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sábado, 8 de junio de 2019
TRAVESÍA MONTES AQUILIANOS 2019
Las cuatro de la mañana y suena el despertador, con mas nervios que hambre me dispongo a desayunar algo, pues lo que por delante me espera iba a ser lo más duro con lo que hasta ahora había lidiado en lo que a deporte se refiere. Últimos preparativos, ropa tortuguil, mochila, geles, barritas, agua, bastones, cortavientos...voy con mas accesorios que la Barbie jajaja, ah! y el dorsal.
Con todo esto bajo de la habitación camino de la meta, al pasar por recepción veo como el recepcionista me mira con cara de consuelo al comprobar que no es el único que ha tenido que madrugar(no estás solo compañero, ánimo) y al salir a la plaza, la meta se encuentra ante mí, cientos de corredores van llegando y preparados esperan la hora de salida, grupos grandes, grupos pequeños, llaneros solitarios como el que aquí narra...todos bien pertrechados y tomando posiciones.
A las 6 en punto se efectúa la salida, en silencio eso si ya que la gente normal sigue durmiendo, los primeros tramos los realizamos al amparo de la noche, con la luz de las farolas y algunos frontales que ayudan a ver el camino a seguir. Pasado un rato empiezan las subidas, son continuas aunque sin mucha pendiente, y poco a poco vamos dejando atrás Ponferrada. Ya corriendo por caminos, pistas, senderos, los kilómetros empiezan a sumar, el paisaje va cambiando a medida que vuelvo a bajar un poco, y lo que antes era monte y campo abierto se convierten en caminos de a uno, a la orilla del río, con vegetación a ambos lados que a veces te hacen perder al corredor de delante. Siguiendo por estos caminos, y en algún tramo de subida en los que hay que aflojar el ritmo ya que aún queda mucho camino, me permito el lujo de cruzar alguna que otra palabra con el resto de corredores, lo que ameniza en gran medida el correr.
Llegamos al primer avituallamiento casi sin darme cuenta, allí repongo un poco de agua ya que apenas había bebido y como un trozo de plátano (de momento hay poco hambre). Es al salir del avituallamiento que veo un cámara grabando la carrera, al cual pregunto si es para que no se les escape nadie al recontar o para ver quien come de mas jajaja. Otra vez en camino, sendas mas bien, y después de un rato salimos a un tramo en el que toca correr por un sendero, luego un tramo de carretera, subir un poco de monte, y al llegar a la parte de arriba, el camino empieza a transcurrir por una ladera, pared de piedra a un lado y caída al otro (todo controlado). El tramo es impresionante, un paisaje que no acostumbro a ver normalmente, en ese momento me uno a un grupo de 4 que por allí estaban corriendo(¿casualidad?) y poco a poco vamos haciendo camino y charlando en la medida de lo posible. He de resaltar un punto del recorrido que me llamo la atención, ya que el camino se veía interrumpido por una caída un tanto peculiar, y para pasar de un lado a otro había un puente de dos palos con tablones perpendiculares en ellos (no era el típico puente de película de Indiana Jones pero menos mal, porque esos siempre se caen...), ya de llegados a este punto, solo había una opción y era tirar para adelante, Cobarde el ultimo!!.
Después de un par mas de kilómetros, y dejando atrás el "desfiladero", segundo avituallamiento a la vista, pero este con una característica especial. En él están las mochilas que previamente podías haber dejado a la organización con ropa y calzado de repuesto para poder así cambiarte y afrontar renovado la carrera que por delante restaba. Yo, como tío bien previsor, ordenado y meticuloso, obviamente no había dejado nada...con lo cual relleno de agua las cantimploras, un trozo de fruta y a correr(literalmente). Hay que ver el lado bueno de la situación, al no haber parado a cambiarme no gaste tiempo y eso medio algo de ventaja (estaba todo pensado...jajaja)
Tras el avituallamiento salgo de Montes de Valdueza, empiezo a notar que la cosa se pone pindia así que andando y poco a poco para arriba. Este fue para mí el tramo más aburrido en el sentido de que era todo cuesta arriba y no había mucho que ver, pero a medida que subía había menos maleza y se empezaban a ver los picos de la zona. Mas subida, hasta que por fin llego a la zona alta, en la cual empiezan a sucederse alguna que otra bajada con algún falso llano. Cuando me quiero dar cuenta ya estoy de camino al avituallamiento de los apóstoles, justo antes del mismo veo un fotógrafo que me anima diciendo que voy súper bien y que delante no van tantos como pensaba, lo que me alegra considerablemente. En este avituallamiento tengo que rellenar si o si, ya que el sol esta apretando y hay que beber bastante agua. Otro tramo más de pistas, algún sendero, un tramo de carretera cuyo asfalto estaba para freír huevos, y de vuelta a los senderos. Es en esta zona de bajadas por senderos, con piedras y tierra sueltas, donde mas tengo que poner en práctica lo aprendido para no dar una mala zancada y acabar sin dientes. Aunque sí que pille alguna que otra piedra y raíz con el pie con las que casi voy de bruces.
Al acabar el tramo de bajadas, aparezco en un claro, y cuál es mi sorpresa cuando me percato que he llegado a otro avituallamiento, el de Ferradillo. Al igual que en Montes, podía haber dejado ropa y zapatillas, pero como no fue mi caso, pude invertir ese tiempo en comer unos cuantos sándwiches, mini bocadillos y algo de fruta por supuesto. Habiéndome provisto otra vez de agua, me dispongo a correr, pero aun estoy un pelín lleno asi que los primeros 247 metros (más o menos) los tengo que hacer andando para bajar un poco la comida. Aunque en este tramo había bastante barro y había que ir con cuidado de no pisar mal. Continuando por caminos con unas vistas impresionantes de la zona, van sucediéndose las bajadas, quizás un par de falsos llanos pero mayormente bajadas, es aquí donde adelanto a un par que ya iban andando (las bajadas a estas alturas de carrera van pasando factura).
Las bajadas por el bosque se van sucediendo por bajadas por claros, algunas veces pasaba al lado de una finca de cerezos, y si había en el camino no podía menos de picar alguna. Siempre pendiente de la señalización, en carteles, arboles y en el suelo por si acaso. De repente el ultimo avituallamiento, Rimor, donde vuelvo a hidratar, y como unas cerezas mas. Ya queda menos, hace ya tiempo que rebase el máximo que había corrido hasta la fecha, todo de aquí en adelante es poner a prueba mis limites, las piernas me pesan cada vez más, una cuestina para salir del avituallamiento me pone contra las cuerdas. En ese momento me pongo en marcha y consigo alcanzar a un grupo, empiezo a hablar con ellos mientras seguimos corriendo (al menos si hablo no pienso en el cansancio). Seguimos corriendo a través de viñedos y salimos al último de tramo carretera, el cual hacemos andando con un sol de justicia apretando desde arriba.
Al acabar el tramo entramos en la zona del río, subimos otra cuesta y empezamos a correr al lado de un canal de agua, las piernas ya van solas en este punto, consigo aguantar un poco más al grupo pero llega un punto cuando volvemos al río en el que ya no puedo más, tengo que andar si o si, los cuádriceps están a punto de caramelo. Continuo andando al lado del río, por zonas en las que el pelujo hace parecer como si el bosque estuviera nevado, hasta una< fábrica de embutidos al lado del rio, cruzo un puente de madera con unos carteles en los que pone, ANIMO!! NO QUEDA NADA!! En ese momento vuelvo a correr, trote cochinero pero corriendo al fin y al cabo, continuando por la orilla del río un policía local me informa de que ya no queda nada (mentira cochina que quedaba la ultima cuesta...pero bueno jajaja) y es al cruzar el ultimo puente cuando veo la ultima, la subida, llegados a este punto toca dar el resto así que paso a paso voy subiendo, con los ánimos de algunas personas al pasar la subida se hace más amena.
Es entonces cuando llego arriba, estoy en el casco antiguo, ya no queda nada y lo que queda hay que hacerlo corriendo, es más, lo hago hasta esprintando. Un par de calles, una plaza, cruzo el arco de piedra que da paso a la plaza del ayuntamiento, y ya está, la meta ante mí, solo queda cruzarla. Parece que fuera ayer cuando salía dispuesto a correr lo nunca antes corrido, pero en realidad fue hoy de madrugada jajaja
Viendo la distancia, el tiempo invertido en hacerla y como he acabado, me he sorprendido a mí mismo, sin duda ha sido una experiencia única. Y agradezco a toda la gente que me apoyo, ya que los ánimos es lo que más motiva. Seguro que me he dejado mil cosas en el tintero, pero solo me queda añadir: Nos vemos en la próxima!. Y recordad: "Si lo intentas puede perder, si no lo intentas estas perdido"
Juveta
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