He necesitado unos días de relajación para poner en orden mi cuerpo y mi cabeza después de la carrera, probablemente porque he tenido dolor en las piernas hasta hace relativamente poco.
Era el reto de la temporada y me levante entusiasmada con él. Desde el primer minuto me sentí animada y la pereza no existía, no quería aparecer en kilómetros a la redonda.
Como siempre, Sir Oscar Sarmiento y una servidora hicimos recuento de personas, eran a las 7:30 de la mañana cuando monto en el coche mi segundo caballero de flamante armadura, Sir Ruben Ortiz, un grande donde los haya. Como a este tipo de carreras es totalmente necesario llevar equipo de animación, mi amiga Elena hizo el esfuerzo de madrugar para ver en primera fila mi cruzada.
Arrancamos el coche y cuanto más cerca estábamos de Ciñera mas callada me quedaba; la pereza seguía sin aparecer, pero si un tumulto de ideas recorrían mi cabeza a toda velocidad.
Llegamos a Ciñera a la hora prevista y nos encontramos con Sir Jose, tercer gran caballero en la dura batalla de llevarme a la meta, que ya había recogido su dorsal y estaba esperándonos. Si tengo que destacar algo de la recogida de dorsales es la bolsa del corredor, esplendida, tenía un poco de todo y subrayable, chorizo de Ezequiel embasado al vacio, en pocas palabras, maravillosa bolsa para maravillosa carrera. Gracias.
Enseguida nos colocamos en la “parrilla de salida”. Duelo por los mineros que faltaban se transformaron en atronadores cohetes que nos daban la salida. Comenzamos la carrera con una emotivísima salida.
Los primeros Kilómetros fueron muy buenos, las subidas pronunciadas no se hacían tan duras como las temidas bajadas, sumaba kilómetros de subida fácilmente, sumaba muchos minutos en la bajada, hay cosas que por ahora, no pueden cambiar… Aun así tenía fuerza para apretar en los momentos en los que el terreno me lo consentía.
Cuando llegue al kilometro 15 la dureza de la carrera se apodero de mi cuerpo, lo que al principio pensé que era el cansancio a consecuencia de las fuertes bajadas se iba trasformando poco a poco en una horrible “pájara” que me impedía mover las piernas. Las palabras de ánimo de Sir Ruben y Sir Jose de poco servían, tanto es el punto que les obligue a continuar sin mí, dadas las circunstancias hacer la carrera conmigo solo les retrasaría tanto que acabarían cansadísimos del ritmo lento y de las horas de carrera.
Faedo, uno de los lugares más maravillosos de la zona norte de León se tornaba sombrío, árido, doloroso, devastador…. Pero iba a acabar, me quedaba poco, abandonar no está en mi diccionario, continué subiendo aun sabiendo que el problema estaba en la bajada.
El ultimo avituallamiento, tranquilo, pausado. Las voluntarias, encantadoras, me dieron más fuerza ellas que el chocolate, luchadoras y valientes… no podía defraudar.
Encare el final de la carrera como pude, tanto es el hecho que cuando subí el ultimo “muro” llore como una niña pequeña, no sé todavía si de emoción, de dolor o de lagripazo que tenia y se hizo presente en todo su esplendor el Lunes. Baje, si a eso se le puede llamar bajar, como buenamente pude, encare el ultimo kilometro como si de una maratón se tratara… y con muy mala leche, el final es terrorífico, rodear por rodear …madre mía que mal humor me entro.
Finalice la carrera en 5 horas y 44 minutos muy duros, con bajadas, para mi gusto muy técnicas, con las piernas destrozadas, muy cansada y sobre todo muy emocionada. El calor de la gente que me animo al principio, durante y después de pasar la meta consiguió que comprendiera que esa no era la última vez que correría el Biosfera, y que la próxima vez lo haría mucho mejor, o por lo menos sufriendo un poco menos.
MARIA EUGENIA CABALLERO MATEOS
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