UA-51285685-1 Equipo leonés de Trail Running : TORTUGAS TRAIL LEÓN: CARRERA ALTO SIL 2017

viernes, 24 de marzo de 2017

CARRERA ALTO SIL 2017

El pasado domingo tuvo lugar la que es considerada como la mejor carrera en categoría Trail, sin ser ultra, de España, la carrera Alto Sil.
Desde el día en que unas cuantas Tortugas nos inscribimos a ella, allá por el mes de noviembre del pasado año, en mi mente estaba grabado a fuego el día de la carrera.
Escribir una crónica que sea fiel reflejo  de todas las emociones, pensamientos y sentimientos que pasaron por mi mente y por mi cuerpo a lo largo, no solo de los 32 kilómetros  y casi cinco horas, que para mi duró la prueba,  sino también de los días previos a ella, se me antoja realmente difícil.
  La semana anterior  se paso deseando que llegase el sábado por la mañana, momento en el que un grupo de Tortugas (Aitor, Mónica, Laura, Graciela, Ana y yo),  nos encaminamos a la localidad de Noceda del Bierzo, al Hotel Rural “Las Fontaninas”. Fue llegar y empezamos a respirar el ambiente de las carreras, ese que hace que empieces a notar cierto hormigueo en el estómago, pues, al igual que nosotros, estaban hospedados más corredores, y como será este mundo del trail, que nada más bajarte del coche saludas y empiezas a hablar con personas que no conoces de nada, pero a la que te une algo tan grande como es el amor a este deporte.  Por la tarde llegó la hora de recoger los dorsales, por lo que nos desplazamos a la localidad de Santa Cruz del Sil, donde nos esperaba Nacho. Nada más pisar el pueblo fuimos recibidos al grito de: “Son las Tortugas!!!”, eso es lo que le dijo una niña a su madre pues nos conocía del Snow Cross de Leitariegos. Si es que  ya nos conocen allá por donde vamos… !!
Ya desde este momento sientes la magia tan especial de esta carrera, pues la entrega  de los dorsales se realizaba en una casa de las que todos denominamos como la típica de pueblo, de piedra y madera, y que si pudiera hablar te contaría mil historias diferentes. Como no puede ser de otra manera, tras la recogida de los dorsales nos fuimos a hacer lo que mejor se nos da, a tomar una cerveza y mezclarnos con el resto de correderos y dejar que en cada poro de nuestra piel penetrase el ambiente trailero que inundaba cada rincón de la pequeña localidad.
Cena de pasta y pollo de rigor y a la cama a intentar dormir. Creo que esa noche corrí la carrera, al menos un par de veces…  y por fin llegó el tan deseado y a la vez, temido día, porque por mi cabeza pasaron sentimientos contra puestos, de desear empezar a correr y a la vez de tener respeto, mucho respeto por lo que en tantas ocasiones te han dicho que va a ser duro.
 Al parking habilitado por la organización vamos llegando las Tortugas. Los más madrugadores Víctor y Alfredo, a continuación Aitor, Mónica, Ana y Yo, casi al unísono llegan José con Susana y Nacho con Trapero y por último se une Juanjo. Saludos y abrazos de todos con todos y aunque estamos muy animados y no faltan las bromas, se puede cortar la tensión con un cuchillo…, hay muchísimo respeto por lo que nos espera. Nos acercamos todos juntos al arco de salida, ¡¡¡SOMOS UN EQUIPO!!!. 
Foto de rigor, ánimos de nuestros seres queridos acompañados de un: “ten cuidado”, corro tortuguil con unas palabras de Aitor y llegó el momento…. Indescriptible…., la piel como escarpias… y dan la salida, los primeros metros, como en casi todas las carreras, de incertidumbre hasta que tus piernas entran en situación y poco a poco te vas sintiendo a gusto. Como se lo había prometido, voy con Trapero, y con nosotros viene José, somos una piña y así transcurren los primeros kilómetros que son de subida. 
Primera gran bajada  y  llegamos al muro, aquí toca paso corto y mirada al frente, pues la subida es fiel reflejo de su nombre. Las fuerzas singuen intactas y ver a Ana, Mónica y  Susana, animarnos en Páramo del Sil, nos da un plus de energía. Dejamos el avituallamiento y José nos dice que tiremos que no va bien, en la primera gran bajada otro participante le hizo un extraño y tuvo que clavar las piernas y los cuádriceps los tiene tocados. Comenzamos la subida a la Campona, aunque larga se hace bastante llevadera. Aquí el cuerpo me pide ir más deprisa pero la cabeza y mi buen amigo Trapero me bajan de las nubes y subimos a ritmo, la carrera todavía discurre por el kilometro 15 y aún queda mucha tela que cortar. Coronamos la Campona donde disfrutamos de unas vistas indescriptibles de esta mágica tierra a la que llamamos el Bierzo y  descenso rápido para llegar a Primout. Si Henri-Marie Beyle sintió al ver Florencia lo que yo sentí al ver Primout, entiendo lo que se denomina “síndrome de Stendhal”, que pueblo tan bonito, cada rincón de sus calles y casas son pura belleza. Unos vasos de bebida isotónica, un sándwich de nocilla, que sabe a pura gloria,  en el avituallamiento y listos para continuar. Los cuádriceps comienzan a sufrir y todavía quedan 10 km y el mítico Pico Negro. Esta parte de la carrera discurre paralela a un rio y aunque el paisaje lleno de vegetación y de agua manando de cada rincón de la tierra es precioso, tienes que estar con mil ojos puestos por donde pisas al tratarse de una zona con mucha piedra y barro, y así llegamos a los pies del Pico Negro, no sin antes mojarnos un par de veces los pies cruzando el arroyo de la Pila, que más que un arroyo es un rio en toda regla. 
  Comenzamos la subida y no dejo de animar a Trapero, que aunque no me lo dice, intuyo que no va bien del todo, no paro de mirar hacia atrás y veo que cada vez lo tengo un poquito más lejos. La subida es dura, realmente dura, los kilómetros que ya hemos corrido empiezan a pasar factura y el firme no favorece al tratarse de rocas de pizarra. Las fuerzas se escapan como el agua del arroyo de la Pila que hemos dejado atrás y es cuando llega el momento de la fuerza mental, esa que te hace seguir, paso a paso hacia la cima. Me encuentro con otro participante, creo que de un país de Europa del este, y a lo largo de la subida, no dejamos de repasarnos el uno al otro y animarnos mil veces a la voz de ¡¡Forza!!. Y por fin coronamos entre el griterío de una veintena de personas  que no dejan ni un segundo de animar a cada corredor. Me tengo que parar porque los cuádriceps se me han quedado bloqueados, qué dolor, breve pero intenso, intento masajearlos y poco a poco consigo doblar las rodillas. Miro hacia abajo y no consigo ver a Trapero, no puede ser…. 
Pasan unos minutos eternos y por fin le distingo entre un grupo de corredores. Le grito palabras de ánimo y al cabo de unos minutos corona también, le pregunto cómo va y me dice que tiene los calambres de la muerte, que no puede seguir y que tire.  Yo le respondo que no, que descanse un poco y que trate de doblar las rodillas pero él me dice que no puede. Al fin comienza a caminar pero a escasos 100 metros se vuelve a parar y ahora si me deja claro que no puede seguir, los cuádriceps le están matando. Tremendo jarro de agua fría, veo en su rostro la impotencia  y la rabia… Decido continuar, llevo las piernas rotas, al límite, y el verme sólo me deja tocado anímicamente, pero me digo a mi mismo que ya sólo quedan 6 kilómetros y que tengo que tirar sea como sea, ahora no me puedo rendir. Este tramo final se me hace eterno. En una bajada bastante pronunciada me retuerzo el tobillo izquierdo y apunto estoy de irme al suelo, consigo recuperarme y tras otro amago de calambres en los cuádriceps por fin veo Santa Cruz del Sil. Entro en el pueblo y no veo el momento de cruzar la meta, el asfalto me está matando y las piernas me han dicho basta, hasta aquí hemos llegado, así que los ultimo metros los hago andando,  giro una curva y comienzo a escuchar mi nombre, es Mónica que me acaba de ver, y unos metros más adelante veo a Ana y Laura dejándose la garganta en ánimos y por fin el arco de meta…se acabó…. lo he conseguido…!!!
Gandhi dijo: “ La satisfacción radica en el esfuerzo, no en el logro. El esfuerzo total es una victoria completa”.  Cada uno del casi medio millar de participantes que tomamos la salida en Santa Cruz del Sil, somos el ejemplo de esa frase, y aunque primero solo llegó uno, el extraterrestre Jim Walmsley, el derroche de esfuerzo y sufrimiento desplegado por cada uno nos hizo victoriosos a todos.
                No puedo cerrar esta crónica sin dar las gracias a los cientos de personas que nos animaron a todos y cada uno  de los corredores a lo largo del  recorrido y sin mencionar y agradecer a todos los miembros de la organización, los cuales son los que realmente han hecho que esta carrera sea lo que es, la mejor carrera de trail de España. Gracias.
                Gracias a Miguel y Natalia por abrirnos las puertas de su casa, el Hotel Rural Las Fontaninas y tratarnos como uno más de su maravillosa familia. Gracias.
                Gracias a todas vosotras, las que siempre estáis ahí, las que sufrís nuestros entrenamientos, las que madrugáis los fines de semana para acompañarnos en las carreras y siempre, siembre estáis animándonos. Gracias.
                Alberto, te dedico esta crónica porque sin ti no lo hubiera logrado. Gracias.

GO TORTUGAS GO!!

 Santi.

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