Después de los 10 km de León tocaba medir las fuerzas en mi tierra, en una carrera por los alrededores de Cenicero, en La Rioja. Sin saber si mis buenas sensaciones volverían, no podía faltar a esta cita con el running. Pues el año anterior todavía dudaba si sería capaz de recorrer los 11,5 km de esta carrera. Aún llevaba muy poco tiempo corriendo y no me atreví, así que….esta vez era ya una cuestión moral! Jajaja
En esta ciudad riojana tan emblemática en cuanto a su gastronomía y cultura del vino nos íbamos a encontrar más de 1400 corredores, esperando disfrutar de un día genial, con un aliciente especial… el sorteo de un Smart entre todos nosotros! Algo que sin duda se notaba en el ambiente. Sobre las 10 de la mañana allí nos encontrábamos ya, la tortuga incansable (Marcos) y la menda, dispuestos a pasar una mañana diferente. La gran cantidad de gente parecía todavía mayor en un pueblito tan pequeño, y esto hace que el ambiente de carrera sea aún mejor! Nos encontramos con compañeros arnedanos que también van a correr, algo que siempre anima…jaja
En esta ocasión la organización decidió (muy correctamente a mi modo de parecer) que se iban a realizar dos salidas para evitar aglomeraciones en los primeros km: una a las 11 en punto, y otra a las 11:03 para aquellos que tardaríamos “un poquito más” que los primeros. Así que dejé a Marcos colocado en la primera salida, y esperé. Pistoletazo de salida y al lío!
Ya desde el principio me encontraba muy bien, pero no sabía si era por aquello de correr en mi tierra y tal…jajaj Salimos de Cenicero rumbo a unos caminos de tierra, por donde transcurrirá ya casi todo el resto de carrera. Los 11,5 km atravesaban la finca Valpiedra, conocida bodega vitinícola y además por la serie de televisión Gran Reserva, que se rodó en sus tierras. He de decir que aún siendo riojana, y estar acostumbrada a vislumbrar grandes campos de viñas, nunca me canso de ello. La sensación de dejarte llevar entre esos caminos, con una climatología excelente (que acompañó en todo momento) rodeada de espectaculares extensiones de viñedos es increíble. Y, por cierto, algo que recomiendo a todo runner o amante de la naturaleza.
Ya adentrados en la finca Valpiedra me doy cuenta que me encuentro genial, pasados los primeros 4km mis piernas siguen con ganas, y eso me anima aún más. A partir de aquí, durante unos 4 km aproximadamente la carrera discurre por unos caminos algo más áridos, con muchas piedras y nos hacen ir con más cuidado. Este fue el único tramo que tuve que dejar de deleitarme con el paisaje, por aquello de no caerme..jaja pero sin duda mis buenas sensaciones eran mucho más importantes. Por fín parece que voy recobrando mis energías para seguir mejorando.
Los km finales de carrera, con la vuelta al pueblo por caminos de tierra algo mejores, fueron una delicia. Cruzamos incluso una vía del tren, y pusimos rumbo ya a nuestra meta. En el km 8 por fín aparece el avituallamiento que todos estábamos esperando, yo aproveché para tomarme mis “minipócimas”. Los últimos 2 km recorrían el pueblo hasta hacernos llegar a la meta, situada en la Plaza de Cenicero.
Lo único con lo que ya no contábamos eran unas cuantas cuestas bastante empinadas que nos aguardaban…. mucha gente incluso se pone a andar… pero me encontraba genial, con fuerzas y con el subidón de sentir de nuevo que mis piernas responden. Así que tras este tramo final llegué a meta tras adelantar a bastantes corredores, entre una gran cantidad de gente que nos animaba. Allí se encontraba el pirata Marcos ya refrigerado (alias cachopoman o la tortuga incansable…jajaja), pues había llegado a meta mucho antes.
Una carrera muy recomendable, por parajes preciosos, bien organizada y sobretodo, diferente!
Por cierto, no me tocó el coche…joun.. ..pero el año que viene volveré a por él!
Go tortugas go!
Vero.
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