HERCULES XTRM
O la crónica de cómo este felino perdió 6
de sus 7 vidas de un plumazo
Sábado 24 de mayo de 2014
El día, a pesar de las predicciones,
amanece despejado, y sin demasiadas ganas de lluvia, así que los presagios eran
mejor que buenos.
La mañana, apacible, transcurría entre preparativos
previos a la prueba, reencuentro con mi gran amigo Óscar Sarmiento, recogida de
dorsales y demás. Incluso tuve tiempo de acostarme un ratillo para poder
descansar y bajar pulsaciones y nervios previos a la prueba. Tras un año duro y
sobre todo un último mes muy duro de entrenos, no
quería que nada pudiera salir mal, ni que estropeara mi primer Medio IM el
objetivo de andar sobre las 5 horas
Tras el emotivo homenaje a uno de los
miembros del helicóptero que se estrelló en las Canarias y que estaba inscrito
en la prueba, nos acercamos con el traje de morcilla (neopreno para los finos)
hacia la zona de agua…
Aquí, para un torpe en el líquido
elemento como yo, con intentar salir vivo, con un agua heladísima, o eso me lo
parecían los 14,5 grados, me era ya suficiente.
La prueba:
Natación: 1,9 Km…
La verdad que tenía muy claro que no
quería ni peleas ni agobios, con miedo de que el neopreno me ahogara el cuello
salí en el grupo trasero, y a pesar de hacérseme largo el sector, llegué
bastante descansado aunque un poco mareadillo, y una rozadura del neopreno en
la parte derecha de la colleja, algo normal en estos casos, a la zona de
transición.
La transición además de servir para que
el mareo se me pasara, la aproveché para comer, quitarme el neo, y mentalizarme
de que la prueba para mí comenzaba en este momento, mi sector fuerte, la bici
comenzaba ahora, así que tocaba apretar los dientes y empezar desde la misma
transición a remontar.
Ciclismo: 80 km…
Pisa que te pisa comienzo la primera
vuelta, volando, sensaciones estupendas, subiendo a la torre de Hércules y
adelantando en apenas media vuelta a más de 20 ciclistas que habían salido
antes que yo del agua (cachis, he salido demasiado
descansado del agua, quizás debería haberme exprimido un poco más). Me cruzo
con Óscar y me saca unos 3,5 Km, eso son 7 minutos, me veo con
moral y posibilidades de recuperarlos, así que hay que apretar los dientes y
agachar la cabeza.
La subida, dura pero explosiva, así que
sensaciones más que buenas, llevo 11km de carrera, y hay que sufrir…
El percance…
Comienzo la bajada rápida tras la subida,
plato grande, piñón pequeño y a fuego, el cuenta me
dice que voy por encima de 58
km/h, así que bien agarrado
abajo y sin dejar de dar pedales. Observo que hay gente parada en un paso de
cebra esperando a que pase junto a una voluntaria… lo que no vi es que la de la guadaña, estaba 40 metros más abajo esperándome.
A unos 20 metros
de dicho paso de cebra una señora con su perro atado se lanza al abismo sin
permiso, conciencia, ni sentido común alguno, a la velocidad que yo iba un
impacto con la señora, el perro o la correa, podría haber sido fatal y en el mejor
de los casos haría que un servidor siguiera en el hospital durante unos días,
si no compartiendo mesa esa misma noche con Lucifer. El instinto me dijo, Davicito, agárrate a lo que puedas si no quieres despedirte
de esta manera de todo y todos, y fue a la mecánica de la bici a lo que me
agarré, el freno delantero casi a tope, y el trasero hasta atrás…
derrape de rueda trasera, se me fue la rueda de atrás a la izqda yo a la derecha o sea de morros a la señora que se
empeñaba en complicarme la vida, o facilitarme la no vida, nuevo derrape, ahora
al contrario, rueda trasera a la derecha y el contravolante
a la izquierda… pasando a la señora a escasos 30 centímetros e
invadiendo el carril por el que los competidores venían en sentido contrario,
de casualidad que en ese instante no venia nadie. Consigo no sin dificultad
detener la bici 50 metros
más abajo. Al girarme, volví hasta el paso de peatones y la retahíla de
improperios que les solté a la voluntaria y sobre todo a la señora que marchaba
corriendo con el perro vamos a obviarlos…
Bueno, rueda pinchada, intento cambiar la
cámara, pero nada, se me pincha instantáneamente al poner la nueva y me doy
cuenta de esto:
para los aficionados a la formula 1 es un
plano, en ciclismo es reventar la cubierta de la abrasión del asfalto, los
alambrillos de la cubierta son los que han hecho que pinche
la segunda cámara, cuando en mi infortunio, además de mala uvahostiacafé
o como queráis llamarlo; aparece un juez, diciéndome encima que no puedo
recibir ayuda externa, diciéndome que me descalifica… lo que me faltaba…
alguien encima tocándome los huevos… le parece poca ayuda externa la aparición
de la nada de una paisana que a poco me mata?? En fin el tacto en el orto… y
después me dice que le fastidia más a él que a mí que me tenga que retirar… yo
pensando este soplapollas no es más tonto porque no nació antes.
Retirada de la prueba…
Pues nada, tantos meses entrenando para
que, en apenas una hora de competición y 20 minutos escasos de bici, se vaya
todo a la mierda por algo incontrolable y ajeno a mí. Se ha terminado la Hercules
XTRM, y de una manera bastante desafortunada. Desolado
andando hacia la salida que me toca volver… Paciencia… y a darme un paseín de 6
km, un duro golpe que habrá
que digerir.
El Ángel de la Guarda haciendo horas
extras…
A los 20 minutos aproximadamente del
momento X, se me para al lado un chico, (dorsal 156 si mi memoria no me falla)
ofreciéndome su bici talla m, la mía una xl, porque
se ha caído y se retira, la bici, una cabra bh tiene
una pinta estupenda, pero tiene la rueda delantera destrozada, imposible poner
su rueda trasera en mi bici por las zapatas de carbono, solución más factible? Mi rueda delantera en su bici y hacer el MD en una bici
dos tallas más pequeña que la mía… no es lo que en un momento me hubiera
gustado pero si quiero intentar completar mi medio, va a ser la única solución
factible.
Retomando la bici…
Recomenzamos la carrera habiendo perdido
la friolera de más de 20 minutos, doblado por casi todos, pero a partir de
ahora hay que mentalizarse de que eso no tiene que importar, soy cola de
carrera, el último, sí, en serio, no es broma. En una hora y 40 el único que no
había pasado por meta, amen de los retirados, soy yo… pues a hacer lo que se
pueda… es duro comenzar a adelantar corredores, en una cabra, que no conoces,
en la que no puedes agarrarte al acople, tan solo con el agarre abierto porque
te golpean las rodillas en los codos, y al ponerme de pie sobre la bici, me
pegan las rodillas en el manillar… pero es lo que tengo y o hago la prueba con
eso, o me retiro… Retirarme? Después del aprieto en
que puse a mi ángel de la guarda? Primero dándole una
patada en el culo a la de la guadaña, y después poniéndome una bici a mi
disposición?? Ni de coña, pedalada a pedalada había
que llegar a la segunda transición como fuera. El mismísimo Cholo Simeone así lo habría querido. Así que tomado como un reto
de superación personal y de fuerza de voluntad.
El resto de la prueba no tiene
importancia, terminé rodando a unos más que dignos 32km/h en una bici que no me
ayudaba. Añadiendole el conflicto psicológico de ver
que la gente a la que te merendabas en la bici, entra en la transición una
vuelta antes que tú, cuando a ti te queda todavía mucho que rodar… Oscar unos
27-28 minutos delante de mí, nos animábamos siempre al cruzarnos…
la carrera…
pues
rabia de ver que sales entre gente que claramente va más floja… me limité
simplemente a arrastrarme hasta la meta de la manera más digna posible.
Al final la conclusión de este MD para
mí, es que no he podido disfrutar haciendo lo que me gusta, debido al susto
inicial, en la que un elemento con el que no se contaba, hizo su acto de
presencia. En cambio el agradecimiento eterno al compañero que me dejó su bici
para poder terminar el sector de ciclismo, creo que ahí estuvo el verdadero
espíritu del deporte, y del fair play. Eternas gracias por ayudarme a terminar
mi primer triatlón MD.
El tiempo final lo de menos 5:28’, y más
después de las penurias… media hora después de que lo hiciera Óscar.
lo mejor, los incesantes ánimos del
público al triatleta atlético, pero sobre todo los de mi “grouppie”
particular Lucía, gracias por todo, así como el apoyo incondicional de Óscar
cada vez que nos cruzábamos…
lo peor el susto que, todavía hoy, tres días después, no he
conseguido quitarme de encima, y me sigo despertando de noche clavando frenos,
para no atropellar a la señora, el perro y la %&*·$%!%/ que
los ¡%$%&(&=.
David Francisco, un medio Ironman que por poco no lo cuenta.
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