La maratón de Marrakech es muy conocida a nivel mundial y destaca por la gran cantidad de corredores internacionales que buscan en ella mejorar sustancialmente sus tiempos. No olvidemos que se trata de una competición oficial de la IAAF. Hemos de destacar que la organización no es para dar botes, pero el encanto del recorrido era como un caramelo para un niño e ideal para una hazaña tortuguil. Sn embargo, la Marathon como prueba principal se antojaba excesiva debido a la dura recuperación que conlleva. Pero había también una Media Maratón, que si bien era secundaria en cuanto a "cartel", no lo era por número de participantes. Más de 7000 personas iban a disputar esa carrera.
La temperatura era uno de los aspectos que más inquietud nos generaba, sore todo a mi que no suelo… para ser más francos, detesto correr con calor. Sabía que sería mi talón de Aquiles y que tenía que prepararme mucho, y no físicamente, sino psicológicamente, dado que cuando el calor apremia me vengo abajo.
Vimos la salida de la maratón con cierto nerviosismo. La organización separaba a los corredores de elite, es decir, esos corredores que estás dando al “start” de tu crono y ellos ya están entrando por meta, permitiendo que salieran disparados calle arriba. En quince minutos comenzaba la aventura.
Cuando nos colocamos en la línea de salida nos dimos cuenta de la enorme cantidad de gente que se disponía a correr con nosotros. En el tumulto había bastante españoles disfrutando del maravilloso día y compartiendo con nosotros distintas vivencias. Oscar se ofreció a ayudar a un compañero andaluz que estaba preparando una maratón, por ese motivo intentaron hacerse un hueco entre el gentío para poder ocupar las plazas más adelantadas. Yo permanecí en mi posición dejándome arrastrar por la marea de gente que se abalanzaba hacia la salida esperando ese pistoletazo de salida que no quería pronunciarse.
La carrera comienza y resulta imposible correr entre la gente. El primer kilometro se antoja larguísimo y casi es dedicado por completo a sortear personas y buscar espacios inexistentes.
Durante por lo menos 5 o 6 kilómetros me dedique a hacer zig-zag entre la gente, con un solo objetivo en la cabeza, no quedarme sola por si me cambiaban por algún camello.
A partir del kilometro 7 comencé a correr con un ritmo ligero pero agradable que me permitió recorrer los rincones del diamante sin pulir que se esconde entre los áridos paisajes de la ciudad. Como en todas las medias, el kilometro 18 es durísimo, el calor apremia y la meta esta tan cerca que te altera de manera considerable. A 200 metros de la gloria veo a Oscar, que había pasado por meta hace aproximadamente tres años ondeando la bandera de León con orgullo y gritaba acalorado mi llegada.
El resultado final; Iron-Man firmo la carrera con un tiempo imposible de 1 hora 24 minutos y la tortuguilla que se siente orgullosa de su hora con 48 minutos.
Las tortugas han viajado a África y han dejado el listón bien alto!! Fdo. M . Eugenia
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