Y como en esta vida todo llega, allí que nos plantamos Calili y yo como buena representación tortuguil en tan emblemática carrera. Dejando a buen recaudo a nuestro “bien” más preciado, salimos rumbo a tierras vascas. Llegamos a la hora perfecta, las 14:00, y sí, hemos venido a correr pero ojo! La carrera es mañana y a estas horas hay hambre no? Lo teníamos todo estudiado.
Mi compañero de fatigas laborales, Juanillo, cuando se enteró que me iba a correr a San Sebastián, le falto tiempo para recomendarme un buen restaurante “Espérate Lauriña que te voy a reservar mesa en el Restaurante de mi colega Pablo. Amigo de la infancia de toda la vida y del mismísimo centro de Celanova!” Y como dice mi Calili, yo soy un soldado y obedezco órdenes!
No
sentamos con nuestras pintas de runners en el Beti Jai Berria de la mítica
Calle Fermín Calbetón. Salió a recibirnos Pablo Soto, como ya dije antes,
nacido en el mismísimo centro de Celanova y por circunstancias de la vida y
profesionales, Chef de dicho restaurante. Leyendo la carta los ojos me hacían
chiribitas, lo quiero todo!
Nos
dejamos llevar por él.” Pon lo que quieras Pablo que somos de buen comer y nos
gusta todo!” Dicho y hecho. Nos fue sacando platos a cada cual mejor, sabroso,
sorprendente, creativo, delicioso! Tengo en mi paladar grabado el sabor a Mar
Cantábrico de unos de ellos….buf! Y entre plato y plato, copa de Txakolí va
copa viene (cayeron dos botellas sin darnos cuenta), risas y demás, disfrutamos
de una comida increíble. Desde aquí agradecer el trato a Pablo, y os recomiendo
que visitéis su restaurante si tenéis oportunidad. Quiero hacer mención
especial a la camarera que nos atendió. Su trato fue exquisito, explicándonos
en qué consistía cada plato pese a estar ella sola y tener un follón
impresionante. Da gusto cuanto te encuentras auténticos profesionales
desarrollando su trabajo. Gracias.
Salimos
a toda prisa del restaurante ya que nos habíamos tirado casi 3 horas de
comilona y todavía teníamos que llegar a la feria del corredor que estaba a la
otra punta de la ciudad. Previa chupa de agua que nos cayó, recogimos dorsales
y nos dimos una vuelta por la feria que estaba a tope de stands con un sin fin
de productos.
Decidimos irnos al hotel a descansar un poco y, oye, yo no sé qué paso que nos quedamos
dormidines como bebes hasta la mañana siguiente. Creo yo, y digo que solo creo,
que el vino ayudó un poco a caer en los brazos de Morfeo jajaja!
Amanecimos a la 7:00. Viento y agua eran el menú del día, aunque la temperatura era
agradable con unos 14 grados.
Yo
con unos nervios elegantes, ya que la prueba y la distancia me daban mucho
respeto. Solamente había corrido una media maratón urbana, en Tenerife hacia
justamente un año, y la verdad que se me dio fatal! Sufrí mucho en su día y el
asfalto no me gusta demasiado. Carlos me tranquilizaba diciéndome que ya había
hecho pruebas más duras y las había terminado con solvencia. Si es verdad que
en esta ocasión llevaba más kilómetros en las piernas de todo este año pasado
corriendo por la montaña, pero correr en asfalto no tiene nada que ver a correr
por el monte y yo no las tenía todas conmigo de poder acabar. Con el “run run”
en la cabeza y en el estómago, emprendemos rumbo a Behobia. Dejamos el coche en un
parking al lado de la estación de tren que nos llevaría a la salida y todo va
fluido. Aparcamos a la primera, desayunamos tranquilamente, nos montamos en el
tren e incluso! Conseguimos sitio para sentarnos jajaja! Que ingenua….en la
siguiente parada el tren se peta de corredores y poco más se nos sientan
encima! Entre el agobio de gente y los olores característicos que desprende la
humanidad y más este género llamado “corredor popular”…aaaagggg! Para el tren y
salimos a respirar aire fresco por fin!
Hordas de gente por la calle, corredores y aficionados. Mis ojos no daban crédito,
jamás había visto nada igual y eso que ya llevamos unas cuantas carreras.
Nos colocamos en nuestro
cajón de salida, la cual estaba programada para las 11:24.
Entre
30.000 corredores, me veo en la pantalla gigante de la línea de salida y la emoción
y la adrenalina recorre todo mi cuerpo. Templo los nervios, la lluvia nos
respeta y no hace frío así que comienzo a tener buenas sensaciones! Cuenta
atrás 3,2,1 ……a correr!!!!
Comienza LA CARRERA y cuando me quiero dar cuenta, me encuentro el primer
avituallamiento, ya hemos hecho los dos primeros kilómetros! Nuestro ritmo va por
debajo de 6 el km wou! Eso para mí es todo un logro! Vamos avanzando entre
miles de personas, en esta carrera sí que se cumple eso de “nunca correrás
solo”. No doy a basto a dar las gracias a todo aquel que te dice “aúpa!” “Animo Laura!” y, pese algún indeseable que utiliza cualquier ocasión para reivindicar
la sin razón, Gracias, Gracias a todos!
Llegamos a uno de los tramos más difíciles, 1 kilómetro y medio de autovía cuesta arriba y haciendo su aparición estelar la lluvia. No se corre un Behobia como dios manda si no llueve y te atiza el aire! Jajaja! Incluso con la chupa que nos cayó, había niños y bebes en la calle bajo sus paraguas de Pepa Pig gritándote palabras de ánimo y acercándote las manitas para que les chocaras. Ojala que esos niños el día de mañana se contagien del espíritu deportivo y hagan más grande aún esta prueba.
Los kilómetros pasan volando pero el cansancio se empieza a notar. No me parece una carrera fácil. Hay mucho sube y baja. Las subidas penalizan bastante y si no eres capaz, como es mi caso, de alargar bastante la zancada en las bajadas el reloj comienza ir más despacio. En el kilómetro 18 voy bastante tocada. Un dolor agudo me pincha el tobillo izquierdo y nuestro objetivo de llegar en 2 horas se ve un poco lejano. Calili saca el látigo y empieza a tirar de mi, intento seguirle pero las patinas no me dan. Parezco Chiquito de la Calzada no puedo! No puedo!
Pasamos por delante del Restaurante de Arzak y con buena gana me quedé de plantarme allí y pedir mesa jajaja! Pero ahí estaba Carlos para hacerme espabilar y gritarme “ eh! Último kilómetro! Aprieta los dientes y dale!”
Llegamos a uno de los tramos más difíciles, 1 kilómetro y medio de autovía cuesta arriba y haciendo su aparición estelar la lluvia. No se corre un Behobia como dios manda si no llueve y te atiza el aire! Jajaja! Incluso con la chupa que nos cayó, había niños y bebes en la calle bajo sus paraguas de Pepa Pig gritándote palabras de ánimo y acercándote las manitas para que les chocaras. Ojala que esos niños el día de mañana se contagien del espíritu deportivo y hagan más grande aún esta prueba.
Los kilómetros pasan volando pero el cansancio se empieza a notar. No me parece una carrera fácil. Hay mucho sube y baja. Las subidas penalizan bastante y si no eres capaz, como es mi caso, de alargar bastante la zancada en las bajadas el reloj comienza ir más despacio. En el kilómetro 18 voy bastante tocada. Un dolor agudo me pincha el tobillo izquierdo y nuestro objetivo de llegar en 2 horas se ve un poco lejano. Calili saca el látigo y empieza a tirar de mi, intento seguirle pero las patinas no me dan. Parezco Chiquito de la Calzada no puedo! No puedo!
Pasamos por delante del Restaurante de Arzak y con buena gana me quedé de plantarme allí y pedir mesa jajaja! Pero ahí estaba Carlos para hacerme espabilar y gritarme “ eh! Último kilómetro! Aprieta los dientes y dale!”
Ya
no hay dolor que valga, se han cumplido las dos horas de carrera pero me da
igual. La emoción me invade y empiezo a hiperventilar. La gente nos grita y veo
el arco de meta. Ahora sí que estiro las piernas, y sonrío …y vuelvo a sonreír
.... la sonrisa no me cabe en la cara! He llegado! He llegado entera y con
fuerzas en 2 horas y 2 minutos! Incluso una vez recuperado el aliento me quedo
con la sensación de haber podido ir un pelín más rápido pero como soy un poco
cagona y por miedo a que me diera una pájara y quedarme en el camino, reserva
Laurita que lo importante es llegar!
Esta
ha sido mi experiencia la 52 edición de la Behobia – San Sebastián. Carrera que
no destaca por ser la más bonita ni la más rápida pero que si que puede
presumir de ser la carrera más cálida en la que se puede participar. Carrera en
la que la gente corre y sufre contigo. Carrera en la que los niños y abuelos se
plantan con una silla en el arcén y te gritan aúpa! Carrera histórica y que
todo aquel que ame este deporte, tiene que disputarla al menos una vez en su
vida.
Laura
Laura
Enhorabuena Laura y Calili!!
ResponderEliminarEnhorabuena Laura y Calili!!
ResponderEliminarEnhorabuena a ambos , a Calili por haber preferido compartir la carrera a tu lado aunque fuera a un ritmo más pausado que el que pudiera llevar y a ti por vivir tan intensamente tu primera Behobia y por haberla corrido de forma conservadora....las cunetas de ese circuito están llenas de retirados que corrieron por encima de sus posibilidades , es una carrera para disfrutar , no es para hacer marca .
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