya veo que va muy despacio, va a tener que tirar de casta para bajar de allí.
Aun así me dice que tire, que no me preocupe y eso es lo que hago.
La bajada de Culiembro es muy bonita y larga, pero sin complicaciones. Al principio hay
bastante niebla y cuesta seguir la senda, aunque está muy bien señalizada, y nos juntamos
cinco corredores ayudándonos a encontrar el camino bueno. En cuanto salimos de la niebla me
adelanto, cada vez voy mejor y con más confianza, voy ganando algunos puestos antes de
llegar al avituallamiento del Cares. Allí oigo como por la radio de un voluntario le dicen que hay
un corredor que se ha torcido el tobillo y que no puede andar, pregunto y me dicen que es el
dorsal 94, recuerdo que Nacho tenía el 4 por lo que me despreocupo y sigo.
Comienzo a correr por la ruta del Cares, no recuerdo cuantas veces la he atravesado entera o
en parte, incluso la he hecho en bici (cuando se empezó a hablar de que lo prohibirían) pero
esta es la primera vez que lo hago corriendo y recibiendo ánimos de los que la están haciendo
andando. Esta es una de las partes más emocionantes de la carrera, además voy en tiempo
para cumplir mi objetivo de acabar en 4 horas. Sé que me queda el último regalo de la
organización, salir de la ruta del cares por donde se entra en Dobresengos y coger una senda
que asciende por la vertiente derecha del Cares hasta pasar Caín.
La entrada en meta es muy emocionante y justo en 3:59, objetivo cumplido. En meta está
esperando Alfredo que ha hecho un carrerón, ha llegado en 3:27 horas. Esperamos a Nacho,
pensaba que se retiraría en el Cares y seguiría por la ruta, pero el tío ni se dió cuenta de que se
salió de ella y estaba ascendiendo por la senda, viene con mejor cara de lo que esperaba,
cojeando, pero bastante bien porque no se ha podido exprimir demasiado y llega bastante
fresco.
El Cainejín es una carrera muy recomendable para todo el que le guste correr por montaña,
aunque a mí se me quedó un pelín corta. Es verdad que el Cainejo igual es muy larga, para mí
lo ideal sería hacer dos de los bucles de El Cainejo corriendo unos 36 Km y 3000+. De todos
modos habrá que dar más vueltas al tema y ya veremos que decidimos para el año que viene.
Victor
Club de running, trail running, duatlón, triatlón, ciclismo, natación en aguas abiertas y todo lo relacionado con el deporte, desde la amistad y el buen rollo, porque aunque llegues el último en una prueba, siempre tendrás por detrás a los que no se atrevieron a correrla.
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