Llegamos al parque de la Ribera en el barrio de la Rondilla y ya había un ambientazo enorme ya que estaban corriendo las categorías más pequeñas, pero que le ponen una ilusión terrible, es encantador verles salir a tope desde el principio, sea la distancia que sea.
En esta ocasión las chicas (es decir Mónica) corren 6 kilómetros y los chicos (es decir, Iván y yo) 9 kilómetros. Se acercaba la hora de la carrera de las féminas, Mónica ya cambiada, estaba calentando y Bailey (así se llama el perro guía de Iván) y yo la observamos y hacemos unas fotitos. Nos despedimos de ella y se va hacia la línea de salida. Me coloco para verla y animarla un poco antes de calentar para mi carrera. Dan el pistoletazo de salida y que sorpresa verla en las primeras posiciones, oleeeeeee!! Aunque quede todavía mucho es imprescindible salir bien posicionado, así no te quedas en el tapón. La veo que va en su ritmo y hace una entrada muy buena. Se ve que vamos mejorando dentro de nuestras posibilidades. La doy un beso de enhorabuena y nos vamos a la línea de salida Iván y yo.
En esto que me da por mirar alrededor y me doy cuenta que estamos en la última posición… me quedo un poco sorprendido, pero de pronto vemos como se van acercando más corredores, uffffff, al final éramos más de 900 participantes, así que claro, os podéis imaginar el trajín y más nosotros que tenemos que ir piano piano, corriendo unidos por una cuerda y hablándole continuamente de cómo está el terreno, de la situación de carrera, de los corredores que nos están adelantando, de los tiempos que llevamos, de no tropezar y caer… vamos un caos total y encima con el reto de bajar de una hora, cosa complicada por el terreno, ya que tendríamos que subir y bajar varios bordillos, esquivar tocones de árboles, ramas, piedras y júntale a todo esto, el camino estrecho por donde nos iban doblando los primeros corredores. Pero todo lo hicimos a las mil maravillas, eso sí con algún tropezón que casi hace que nos caigamos y algún que otro juramento, jajajaja.
Primera vuelta complicadísima. Yo quería más pero en este caso mi deber era llevar el ritmo de Iván, que sería al final dentro de lo que planeamos, bajo para mí, pero ¿alguien se atreve a llevar un ritmo alto y con los ojos cerrados? Os invito a hacer un día la prueba para tener esas sensaciones, aunque creo que no saldríamos ileso ninguno, jajajaja. En el recorrido oímos las voces de ánimo de Mónica y la “family”, aunque Iván me decía que no las oía, que estaba petao, jejeje, de hecho me dijo al final de la carrera que pensó en retirarse por el ritmo de carrera que llevábamos. El caso es que poco a poco, revuelta corta y revuelta larga, llegamos a la zona de la subida fuerte, le oriento y ánimo para aguantar, y… echo!! Pasamos por el arco de meta y la gente se desvive en animarnos e incluso gente que no nos conoce corean el nombre de ánimo Tortugas!!
Segunda vuelta. Pensé que sería un poco mejor y más corrible sin tantos corredores pero me equivoqué, ya que entre intentar coger el camino bueno, avisar de obstáculos, ir por senderos estrechos y que nos doblaban como alma que lleva el diablo, la cosa no fue muy fluida… Además iba notando la respiración de Iván más rápida, así que toco bajar el ritmo para recuperar y en eso que él me pregunta: “¿tiempo?” Le contesto: “a 6.20” y le sale, ufffff, que despacio, el aprieta un poco y le tengo que frenar ya que llega otra vez llega la subida dura. Le pido tranquilidad y como puede llegamos arriba. Impresiona ver la gente como nos aplaudía, ufffff, se ponen los pelos de punta, yo lo veo y se lo voy comentando TODO, pero él solo quiere dar la última vuelta y llegar victorioso a meta.
Tercera y última vuelta. Ahora sí que sería la nuestra. Recta larga donde nos anima la “family”, incluida Bailey, que tenía ganas de salir corriendo con nosotros al oírnos la voz… pero que lista que es, jajajaja. Toca un poco de bajada y la colección de bordillos a la que a la voz de “ya” Iván da su zancada más larga para pasar sin problemas. Tenemos raíces altas donde le estiro de la cuerda y se viene hacia mí para que no tropiece con ellas y una vez sobrepasadas le empujo suavemente y se aleja hasta coger el sitio bueno. Enseguida llega la zona de revueltas, giros de 180 grados con arena y columpios. Los pasamos muy bien y decidimos bajar el ritmo ya que todavía queda la temida subida y el slalon de línea de llegada. Le digo que sonría que a lo lejos veo un fotógrafo y nos van a hacer una foto, dice que no puede, jajajaja, pero le convenzo, le digo que eso no es un gasto de energía y creo que cuando le mire hizo una pequeña mueca, jajajaja, pero me valió.
Quedan unos 300 metros para la subida y vamos suave, eso sí, le he pedido que tiene que darlo todo en el tramo final y que no quiero que hable, que solo se concentre, corra y sufra hasta la meta. Empezamos a subir y le pido cadencia no zancada ni velocidad, cadencia!! Katy (su otra hermana) y Mónica están animándonos a tope desde que nos han visto empezar la subida y de hecho también la suben grabándonos y haciéndonos fotos. ¡¡Va va va vaaaaa, vamos Iván!! Por fin llegamos arriba y cogemos aire, en eso que veo que llegan cuatro corredores por detrás y egoístamente yo no quiero que nos pasen y menos llegando a meta así que le aprieto un poco más. Noto que va a tope. Le grito: “derecha YA!!”. Otra pequeña recta y llega el último giro: “derecha YA!! Y a topeeeeeeeee” y levantando los brazos oímos corear al speaker nuestros nombres y el alucinante Tortugas Trail León. Toma ya!!
Terminada otra gran carrera donde al pasar la línea le abrazo y miro para ver el tiempo que hemos hecho…TACHAN… 54:57, así que reto conseguido, eso sí que es terminar el año de maravilla. Además de muchísima gente conocida vimos y corrimos con Depa que nos dobló en la carrera pero eso sí, sacó aliento para darnos un saludo.
Bueno ya solo nos queda pedir que las lesiones nos respeten
y poder disfrutar del 2018 haciendo lo que nos gusta, correr y disfrutar de la
naturaleza.
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