Por motivos laborales, mis huesos y mi gorda (bici de montaña) aterrizamos en Melilla para pasar poco mas de 20 días, tras un paseo inicial, recibiendo lecciones de historia por parte de mi compi Ruben, me pueden las ganas y a primera hora de la mañana decido salir a hacer un reconocimiento sobre el terreno de lo que me esperan los próximos días.
Primera opción recorrer el paseo marítimo, todo parece normal, salvo q lo q se encuentra delante de mi o a mi espalda es Marruecos, pedaleo unos cientos de metros y me encuentro con la valla tan mediática hoy en día. Doy media vuelta, y llego a la zona que mas espectacular me pareció, la zona de las fortificaciones, construidas entre los siglos VXI y VXIII, y la ultima del siglo XIX, voy subiendo asombrado de lo que ven mis ojos, hasta que casi en el alto veo un grupo de personas paseando y ¡SORPRESA! uno de ellos, es la TORTUGA Santi, que pequeño es el mundo, charlamos un rato y continuo, calles estrechas empedradas y paredes altas, salgo de nuevo a la ciudad y sigo subiendo, intento ir lo mas pegado a la costa, lo que me lleva a una zona perfecta para hacer alguna serie los próximos días, donde me encuentro un grupo enorme de ciclistas entrenado, y me acuerdo de que tengo que mirar los mensajes en el teléfono pues he contactado con 2 grupos de bikers que salen por aquí y así me puedo acoplar para que me enseñen la zona y hacer alguna salida a Marruecos, para lo que recomiendan salir en grupo.
Continuo mi ruta y llego a una de las partes mas altas de esta ciudad autónoma donde decido volver al hotel, bajo x una carretera que me lleva a otro mundo diferente de lo que había visto hasta ahora, un mercado marroquí lleno hasta los topes y caos absoluto en la carretera, aquí no se porque, decidí no sacar la cámara, hasta no pasar acompañado en otro momento.
Melilla es una ciudad pequeña pero muy distinta, en sus 12,5km2, a todo lo que había visitado hasta ahora.
Un saludo Hila
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