UA-51285685-1 Equipo leonés de Trail Running : TORTUGAS TRAIL LEÓN: Desafio Somiedo

miércoles, 6 de agosto de 2014

Desafio Somiedo

Mucho han cambiado las cosas desde que empecé a correr hace ya un montón de años. Lo que comenzó como un complemento para estar en forma para la práctica de otros deportes como futbol, montañismo, espeleo… al final se convirtió en un fin en sí mismo, ahora soy un corredor popular. Y uno de los cambios más importantes para mí fue la incorporación a un pedazo de equipo de enormes deportistas y mejores personas. Ahora soy una tortuga más.
He participado en varios 10K, medias, tres maratones y algún trail, pero nunca antes había participado en una maratón por montaña. Conozco bien parte de la zona por la que trascurre la carrera, sobre todo la zona de los lagos por donde he caminado, pedaleado y corrido en varias ocasiones. Por ello y viendo el perfil no me cabía ninguna duda de la dureza de la carrera “corta”, hay que ser un cachondo para llamar así a una carrera de 46 Km y 5.000 m de desnivel acumulado. Por eso el sábado me levanté con los típicos nervios de antes de empezar una carrera, o mejor dicho, con alguno más, porque cuando afrontas una distancia nueva siempre tienes dudas… ¿Habré entrenado suficiente? ¿Me responderán las rodillas? ¿Hoy toca disfrutar o toca sufrir?....
El ambiente en la salida es genial, se nota que es un auténtico carrerón, allí coincido con Eugenia, la otra tortuga que participará en la MDS. A esas alturas, Óscar que participa en la UDS, lleva ya unas dos horas y media corriendo por el puerto de Somiedo. Nos damos ánimos, compartimos nuestras dudas y nuestros objetivos para el día (los dos nos quedamos cortos en cuanto a la dureza de la carrera) y tras el control de firmas y chips comienza la carrera.



La subida comienza con por una cuesta bastante tendida que discurre por un bonito hayedo por la que se corre bien, primero por una pista ancha y luego por senderos estrechos. En un tapón pierdo a Eugenia, pero un poco más arriba en una revuelta la veo abajo y la espero, continúa la subida y un poco antes del primer avituallamiento de Lago del Valle vuelvo a perder a Eugenia, ya no la veré más hasta la meta. En realidad no sé correr en grupo, siempre entreno sólo y siempre corro sólo, ni sé marcar el ritmo a los demás ni se seguir el ritmo de otros.
Esta subida coincide con la bajada de La Batallona, aunque sin barro en esta ocasión, por lo que se corre bastante bien y no me resulta tan dura como pensaba. Después de Lago del Valle y antes de llegar a los Lagos de Saliencia, la carrera discurre por la bonita vega de Camayor, correr con estos paisajes es un auténtico placer. Pasados los Lagos hay un pequeño descanso hasta la Farrapona.

En La Farrapona encuentro el primer avituallamiento sólido y la primera muestra de la buena disposición de los voluntarios en ayudar en todo lo posible al corredor, la organización es espléndida y eso se agradece. Una vez repuestas fuerzas y bebido un poco de agua comienza una de las subidas duras del día. Estoy en mi terreno, esto es lo mío, me encuentro fenomenal, con buen ritmo cuesta arriba, al final un bonito cresteo hasta llegar a Los Bígaros y sin completar la cresta bajada hacia la Braña de la Mesa, no es una bajada demasiado complicada pero tiene cierto peligro por las piedras que sueltan los de más arriba. Me concentro en no tirar ninguna y estoy pendiente de las que caen de arriba. A partir de la Braña el terreno es más “corrible”.
En cierta ocasión en uno de mis viajes por esas tierras, un corredor anónimo en Soria me dijo: “Si te apuntas a una carrera, fijo que te enganchas”. Siempre me acuerdo de aquella conversación durante las carreras, porque el chico acertó, vaya si acertó, enganchado es poco, esta es una droga de la que es imposible librarse.
 
Una vez pasada la Braña el camino nos dirige a la preciosa Foz de Arroxos que nos lleva a Saliencia. En la última parte de la bajada al pueblo aparece un compañero inesperado, el calor, inesperado por la previsión meteorológica, no por la época del año. Estoy ya cerca de la mitad del recorrido y aquí hay un avituallamiento espectacular. Está situado en el albergue de esta bonita localidad, justo enfrente hay una fuente de agua fresquísima y riquísima. Me refresco, bebo y entro en el avituallamiento. Allí la gran sorpresa es el arroz con leche, está delicioso, uno de los mejores que he probado nunca, no sé si a estas alturas soy objetivo, pero así es como lo percibo. Con pena por no poderme darme un atracón ni tener demasiado tiempo para saborearlo, sigo la carrera. Ahora toca una nueva subida, en esta ocasión hacia las Brañas de Cuerrago y La Corra donde hay varios “teitos”, construcciones de piedra con el techo hecho de escobas típicas de esta zona, y es precisamente en esta última braña donde hace su aparición la prometida lluvia.
“Va a estar así al menos hasta que lleguemos abajo” aseguró un corredor local con el que compartí esta parte del camino por lo que saqué mi equipo de lluvia al completo (cortavientos y gorra), pero falló su pronóstico y nada más empezar a bajar dejó de llover y volvió el calor, por lo que equipo de lluvia fuera. A diferencia de la primera bajada, en esta la parte más complicada está al final, al entrar en unas nuevas hoces, la foz de la Guérgola. El camino es una especie de calzada con piedra muy resbaladiza y muy pendiente. Afortunadamente, la lluvia caída un poco antes ha sido muy fina y las piedras están secas al pasar por allí. Ya antes de llegar a estas hoces el cansancio acumulado empieza a hacer mella, ya no voy tan fresco y tanta bajada empieza a hacerse tediosa.

Finaliza la bajada en un el pueblo de Arbeyales, nuevo avituallamiento y otra fuente enfrente en la que me refresco y lleno el camelback de agua tan rica y fresca como la de Saliencia (una de las mejores decisiones que tomo en todo el día). Aquí empieza una subida corta donde vuelve la lluvia ya algo más fuerte que antes pero que tampoco dura demasiado. Continúa la bajada hasta Villarín, donde comienza la última subida. “La subida a Valle del Lago es una putada, muy pendiente y hormigonada” me había dicho el corredor local que falló en el pronóstico de la lluvia. Tampoco acertó en esta ocasión el hombre. Pendiente sí, hormigonada también, pero de putada nada de nada, trascurre por un hayedo espectacular de los más bonitos que te puedas imaginar.
Nuevamente comienza a llover y de nuevo para pronto. En este momento las fuerzas van estando bastante justas y ya no subo con la alegría de antes, pero justo al principio de la subida tengo un golpe de suerte al alcanzarme un corredor con el que rápidamente entablo conversación y vamos juntos unos 2 kilómetros, la mitad de esta subida. Hablamos de lo que solemos hablar los montañeros y los corredores: montañas y carreras. Después ya no puedo seguir su ritmo y paso el peor momento de la carrera hasta Valle del Lago, decido bajar un poco el ritmo y disfrutar en la medida de lo posible del bosque que estoy atravesando. Los hayedos son, sin duda, son unos bosques mágicos.
Ya arriba todo cambia, allí está el mejor avituallamiento de todos para mí, en él repongo líquidos y sólidos pero sobre todo espíritu, puesto que aquí están mis tres niñas que con sus ánimos me empujan al mejor tramo de la carrera. “Hasta tienen chuches” me dijo la pequeña refiriéndose a lo completo del avituallamiento.

Entre los ánimos, el terreno que es favorable y conocido porque coincide con la bajada de La Batallona y que la meta ya está cerca, los últimos 7 kilómetros se me pasan volando. Bajo a buen ritmo, adelantando corredores y ya casi sin fuerzas enseguida llego a Pola. En los alrededores de la meta están ellas otra vez y cruzo la meta de la mano de mi hija Nonia. Empleo media hora más de la prevista en terminar, pero la satisfacción es total.
En resumen una muy buena carrera, dura pero muy bonita, muy buena organización, voluntarios muy colaboradores en todo momento y la gente de la zona también volcada con la carrera. Al acabar y después de la ducha me reúno con mi familia y mientras decidimos que hacer nos cae la tormenta del siglo, llegamos empapados al coche por lo que tenemos que volver al apartamento de Valle del Lago a cambiarnos. Me acuerdo del montón de corredores que andan todavía por la montaña, en especial de las otras Tortugas, de Eugenia y de Óscar al que todavía le tienen que faltar un montón de kilómetros así como de los corredores que tendrán que pasar por la zona complicada de la foz de La Guérgola con las piedras mojadas.

Ya en el apartamento logro contactar con Eugenia, ella ha acabado pero Óscar todavía no. Bajamos de nuevo a tomar algo a Pola una vez escampada la tormenta y nos acercamos a meta donde está Eugenia esperando a Óscar, que finalmente llega tras más de catorce horas y media de carrera en un año que casi no ha dejado de competir ni un solo fin de semana. ¡Enhorabuena campeón!

Me voy de Somiedo enamorado de sus hermosos paisajes, la frescura del agua de sus fuentes y la amabilidad de sus gentes. Este ha sido mi principal objetivo de esta temporada y como siempre que se cierra una etapa comienza otra y ahora toca planificar nuevos retos, tal vez algún cambio importante, pero de lo que estoy seguro es de que seguiré corriendo por las montañas.

Fdo. Víctor Rodríguez.

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