UA-51285685-1 Equipo leonés de Trail Running : TORTUGAS TRAIL LEÓN: CARRERA 50 KILÓMETROS ENTRECULTURAS 2017

lunes, 27 de febrero de 2017

CARRERA 50 KILÓMETROS ENTRECULTURAS 2017

El sábado 18 de Febrero viví la carrera más especial de toda mi vida. Se celebraba la V edición de la Carrera Solidaria de la ONG Entreculturas en León.

Al ser la V edición, desde el proyecto que llevo “Kilo al Cuadrado”, decidí hacer algo especial, por lo que decidí correr los circuitos de las 5 ediciones, para acabar con un total de 50 kilómetros en la misma carrera.


Pero vamos por partes. Primero os quiero contar qué es Kilo al Cuadrado y después os cuento cómo conseguimos esta locura de los 50 kilómetros.

Hace un año nacía con la Media Maratón de Barcelona el proyecto Kilo al Cuadrado. Llevaba unos meses pensando en hacer algo útil por el mundo de todos los kilómetros que hacía en todas las carreras que participo, dándole un sentido distinto. Por eso contacté con algunas pequeñas empresas de personas conocidas que les conté mi idea de poder cambiar kilómetros de carreras por kilogramos de ayuda para personas que están pasando por una mala época a nivel económico en sus vidas.

Las empresas no se lo pensaron dos veces al decirme que contase con ellos. Por lo que llegamos a un pacto donde yo me comprometía a participar en una carrera al mes y darle un poco de bombo por Facebook y a cambio ellos me harían una aportación mensual de alimentos y productos de higiene que donaríamos al Centro Social Pío XII, gestionado por Mensajeros de la Paz, en León.

Así que en Febrero del 2016 arrancó el proyecto con una media maratón y este mes hemos celebrado su cumpleaños con una carrera de 50 kilómetros. Por el medio, maratones, trails de montaña, triatlones, aguas abiertas…pruebas de todo tipo.

Y así, corriendo la Transcandamia en el reto del proyecto de enero no me hicieron falta muchas razones para que mi amigo y ultrafondista Rodrigo Martínez Montoto se animara a participar en este reto conmigo.

A las 15:15 salíamos de un San Marcos vacío, con el suelo mojado y con muchas ganas. Acababa de parar de llover, cosa que nos animó bastante, así que empezamos por realizar los 4 recorridos de los años anteriores de la carrera. Este recorrido salía del colegio de los Jesuitas, detrás del campus de la Universidad, y bajando por el parque de la Granja conectaba con la Candamia y directos al paseo del río hasta San Marcos.

Ese era el recorrido que nos esperaba en las casi siguientes cuatro horas.  Los 20 primeros kilómetros se pasaron volando. No callamos. El ritmo era tranquilo y continuo, conscientes de las horas que íbamos a emplear corriendo pero también con ganas de llegar a las 19:00 h. a San Marcos para arrancar con todos los participantes nuestros últimos 10.

Por el camino, tanto la organización en el lado de San Marcos, como mis “hermanos” Marta y David en el lado de la universidad nos esperaban para darnos algo de avituallamiento. Como me decía Rodrigo, para mí esto es un entrenamiento de lujo, con toda esta asistencia.

La segunda vuelta ya se hizo algo más dura, las piernas se empezaban a cargar y se acercaba el temido muro de los 30 kilómetros. Sin embargo, el muro llegó a los 36. Se hizo un silencio, no incómodo, pero sí duro porque los dos nos íbamos percibiendo mutuamente muy cansados, centrando la poca energía que nos quedaba en tirar pa´lante y llegar a la hora de la salida real de la carrera. Ese era el gran objetivo del día.

Y lo cumplimos. A las 18:55 aparecíamos en la plaza de San Marcos. Nada tenía que ver con la plaza que habíamos dejado a las tres y cuarto. Gente por todos los lados, música, público, ambientazo con familias enteras, ya que los niños ya habían hecho su carrera a las 18:00. Sensación de extrañeza. Muchos padres del colegio saludándonos, conocedores de nuestra locura.

Bebimos y comimos algo rápido, nos pusimos al final de la salida y otra vez arrancamos. En este momento muy animados por ver cómo no sólo mi amigo David se nos unía a correr los últimos 10, sino con todo el ambientazo que había, la muchísima gente conocida que había corriendo y animando y, por supuesto, con la sensación de que ya estaba (casi) todo hecho.

Cogimos un ritmo muy cómodo para nuestras piernas. Y nos dedicamos a disfrutar, pero claro, con las piernas cada vez más cansadas. Aunque ya la cabeza no daba apenas guerra, las piernas cada vez se quejaban algo más. Hasta el punto de ver cómo una participante nos adelantaba y lo único que sentíamos era dolor en las piernas al pensar en unirnos a su ritmo.

Y por fin, la última rampa de subida a San Marcos para encarar la recta final. Mis padres nos pasan la tela con la que entramos. Un pequeño homenaje a un gran amigo que nos había dejado unas semanas antes de la carrera.

Y la gran sorpresa final, con muchos niños de mi clase esperándome en los últimos metros y entrar corriendo todos juntos. Y al cruzar la línea de meta, muchas personas, mucha gente querida y entre ellos, la más especial, aguardándome con la mejor de las medallas. Un beso de mi novia Alba. Un beso de esos que, sin necesidad de palabras, dices tantas y tantas cosas.

Una carrera muy especial, por todo lo que a nivel emocional viví, pero también por todo lo que hay detrás de Kilo al Cuadrado. A día de hoy y después de un año de vida, en Kilo al Cuadrado hacen aportaciones mensuales, entre particulares y empresas más de 30 personas, que, de una forma sencilla, hacen una montaña de ayuda con su granito de arena cada mes. Todas esas personas, más todos nuestros seguidores en Facebook…todos hicieron los 50 kilometros con Rodrigo y conmigo el sábado.

Gracias…muchísimas gracias a todos. Una experiencia que siempre llevaré en mi corazón.

Héctor

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