Decidimos desplazarnos hasta la zona el sábado para recoger el dorsal, ver el pueblo y tomar fuerzas cenando para la carrera del domingo. Dormimos en la “Churrivan” y además con la calefacción puesta!! (¡¡Qué gustitoooooooo jajajajaja!!).
A eso de las 8 de la mañana vamos escuchando un continuo goteo de coches y corredores que se van acercando a “la fiesta” y todavía nosotros estamos despertándonos al calorcito, jajaja
La prueba consistía en 21 km y 350 de desnivel positivo,
vamos que tocaba correr mucho y andar poco, aunque luego tocó andar más de lo esperado
por no tener muy buenas sensaciones… por una parte mi espalda me dice que algo
no va bien y por otra Mónica tampoco ha entrenado mucho, así que se nos haría
un poco más largo de lo previsto. No obstante, somos conscientes, y nuestro
objetivo es terminar la carrera dentro de los tiempos de corte que ha
establecido la organización. Yo lo tengo claro, va a ser un nuevo “Reto
conseguido”, pero Mónica está con la mosca detrás de la oreja.
El caso es que cuando nos queremos dar cuenta ya estamos metidos en el cajón de salida y allí vemos a Cavia (amigo nuestro y gran runner lagunero). Según estábamos esperando un muchacho saluda a Mónica, y la dice: “¿no me conoces?”. Mónica está con cara de póker y resulta que la conoce de seguirse en el Strava, aunque realmente nunca habían coincidido jajajajaja ¡qué bueno! Así son las redes sociales, haciendo amigos en la distancia… Con los nervios ya un poco disipados por las circunstancias, se hace cuenta atrás y…A correrrrrr!!
Primeros metros por las calles de la Villa de Pedraza y sus preciosas casas. Esta villa fue edificada sobre un otero y con un fuerte recinto amurallado con la Puerta de la Villa como único acceso, data de tiempos de la repoblación de fronteras en la Edad Media, y también tiene un bonito castillo. Vamos que te pongo tareas para un fin de semana sin planes: “Pásate a visitarla”. Volviendo a la carrera… estos primeros metros son todos de bajada, pero ya se sabe que todo lo que bajas… tienes que volverlo a subir, jajajaja y así fue.
Todo muy rápido y bonito, salimos del pueblo y nos encontramos una subida aunque tendida, así que nos vamos ubicando en el pelotón y nuestro sitio, no es adelante, jajajaja. Volvemos a bajar hasta el kilómetro 6 que es donde está el avituallamiento y el desvió de los de la corta. Nosotros no paramos ya que tenemos de todo. Nos llevan muyyyyyyy lejos, jajaja, a mí ya en el kilómetro 9 me va doliendo la espalda y eso que de corazón y piernas estoy bien… ¡¡concho que acabamos de empezar!! pero en mi caso ya tocaba ir sufriendo.
Ya vemos a lo lejos Pedraza, nos toca la última subidita y entrada por el pueblo,
eso sí no sin antes hacemos una bonita foto y así también coger un poco de
fuelle. Entramos por su puerta en arco y muchísima gente animando ya que están
de turisteo. Nos ponemos a correr por las calles y a ponernos guapos para la
foto de entrada, pero antes hay que llegar, que fríooooo y que aire, además sus
calles adoquinadas hacen que no se pueda correr bien. Recta de meta, nos
agarramos de la mano y entramos los dos juntitos en un tiempo de 2 horas y 28
minutos, cansados pero contentos. Otra más a la saca aunque a mí me queda la
cosa de no estar en condiciones, creo que estoy a un 40 por ciento de lo que
puedo dar, espero recuperarme de los dolores de espalda y estar al cien por
cien, que vaya la que se me avecina jajajajajaja.
La verdad es que la bolsa de corredor no era para tirar cohetes, ya que venía una botellita de agua, una de bebida isotónica, un gel y un bote de guisantes y si querías la camiseta, la tenías que pagar a parte.
En meta nos reencontramos con nuestro amigo Cavia, un máquina el tío, y nos hacemos unas fotitos. Nos cambiamos y nos ponemos ropita limpia y seca, y por supuesto, vamos en busca de ese merecido vermut.
Aitor.
El caso es que cuando nos queremos dar cuenta ya estamos metidos en el cajón de salida y allí vemos a Cavia (amigo nuestro y gran runner lagunero). Según estábamos esperando un muchacho saluda a Mónica, y la dice: “¿no me conoces?”. Mónica está con cara de póker y resulta que la conoce de seguirse en el Strava, aunque realmente nunca habían coincidido jajajajaja ¡qué bueno! Así son las redes sociales, haciendo amigos en la distancia… Con los nervios ya un poco disipados por las circunstancias, se hace cuenta atrás y…A correrrrrr!!
Primeros metros por las calles de la Villa de Pedraza y sus preciosas casas. Esta villa fue edificada sobre un otero y con un fuerte recinto amurallado con la Puerta de la Villa como único acceso, data de tiempos de la repoblación de fronteras en la Edad Media, y también tiene un bonito castillo. Vamos que te pongo tareas para un fin de semana sin planes: “Pásate a visitarla”. Volviendo a la carrera… estos primeros metros son todos de bajada, pero ya se sabe que todo lo que bajas… tienes que volverlo a subir, jajajaja y así fue.
Todo muy rápido y bonito, salimos del pueblo y nos encontramos una subida aunque tendida, así que nos vamos ubicando en el pelotón y nuestro sitio, no es adelante, jajajaja. Volvemos a bajar hasta el kilómetro 6 que es donde está el avituallamiento y el desvió de los de la corta. Nosotros no paramos ya que tenemos de todo. Nos llevan muyyyyyyy lejos, jajaja, a mí ya en el kilómetro 9 me va doliendo la espalda y eso que de corazón y piernas estoy bien… ¡¡concho que acabamos de empezar!! pero en mi caso ya tocaba ir sufriendo.
Nos vamos encontrando subiditas pero son todas muy corribles,
de hecho si algunas tortugas pros de las nuestras hubieran estado, la correrían
enterita y sin ninguna parada, pero nosotros solo somos unos mortales más. Nos
vamos animando entre Mónica y yo para ir entrando en los cortes y de hecho los
vamos pasando con 10 minutos de adelanto, pero no nos podemos dormir en los
laureles. Bajamos hasta el mismo río con unos paisajes muy bonitos y bucólicos
y entonces notamos que nos falta lo más bonito de la carrera. Estos días
pusieron fotos en el face de unas pasarelas de madera y escaleras con cadenas y
al final la organización decidió quitar ese tramo por precaución. La verdad es
que no hizo tan malo como para quitar esa zona, a mí personalmente me sentó un
poco mal no pasar por esos sitios, pero es lo que toca, y la seguridad de los
participantes es lo primero.
Poco a poco ya hemos pasado la mitad de la carrera y vamos bien de tiempo. En la
lejanía distinguimos la silueta del castillo de Pedraza entre las nubes y las montañas
nevadas… es una pasada. Nos paramos para hacer unas fotitos de rigor. Me
encuentro por el camino unos cascos de música que entregaría al finalizar la
carrera a la organización. Nos vamos haciendo amigos de varios corredores entre
ellos un tal Manolo que iba con su amigo y que le iba dando tralla de la buena,
“vamos Manolo dale un poco más”, “vamosss corre un poco”. Este Manolo se fija
en nuestro porta dorsal de la transgrancanaria, y vamos charlando un rato del
tema porque él también la ha corrido (¡si es que el mundo es un pañuelo!). Otro
corredor al pasarnos nos dice” esos de León como me gusta vuestro parche de la
mochila”, vamos que nos hacemos ver por donde vayamos, jajajaja
La verdad es que la bolsa de corredor no era para tirar cohetes, ya que venía una botellita de agua, una de bebida isotónica, un gel y un bote de guisantes y si querías la camiseta, la tenías que pagar a parte.
En meta nos reencontramos con nuestro amigo Cavia, un máquina el tío, y nos hacemos unas fotitos. Nos cambiamos y nos ponemos ropita limpia y seca, y por supuesto, vamos en busca de ese merecido vermut.
La verdad es que aprovechamos muy bien el finde y queremos
más, así que en breve nos iremos a trail nocturno de Astorga.
Gracias y mucho ánimo a mi Churri y a por mássssss!!.
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