Soy ex(muy ex) jugadora de Baloncesto y amante del deporte, pero hasta ahí hemos
llegado. Hace años conseguía apuntarme al gimnasio, para pagar y no ir. Todo un
reto. Tan solo el hecho de ir de excursión a caminar por el campo ya me suponía
un esfuerzo, puesto que para mí, esas cosas solo se hacían en primavera y yo...pues
soy alérgica. Vaya, no puedo. No puedo, no puedo, no puedo, no puedo... y entre
no puedos...aquí estoy. Con el orgullo subido y una bola en la garganta cada
vez que lo pienso.
Para algunos, una locura, para otros, algo sin importancia.
¿Qué necesidad tienes? ¿Qué se te ha perdido? Tampoco es tanto, no estás
preparada, etc, etc. Hay pocas respuestas, y cada uno la tendrá distinta. Pero
a mí todo esto me ha hecho sentirme grande! y sobretodo...capaz. Alguna duda
más?
Dicho esto, una semana después, con las uñas todavía negras,
heridas en los pies y el corazón contento, os cuento mi aventura.
Hace meses nos calentamos varias Tortugas impulsados por la idea de Laura y animados
nos apuntamos a una de las versiones de la mítica carrera Transgrancanaria.
Entre dudas sobre si irme a la más corta, me apunté con todos mis compis a la
versión de 30km. Tocaba trabajar. Lo máximo que había hecho en montaña era una
sola vez 20km y con la soga al cuello. Pero trabajando duro se podría
conseguir. Dado mi ritmo de vida (profesionalmente), tenía muy complicado
entrenar por montaña, puesto que mis horarios de partirme el lomo, serían por
la noche. Pues en definitiva, hice lo que pude, un poquito de calle y horas y
horas de gimnasio (esta vez me apunté y además fui).
El esfuerzo estaba hecho. Volamos a Canarias, Ana (con su cámara preparada para
inmortalizar cualquier momento), Santi, Laura, Carlos, Moni, Aitor, David y yo,
y allí nos encontraríamos con Jaime (una vieja gloria) y Adri (un anfitrión
maravilloso). Los nervios ya se sentían. Las modalidades largas ya habían
salido antes que nosotros. Gente haciendo auténticas hazañas y un ambiente que
ponía la piel de gallina. Nuestra vecina Estrella, salía algo antes que
nosotros a enfrentar cual gigante sus 80 km (Ole tú, más que valiente...1ª de tu
categoría! Toca quitarse el sombrero)
Las vistas eran preciosas, me quedaba tonta mirando sin darme cuenta ni siquiera de que corría. Mala suerte, que antes del km 10 ya comencé a sentir rozaduras de las buenas, que solo fueron a peor y no había otra solución más que intentar olvidarme y repetirme que eso se curaría y que muscularmente me encontraba muy bien, y feliz de sentirme entre corredores (y no sola en la cola de la carrera). Genial la sensación de que en un par de ocasiones aplaudieran mi ritmo y me siguieran. Increíble pero cierto... Qué felicidad! Me sentía casi fluir sola entre gente y montañas maravillosas. Corrí mucho más de lo esperado y orgullosa de estar ahí, entre gente valiente. Los kilómetros pasaban rápido y llegué a la mitad de la carrera como una rosa, aunque con los pies listos para cortar, pero eso no lo quiero ni recordar. Podía seguir. Una zona de muchas piedras me hizo perder mucha fuerza y tiempo (ahí se notaba la falta de entreno de montaña), pero también de eso se sale, y cuando comenzaba a pisar suelo firme y emprender los 6 km finales... ahí estaba él. Mi churri, que no falla. Se apuntó a la de 30 e hizo una maratón, porque él lo vale :). Llegaba bastante rota, pero con David a mi lado era imposible rendirse, además me transmitía todos los ánimos de mi familia y mis Tortus que me llenaban de ganas. Corrí hasta llegar, y aguanté las emociones que no paraban de cortarme la respiración hasta escuchar la megafonía. Ya estaba ahí. Salieron las fuerzas que se quedaron debajo de las piedras, y corrí, incluso adelantando gente (madre mía, quien me ha visto y quién me ve). Sentí las voces de Aitor y Moni, junto con las de David, que no paraban y me hicieron acelerar. Una entrada en meta chulísima, con Ana y su cámara al fondo y Santi saltando y jugándose su virilidad...llegué. Escuché mi nombre, escuché Tortugas Trail, y se me cortó el aire por un momento. Me ahogaba en mi propia emoción, pero ya estaba dentro. 5 horas. Maravilloso todo. Maravillosos compañeros que también lo bordaron, maravilloso recorrido y organización, maravilloso David por llevarme hasta meta en una nube, y maravillosa yo, qué coño!
Mención especial a la cantidad de compañeros de carrera que hice por el camino. Todos geniales y para quitarse el sombrero. Ojalá alguno pueda leer esto y sabrá de lo que hablo. Tuve la oportunidad de correr la primera parte con una persona con una prótesis en una pierna. Grande por dentro y por fuera. Si para el no importan las piedras en el camino...es porque no hay piedra lo suficientemente grande para no dejarnos pasar. Con trabajo y constancia se consigue todo. Así que sí. Querer, es poder.
Pronto, más y mejor. GO TORTUGASSSSSS!!!!!!!!!
Lucía
Nos llegó el momento. Y como una gran familia nos dirigimos
entre abrazos a la meta. Teníamos un plan. Disfrutar y llegar. Cada uno a su
ritmo. Santi y David saldrían por delante cada uno a disfrutar de lo suyo. Moni,
Aitor, Jaime, Laura y Carlos irían en grupo, al ritmo de las chicas, que están
más fuertes que el vinagre. Dentro de poco seréis vosotras las acompañantes! y
por detrás iba yo, feliz, sola con la isla,
y cargada de ánimos y cariño de un montón de gente que confiaba más en
mí incluso que yo misma. No se podía fallar, aunque iba con mil miedos: No
aguantar, perderme, no cumplir tiempos de corte, etc.
Las vistas eran preciosas, me quedaba tonta mirando sin darme cuenta ni siquiera de que corría. Mala suerte, que antes del km 10 ya comencé a sentir rozaduras de las buenas, que solo fueron a peor y no había otra solución más que intentar olvidarme y repetirme que eso se curaría y que muscularmente me encontraba muy bien, y feliz de sentirme entre corredores (y no sola en la cola de la carrera). Genial la sensación de que en un par de ocasiones aplaudieran mi ritmo y me siguieran. Increíble pero cierto... Qué felicidad! Me sentía casi fluir sola entre gente y montañas maravillosas. Corrí mucho más de lo esperado y orgullosa de estar ahí, entre gente valiente. Los kilómetros pasaban rápido y llegué a la mitad de la carrera como una rosa, aunque con los pies listos para cortar, pero eso no lo quiero ni recordar. Podía seguir. Una zona de muchas piedras me hizo perder mucha fuerza y tiempo (ahí se notaba la falta de entreno de montaña), pero también de eso se sale, y cuando comenzaba a pisar suelo firme y emprender los 6 km finales... ahí estaba él. Mi churri, que no falla. Se apuntó a la de 30 e hizo una maratón, porque él lo vale :). Llegaba bastante rota, pero con David a mi lado era imposible rendirse, además me transmitía todos los ánimos de mi familia y mis Tortus que me llenaban de ganas. Corrí hasta llegar, y aguanté las emociones que no paraban de cortarme la respiración hasta escuchar la megafonía. Ya estaba ahí. Salieron las fuerzas que se quedaron debajo de las piedras, y corrí, incluso adelantando gente (madre mía, quien me ha visto y quién me ve). Sentí las voces de Aitor y Moni, junto con las de David, que no paraban y me hicieron acelerar. Una entrada en meta chulísima, con Ana y su cámara al fondo y Santi saltando y jugándose su virilidad...llegué. Escuché mi nombre, escuché Tortugas Trail, y se me cortó el aire por un momento. Me ahogaba en mi propia emoción, pero ya estaba dentro. 5 horas. Maravilloso todo. Maravillosos compañeros que también lo bordaron, maravilloso recorrido y organización, maravilloso David por llevarme hasta meta en una nube, y maravillosa yo, qué coño!
Mención especial a la cantidad de compañeros de carrera que hice por el camino. Todos geniales y para quitarse el sombrero. Ojalá alguno pueda leer esto y sabrá de lo que hablo. Tuve la oportunidad de correr la primera parte con una persona con una prótesis en una pierna. Grande por dentro y por fuera. Si para el no importan las piedras en el camino...es porque no hay piedra lo suficientemente grande para no dejarnos pasar. Con trabajo y constancia se consigue todo. Así que sí. Querer, es poder.
Pronto, más y mejor. GO TORTUGASSSSSS!!!!!!!!!
Lucía
felicidades grande Luci
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