Son las 15:00 y salimos rumbo a
Navacerrada que a la 21:30 debutamos en el Trail Nocturno de Peñalara que transcurre
por la Sierra de Navacerrada siendo esta prueba la más pequeña (no llega a 11km
de distancia) de las cuatro modalidades que se organizan en este fin de semana.
A las 18:00 llegamos tras un
viaje de lo más entretenido sin parar de darle a la lengua el Juveta y yo. Ya
nos están esperando Calili, que llegó en viaje relámpago desde Almería, y Ana y
Santi, que aprovechando la festividad de San Juan en Reino se adelantaron a
dejar tiesa la VISA de tiendeo por la capital (por cierto, que me
comprasteis???) Al poco llegaron Aitor y Mónica y ya estamos toda la tropa!
Habrá que merendar algo e hidratarse para planificar la estrategia de equipo.
Con un pepito de ternera y una Mahou entre en la manos, las directrices están
claras: corremos en equipo, disfrutando del entorno y llegando enteros para la
cenorra que nos esperaba!
A las 20:30 recogemos los dorsales, todos ataviados con nuestro uniforme tortuguil y levantando miradas de reojo de todos los “pros” que por allí había. Correr no correremos mucho (por lo menos yo jeje) pero el postureo se nos da de lujo! Foto de rigor en el fhotocall y volvemos a los coches para empezar el ritual de vestirnos. Aquí cada uno tiene sus costumbres. Cintas del pelo, compresores de colores, cinturones de hidratación, gominolas varias por si la pájara apareciese en escena… y Calili y sus bastones! Que en esta ocasión se ha comprado unos de última generación de la marca Grace Climbing, si es que Graciela sólo utiliza material de primer nivel! Asi que, cómo no los iba a utilizar su padre!
Nos vamos a la salida y menudo despliegue de medios! Un ambientazo digno de las grandes ocasiones, un camión con pantalla gigante y dos maestros de ceremonias que tenían pinta, así de lejos y sin fijarme demasiado, de no correr nada….nada de nada! Pinta de “transidos” que si igual te chocas con ellos te partes la mitad de los huesos. Animaban sin cesar y se marcaron un rap bueno no…buenísimo! Enhorabuena a la organización, no sólo en el ámbito deportivo que fue de 10, si no por pensar en todo lo que rodea a la carrera y que hace que un evento de este calibre sea especial y en el que te sientas especial.
Pistoletazo de salida y Go Tortugas Go! Cómo el ritmo de carrera lo marcaba yo y nunca he ido mejor escoltada con mis “maromos” velando por mi toda la carrera, salimos casi los últimos. No me gustan los agobios y soy muy consciente de mis limitaciones así que si tengo que adelantar a alguien lo prefiero en vez de estar pendiente todo el tiempo de dar paso a los rapidines. La carrera discurre entre risas, cachondeo, gritos al aire de TORTUGASSSS y pronto llegamos a bordear el embalse de Navacerrada. El sol está cayendo y la luz que refleja el pantano es mágica, menudo privilegio correr por estos senderos. De repente nos encontramos con un León, si un León! Bueno, un perro-león que a todos nos dejó impresionados.
Más tarde, investigando que raza sería, descubrimos que era un Mastín del Himalaya, espetacular! Jamás había visto cosa igual.
Me siento bien, pese a no haber podido entrenar demasiado, las piernas me van ligeras y mis chicos me llevan volando. Adelantamos a bastantes corredores, sobre todo en la zona en la que pasábamos por un reguero. La gente se apilaba en los laterales intentando evitar el agua pero cómo se nota que no han corrido un cross en León en pleno mes de enero y teniendo que cruzar un reguero con el agua gélida por la cintura! Allí vi momento y me metí por todo el medio chapoteando y disfrutando como una niña con zapatos nuevos.
El desnivel es muy asequible, casi todas las cuestas que se nos presentan consigo hacerlas corriendo salvo en algunos momentos en los que el corazón me decía que aflojara, que tampoco iba a ganar a nada.
Cada voluntario que nos encontrábamos solo puedo calificarlos de fenómenos! Animando sin parar, aplaudiendo e indicando el camino. Muchos de ellos se unían a nuestros gritos de vamos tortugas! Un 10 para todos y millones de gracias. Gracias a vosotros y a vuestro trabajo esta carrera ha sido genial.
A las 20:30 recogemos los dorsales, todos ataviados con nuestro uniforme tortuguil y levantando miradas de reojo de todos los “pros” que por allí había. Correr no correremos mucho (por lo menos yo jeje) pero el postureo se nos da de lujo! Foto de rigor en el fhotocall y volvemos a los coches para empezar el ritual de vestirnos. Aquí cada uno tiene sus costumbres. Cintas del pelo, compresores de colores, cinturones de hidratación, gominolas varias por si la pájara apareciese en escena… y Calili y sus bastones! Que en esta ocasión se ha comprado unos de última generación de la marca Grace Climbing, si es que Graciela sólo utiliza material de primer nivel! Asi que, cómo no los iba a utilizar su padre!
Nos vamos a la salida y menudo despliegue de medios! Un ambientazo digno de las grandes ocasiones, un camión con pantalla gigante y dos maestros de ceremonias que tenían pinta, así de lejos y sin fijarme demasiado, de no correr nada….nada de nada! Pinta de “transidos” que si igual te chocas con ellos te partes la mitad de los huesos. Animaban sin cesar y se marcaron un rap bueno no…buenísimo! Enhorabuena a la organización, no sólo en el ámbito deportivo que fue de 10, si no por pensar en todo lo que rodea a la carrera y que hace que un evento de este calibre sea especial y en el que te sientas especial.
Pistoletazo de salida y Go Tortugas Go! Cómo el ritmo de carrera lo marcaba yo y nunca he ido mejor escoltada con mis “maromos” velando por mi toda la carrera, salimos casi los últimos. No me gustan los agobios y soy muy consciente de mis limitaciones así que si tengo que adelantar a alguien lo prefiero en vez de estar pendiente todo el tiempo de dar paso a los rapidines. La carrera discurre entre risas, cachondeo, gritos al aire de TORTUGASSSS y pronto llegamos a bordear el embalse de Navacerrada. El sol está cayendo y la luz que refleja el pantano es mágica, menudo privilegio correr por estos senderos. De repente nos encontramos con un León, si un León! Bueno, un perro-león que a todos nos dejó impresionados.
Más tarde, investigando que raza sería, descubrimos que era un Mastín del Himalaya, espetacular! Jamás había visto cosa igual.
Me siento bien, pese a no haber podido entrenar demasiado, las piernas me van ligeras y mis chicos me llevan volando. Adelantamos a bastantes corredores, sobre todo en la zona en la que pasábamos por un reguero. La gente se apilaba en los laterales intentando evitar el agua pero cómo se nota que no han corrido un cross en León en pleno mes de enero y teniendo que cruzar un reguero con el agua gélida por la cintura! Allí vi momento y me metí por todo el medio chapoteando y disfrutando como una niña con zapatos nuevos.
El desnivel es muy asequible, casi todas las cuestas que se nos presentan consigo hacerlas corriendo salvo en algunos momentos en los que el corazón me decía que aflojara, que tampoco iba a ganar a nada.
Cada voluntario que nos encontrábamos solo puedo calificarlos de fenómenos! Animando sin parar, aplaudiendo e indicando el camino. Muchos de ellos se unían a nuestros gritos de vamos tortugas! Un 10 para todos y millones de gracias. Gracias a vosotros y a vuestro trabajo esta carrera ha sido genial.
Cuando la oscuridad va ganando
terreno a la luz, descendemos por un bosque en el que el camino empieza a verse
borroso y ya es necesario encender los frontales. Bajada divertidísima y algo
técnica. Haciendo un inciso, me hace gracia cuando en las carreras te describen
determinadas zonas como “bajada técnica” subida “muy técnica”. Vamos a hablar
claro: “esta bajada es una putada” y “esta subida es pa cagarse pero no vas a
poder hacerlo porque te faltará el aire para ello!” jajaja!
Se escucha la megafonía de meta y yo ya, sinceramente, no veo un carajo! Entramos de nuevo en la zona urbana y estamos a 500 metros de la meta. Damos voces a la gente de las terrazas que tranquilamente están tomando algo. Se levantan y nos aplauden mientras los niños corren a que les choquemos las manos, qué emocionante!
Se escucha la megafonía de meta y yo ya, sinceramente, no veo un carajo! Entramos de nuevo en la zona urbana y estamos a 500 metros de la meta. Damos voces a la gente de las terrazas que tranquilamente están tomando algo. Se levantan y nos aplauden mientras los niños corren a que les choquemos las manos, qué emocionante!
El pasillo de gente que nos
espera en los últimos metros es espectacular. Creo que nunca he hecho una
carrera con tanto público en la llegada. Todos gritaban tortugas y se me
pusieron los pelos de punta!
Cruzamos la meta, todos unidos
como el equipazo que somos. Sonrisas, abrazos y todos con la sensación de
haberlo pasado pirata. Esta carrera no ha sido especialmente dura por el
relieve ni por subir y bajar grandes montañas, pero si ha sido especial por lo
bien organizada y lo bonito del entorno. Creo que no hace falta correr millones
de km para sentirte realizado deportivamente hablando. Ni llegar a la
extenuación para poder decir “soy un trail runner”. Ni hacer carreras con
desniveles que solo he leído en libros y que mi mente no alcanza a que unas
piernas humanas puedan con ellos.
Desde mi punto de vista, para
sentirte realizado tienes que disfrutar de lo que haces. Tienes que rodearte de
gente que sume y no que reste y te coma energía. Tienes que hacer que cada
momento cuente y hacerlo con pasión, para que cuando recuerdes dichos momento,
se te dibuje una sonrisa. Y sobre todo, dar gracias a la vida por permitirme
disfrutar de esta manera.
Go tortugas GO!
LAURA
Cerramos la sesión con ducha
super deportiva de 10 minutos escasos y cena elegante con lomo de Buey y copa
en La Maya de Cercedilla. Agradecerles el trato excelente que tuvieron con
nosotros, sin duda alguna, un sitio para volver.
Trail para marcar en el
calendario de citas obligadas para los sucesivos años.
LAURA
Un 10 de crónica Laura, enhorabuena. Fin de semana inigualable, aunque pocos, eso si q es hacer equipo.Un placer y un lujo disfrutar de persononas como vosotros. Ana y Santi
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