Ya con el dorsal en mis manos y con tres horas por delante hasta la salida me doy un
paseo por Ponferrada, unas fotos en el Castillo para la crónica y una cerveza
en una terraza ayudan a que me desperece y empiece a entrarme ese gusanillo
pre-carrera, que se convierte en los nervios absurdos que preceden a todas las
carreras cuando me cambio y me voy acercando a la salida.
Son las 22:15 y me llama Nacho para vernos, darnos los ánimos previos al pistoletazo de salida y hacernos las preceptivas fotos, allí nos encontramos a Alberto, que nos hace unas cuantas fotos, nos da un poco de charla y nos desea suerte.
Son las 22:15 y me llama Nacho para vernos, darnos los ánimos previos al pistoletazo de salida y hacernos las preceptivas fotos, allí nos encontramos a Alberto, que nos hace unas cuantas fotos, nos da un poco de charla y nos desea suerte.
Con la salida pierdo a Nacho de vista, ¡cómo corre este chico!, y yo… busco mi sitio,
que tampoco tengo muy claro cuál es, así que decido ir a mi aire.
Los 4 primeros kilómetros recorren el centro histórico de Ponferrada y se disfruta un
montón pasando por la plaza del ayuntamiento, la torre del reloj, la plaza de
la Virgen de la Encina y la bajada del castillo que están abarrotadas de gente
animando, y me encanta pasar al lado de una niña y oír cómo le grita a su madre
“¡mira mamá, una Tortuga!”, no sé si os lo he dicho alguna vez, pero… ME
ENCANTA ESTE EQUIPO
Con la bajada del Castillo nos vamos acercando a la zona nueva de Ponferrada, y aquí
comienza la parte dura del asunto, no por el terreno si no porque el público
escasea, así que decido refugiarme en la música, ponerme una lista de mis
canciones favoritas de Supersubmarina y disfrutar el momento como si estuviera
en un concierto (chicos, os esperamos de vuelta pronto!).
En un momento dado caigo en que el globo de 1:40 no me ha pasado en ningún momento,
miro el reloj y estoy llegando al km 10 con un ritmo de 4:35, lo cual desata un
conflicto interior, la cabeza me dice que regule, las piernas que siga
apretando y el corazón… el corazón bastante tiene con seguir en su sitio; al
final llego a un acuerdo entre cabeza y piernas y decido que mi objetivo va a
ser llegar antes que el globo.
A pesar de estar corriendo por la zona nueva, entre los numerosos voluntarios que hay en los avituallamientos y las familias que hay animando pocas veces nos sentimos solos en el circuito, así que pasan los kilómetros y cuando llego al 20, miro para atrás y veo que tengo el globo a pocos pasos, así que aprieto fuerte los dientes, y el paso, les prometí a mis piernas llegar a meta antes que él, suena “samurái” en mis oídos con su estribillo, “tu kabuki no es para mí, el harakiri está aquí”, y tanto que el harakiri está aquí, porque ya quedan pocas fuerzas y estoy dando todo lo que llevo dentro, entro en la pista del Colomán Trabado, 3/4 de vuelta a la pista y entonces el speaker dice “entra en meta con el dorsal 65 Diego Próspero, de las Tortugas Trail León y viene de Trobajo del Camino”, puño al cielo, mirada al reloj, ¡1:40 clavados!, sonrisa de oreja a oreja y a por mi merecido trofeo, una lata de budweiser que sabe a gloria bendita.
A pesar de estar corriendo por la zona nueva, entre los numerosos voluntarios que hay en los avituallamientos y las familias que hay animando pocas veces nos sentimos solos en el circuito, así que pasan los kilómetros y cuando llego al 20, miro para atrás y veo que tengo el globo a pocos pasos, así que aprieto fuerte los dientes, y el paso, les prometí a mis piernas llegar a meta antes que él, suena “samurái” en mis oídos con su estribillo, “tu kabuki no es para mí, el harakiri está aquí”, y tanto que el harakiri está aquí, porque ya quedan pocas fuerzas y estoy dando todo lo que llevo dentro, entro en la pista del Colomán Trabado, 3/4 de vuelta a la pista y entonces el speaker dice “entra en meta con el dorsal 65 Diego Próspero, de las Tortugas Trail León y viene de Trobajo del Camino”, puño al cielo, mirada al reloj, ¡1:40 clavados!, sonrisa de oreja a oreja y a por mi merecido trofeo, una lata de budweiser que sabe a gloria bendita.
Y para cerrar la noche, una ducha calentita y una paella que corre a cuenta de la
organización, que aun estando sosa me pareció la paella más buena que hubiera comido, ¿sería el hambre?
En resumen, una gran carrera, con un resultado personal mucho mejor del esperado,
un trato al corredor fabuloso y una organización de 9, no le doy el 10 por los
jaleos de conos en las rotondas.
Pros
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