He hecho varias actividades dentro de diferentes cuevas, rápeles alucinantes como el de
Perlas, el descenso de curso de aguas en Valporquero e incluso he pasado alguna noche
acampado dentro de una cueva como en Cueva Huerta, pero lo que nunca había hecho era
correr dentro de una cueva. Pues bien, el pasado 16 de junio, tuve la oportunidad de
estrenarme en el Espeleotrail 2019.
Se trata de una carrera modesta, con no muchos participantes ni demasiadas pretensiones,
pero por una zona realmente bonita y muy cerca de casa. La carrera tiene una distancia de
14,7 km y unos 1.000 metros de desnivel positivo.
Por diferentes motivos ninguna otra tortuga se apuntó a esta carrera así que con una
sensación un poco extraña, me presenté en la línea de salida sin conocer a nadie y sin
compañeros con los que tomar el té previo.
Al principio salimos a toda pastilla por el tramo de asfalto hasta llegar a la entrada del hayedo,
en lo que yo entré bastante atrás. Esto me obligó a hacer continuos esfuerzos adelantando
corredores en la senda de la primera subida para poder ir a mi ritmo. Nada más salir del
hayedo llegó la primera bajada técnica, que era muy divertida y cortita. Esta bajada ya colocó a
todo el mundo en su sitio. En la siguiente subida seguí recuperando posiciones. Arriba
llegamos juntos dos corredores y alguien de la organización nos dijo que íbamos el 22 y el 23,
así que ya tenía claro cuál era mi objetivo para esa carrera.
Tras una corta bajada no muy complicada comenzaron unos 8 km de continua subida, pero
muy corribles, casi hasta la subida a la peña del Águila. El recorrido estaba muy bien marcado,
a pesar de las 2.000 vacas que soltaron el día anterior, y además discurría por un valle muy
evidente que había que seguir. Durante estos kilómetros mantuve la posición y en la subida a
la peña del Águila adelanté a tres corredores, seguía con fuerzas y apreté todo lo que pude. La
bajada desde la peña era técnica pero también corta y acababa en una pista bastante tendida
en la que apreté para distanciarme de los de atrás, aunque sin poder acercarme a los de
delante.
Llegando al pueblo nos metimos por una senda con una pequeña subida justo antes de bajar a
la entrada de la cueva. Cuando llegué estaba llena de turistas por lo que había que ir con
mucho cuidado. Dentro hacía fresquito, lo que siempre se agradece en un día de bastante calor. La carrera discurría hasta La Gran Rotonda y vuelta. Allí me hice una foto (que salió
movida por la poca luz) y seguí rápido, no quería perder la 19ª posición que llevaba en ese
momento. Se salía por el mismo sitio y pude ver que el siguiente corredor ya estaba bastante
cerca y venía muy fuerte. Sólo quedaba subir hasta la Atalaya, unos 80 m de desnivel en 400
m. así que apreté los dientes y conseguí no perder la posición y entrar en 1:44:15
En resumen, es una carrera única y muy recomendable. Es cortita, por una zona preciosa que
atraviesa un hayedo, praderas de montaña, zonas de roca, valles y que, como estrella, tiene la
entrada a la espectacular cueva de Valporquero.
Victor
Club de running, trail running, duatlón, triatlón, ciclismo, natación en aguas abiertas y todo lo relacionado con el deporte, desde la amistad y el buen rollo, porque aunque llegues el último en una prueba, siempre tendrás por detrás a los que no se atrevieron a correrla.
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