Un Desafío Inesperado
Por motivos laborales, el domingo 22, me tocó quedarme en León. Tras comentárselo a Jose, su respuesta instantánea fué "¿y que vas a hacer?, ¿sabes que el domingo hay una marcha de Mountain Bike aquí en León?". Mi primera impresión fue la de dejarlo pasar por que era viernes y conseguir estar en la lista de corredores sería complicado. Pero al llegar a casa me puse manos a la obra y ¡bingo!, me permitieron participar. Pedrito me acompaño a inscribirme donde charlamos sobre que distancia debería afrontar. La corta era la única opción posible debido a mi estado físico, aunque dudé, por que mi cabeza siempre quiere más…
El domingo llegó enseguida. La verdad es que prepare todo a última hora, sin mucho estrés. De pronto, me veo en Navatejera, en la línea de salida. De un desafío del que casi no sabía nada. Dónde estrenaba mi bici nueva y casco. ¡Todo al revés de lo que estoy acostumbrado a hacer!
Y en la salida, solo pienso en divertirme y no caerme. Decido colocarme entre los últimos para no molestar. La salida es un embudo, tardamos en arrancar un buen rato y las distancias con la cabeza de carrera son importantes.
Como me conozco, no me preocupo por las malas sensaciones iniciales. Voy entre los últimos y mecuesta mantenerme en el grupo. Nos encontramos varias subidas dónde ya empiezan a dejarse caer bastantes participantes. Tras pasar 45 minutos mi cuerpo parece que empieza a funcionar, comienzo a escalar posiciones tanto subiendo como bajando. ¡Cómo baja esta bici, es increíble!
Cuando ya había encontrado mi ritmo de crucero y tras haber parado en el primer avituallamiento, para comer mis frutos secos, exactamente a la hora y media, noto un subidón brutal de fuerzas y empiezo a correr de verdad.
Sin exagerar, puedo decir que a partir de este momento mi velocidad era siempre 5-10 km/h mas rápida que los compañeros, a los cuales iba superando en cualquier terreno.
Hacia mucho tiempo (¡años!), que no me encontraba así. El terreno era perfecto, el paisaje fantástico y las ganas imparables, todo de cara hasta que el cambio trasero empieza a fallar y me quedo sin los dos piñones grandes, pero me da igual. Lo suplo subiendo de pie a tope. Llego al último avituallamiento donde pregunto cuantos van delante y me sorprende la respuesta, ¡solo ocho!. Empiezo a subir y veo a un participante que aparece detrás de unos matorrales, ya me entendéis, jijiji y venga, ¡uno menos! Sigo forzando hasta que al llegar a un cruce, cerca de meta, descubro que habían quitado las señalizaciones. Siempre hay algún "simpático" que hace lo mismo. Al acabar hablo con la organización para que solucionen ese problema.
Como no quería confundirme de camino, busco sin suerte, hasta que llega el participante que acabo de pasar. El sabía por donde transcurría el recorrido así que vamos juntos hasta la meta charlando. Descubro que este participante lleva este año varios retos muy importantes y muchos kilómetros en las piernas, con lo que me siento bien, conmigo mismo, por estar a su nivel.
Hoy, solo me faltan mis leales seguidores que siempre me acompañan. Aida, Brais y Roí, que hoy no estáis, pero en mi bici llevo vuestros nombres y vuestro amor tatuado en el corazón. Poca gente sabe todo el sufrimiento físico que padezco día a día y lo que este desafío inesperado supone para mi.
Go Tortugas!
Fdo: Hila.
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