Una semana después de Balboa, toca volver a calzarse las
zapatillas y salir a rodar un poco, como las tradiciones son para cumplirlas,
antes y después de una carrera, me gusta reajustar mis chacras en el Monte San
Isidro, esa soledad, deja libre la mente para volar entre sueños pasados y
futuros.
Antes de pensar en a la vez “temida y deseada” Alto Sil,
tocaba sacar conclusiones de Balboa, y generalmente se sacan rápido, el año que
viene, volvemos, este año, mucho por pensar.
Partes de la base que el precio ya está ajustado a un
colectivo. Desde nuestra llegada a uno de los rincones más bonitos de la
provincia, el trato ha sido especial. Nos dirigimos al Molino de Agüita, donde
un mítico mojito nos espera y es allí donde año tras año nos juntamos con parte
de la familia de trail runneros. Entre risas y buenos momentos, aparece el
cuerpo y el alma de este trail. Chuso, si viviéramos en el Reino Unido, estoy
convencido que tendría el trato de Sir, al vivir en El Reino, tiene el de
paisano.
Paisano con todas las letras, nunca el caos más absoluto,
está totalmente bajo control, nunca el trato tan cercano, tiene la visión del
más experimentado trailero que se
aventura a decir que sufre más en una carrera de 5km, que en un ultra maratón,
por lo que te estás asegurando hablar el mismo idioma.
El tener detrás a un Alcalde comprometido con el proyecto, y
un grupo de voluntarios de mismos quilates que su cabeza visible, hace que a la
hora de empezar a entregar los dorsales, despreocupado, pueda tomar una cerveza
con su gente, la que apuesta por su carrera.
Este año vuelta de tuerca, y concierto, cena con la palloza
a reventar, una charla técnica de esas que no se olvidan, y más cuando se
cambian los “drops ” de la última voladora trailera, por las míticas “playeras”
de montaña, los “grips”, por un “resbala
de cojones”, y los riesgos de lesión, por un buen cagamento acompañado de “que
os vais a abrir la cabeza”, esto también hace la carrera especial, o como pega
más para esta carrera, “cojonuda”.
Terminamos de cenar, y al hacerlo con un semi bebe, obliga a
posponer los chupitos y acordes del concierto para otra edición, pero antes de
marchar, sorpresa, coge el micrófono, para la cena de toda la palloza, y
agradece nuestra presencia, al venir prácticamente directos de la Trasgrancanaria,
entregandonos un diploma y homenajeandonos con un aplauso de la palloza entera…
sin palabras.
Nos levantamos, rumbo a la salida, y ¿qué sería de un Balboa
si no hiciera malo?, pues no sería Balboa, hay gente que se queja, para mi, la
hace especial. Este año, correremos como equipo, ¿una organización que hace
caso a una petición de un equipo?, ¡ah! que hablamos de Balboa.
Tras un mazazo inesperado en la mitad de la carrera, mi alma
viaja a Málaga, mi corazón partido entre ir rumbo a León, y la pequeña con los
ángeles de la guarda tortuguiles. Solo mi cuerpo corre sin sentido, se mantiene
dentro de la carrera gracias a mis
compañeros de equipo, gracias, y vuelve a falta de un kilometro, para disfrutar
de los últimos metros. Nuestro pódium, llega de la que nos lavamos en el río, ¡va por ti Antonio!...
Cuando crees que no hay cabida para más sorpresas, después
del Alcalde, se solicita la presencia del Presidente de Tortugas Trail León
para entregar premios, por ausencia y orden, subo encantado a entregarlos, no
pudiendo dejar de negar con la cabeza, este tío es la ostia.
Llega nuestro momento, nos toca subir a recoger el premio
que nos reporta tanta alegría como sufrimiento nos ha costado conseguirlo y aquí
no hay autoridad competente que lo entregue, lo hace el directamente, nadie
mejor.
Cerramos carrera, con la convicción de volver, y esperemos
meter al equipo entero en la próxima edición.
Sencillamente hay carreras, y carreras,
Enhorabuena por la vuestra Balboa.
Fdo. Calili
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