Hablar
de la Transfronteriza no es solo hablar de una carrera, así como decir de ella
que es una prueba en la que dos países, Portugal y España, se enfrentan para
ver quién resulta vencedor… La Transfronteriza es una prueba en la que dos
países se unen para hacer más grande un deporte: el trail running y en la que
descubren al participante un rincón, compartido por los dos países, en el que,
como ellos mismos dicen, el tiempo se detuvo hace demasiado.
Un
año más, las Tortugas no quisimos dejar pasar la oportunidad de participar en
esta ya emblemática prueba del circuito Zamorano de carreras de montaña, y de
perdernos por las maravillosas tierras de Aliste. En esta edición Aitor, en el Trail
Corto 24Km, y el que suscribe, en el Minitrail 14 Km, acompañados de nuestra
incasables Tortugas animadoras Mónica y Ana, fuimos la representación tortuguil.
En
esta ocasión, las distintas pruebas, (aparte de las dos en las que participamos
se disputo un Trail Largo de 32 km y una prueba de senderistas), tuvieron
inicio en España para finalizar todas en Rio de Onor, uno de los pueblos más
bonitos del país vecino.
Aunque
la noche antes dormimos en Rio de Onor, el domingo el despertador sonó
temprano, tocaba recogida de dorsales a primera hora y desplazarse en autobús a
la localidad de salida, en mi caso, Santa Cruz de los Cuérragos. Qué ambientazo
tan increíble en los minutos previos a la salida de los autobuses, no había
atisbo alguno de rivalidad entre los participantes enfundados cada uno de ellos
con los colores representativos del país
por el que corría.
Tras
un “pequeño” recorrido de 45 minutos en autobús, llegamos a Santa Cruz de los Cuerragos, lugar en el
que los participantes del Minitrail y senderistas tomamos la salida.
La carrera comenzó con un vertiginoso descenso de unos dos kilómetros tras los cuales la prueba discurrió por los márgenes del arroyo de los infiernos, zona ésta en la que mil ojos eran pocos para evitar las miles de trampas que la densa vegetación escondía en forma de raíces, piedras y agujeros, además de los seis obligados pasos por el referido arroyo... Salvada esta zona llegaba la gran pared de la prueba, en forma de cortafuegos de unos 700 metros de largo y en el que se salvaba un desnivel positivo de 275 metros y que daba paso a una pequeña bajada y a tres kilómetros de pista en perfecto estado para disfrutar corriendo. Giro de 90° y una senda marcaba la subida a los últimos escollos de la prueba a lo largo de algo más de dos kilómetros, para alcanzar los casi 500 metros positivos acumulados de la carrera. A partir del kilómetro nueve, el recorrido era descendente, con un par de bajadas “un poco” vertiginosas y que te llevaban a la localidad de Rio de Onor, donde la línea de meta se encontraba instalada en el paseo del rio que da nombre a la localidad.
La carrera comenzó con un vertiginoso descenso de unos dos kilómetros tras los cuales la prueba discurrió por los márgenes del arroyo de los infiernos, zona ésta en la que mil ojos eran pocos para evitar las miles de trampas que la densa vegetación escondía en forma de raíces, piedras y agujeros, además de los seis obligados pasos por el referido arroyo... Salvada esta zona llegaba la gran pared de la prueba, en forma de cortafuegos de unos 700 metros de largo y en el que se salvaba un desnivel positivo de 275 metros y que daba paso a una pequeña bajada y a tres kilómetros de pista en perfecto estado para disfrutar corriendo. Giro de 90° y una senda marcaba la subida a los últimos escollos de la prueba a lo largo de algo más de dos kilómetros, para alcanzar los casi 500 metros positivos acumulados de la carrera. A partir del kilómetro nueve, el recorrido era descendente, con un par de bajadas “un poco” vertiginosas y que te llevaban a la localidad de Rio de Onor, donde la línea de meta se encontraba instalada en el paseo del rio que da nombre a la localidad.
Personalmente
la prueba tenía todo los alicientes que caben esperar de una carrera de este
tipo, en la que desde el minuto uno sales a tope y dispuesto a darlo todo.
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