EL MARATÓN DE NUEVA YORK, EN ENTREDICHO TRAS LA SUSPENSIÓN EN 2012 POR EL HURACÁN
Lo que el Sandy se llevó
Parte del misticismo que rodea el maratón de Nueva York desapareció el año pasado tras el paso del huracán Sandy. Los 42.195 metros más venerados del atletismo mundial sufrieron un importante revés con su cancelación por los daños del tornado, aunque en el deterioro de la imagen de la prueba pesó sobre todo la mala gestión de los responsables, que hicieron oficial la suspensión de la carrera sólo 48 horas antes.
Fueron 47.000 sueños rotos, —entre ellos los de 20.000 extranjeros que habían viajado hasta la Gran Manzana—, con la única promesa de la reserva de dorsal para 2013. La decepción de aquellos días ha disuadido a muchos corredores de volver, pero Nueva York mantiene su carisma para otros, que regresan este año, bajo extremas medidas de seguridad, para que lo ocurrido con Sandy se quede sólo en un mal sueño.
Rafa Vega, de los atentados de Boston a Nueva York
Acumula 11 maratones en sus piernas, cinco de ellos en Nueva York. Rafa Vega, runner y periodista, ha vivido de primera mano los dos episodios extradeportivos que han conmovido en los últimos meses a los maratones más importantes de Estados Unidos: Boston y Nueva York.
En abril, en Boston, cuando explotaron las bombas en la meta, Vega fue uno de los atletas que se quedaron cortados por la Policía. Meses más tarde, en noviembre, tampoco pudo correr en la Gran Manzana por los daños causados por el huracán. “Al principio pensábamos que no podríamos viajar”, recuerda. “Pero después las comunicaciones eran perfectas y la gente fue llegando a Nueva York. Se acercaba la prueba y nada parecía adelantar que acabaríamos corriendo unos kilómetros por Central Park como gesto simbólico”.
El andaluz rememora la indignación que se apoderó de los miles de atletas que ya tenían su dorsal. “Jugaron con el dinero, las expectativas y el tiempo de mucha gente”, asegura. “El trato de la organización no fue, por ejemplo, como el que nos dieron en Boston”. De hecho, los que regresan este año han pagado de nuevo el dorsal: “Ellos saben la devoción que despierta Nueva York y manejan esas emociones porque muchos seguimos enamorados de esta prueba”.
Emilia, una vocación tardía en el maratón
Lleva siete años corriendo y, a sus 51, Emilia Nache tiene depositados muchos sueños en Nueva York. Era su primer maratón fuera de España y por eso vuelve este año pese a la desilusión. “Íbamos muy emocionados y al llegar a la Gran Manzana sólo había que esperar el gran día”, recuerda Emilia. “Creo que los organizadores no fueron sinceros porque sabían desde el primer día que iban a suspenderlo. Me sentí timada. Hubo muchas lágrimas, al menos en mi hotel”.
Pero para Emilia aquello fue un acicate. “Voy a terminar lo que empecé el año pasado. Y esta vez no viajo sola sino con mi entrenador y mi grupo de entrenamiento”, explica. Su objetivo, acabar la mítica prueba: “Quiero disfrutar de todo lo que no pude en 2012”.
Mutai, Chema Martínez... en la prueba de la élite
La victoria será cosa, de nuevo, de los africanos. Geoffrey Mutai es el gran favorito. El keniata, que posee la mejor marca de la prueba neoyorquina (2.05:06), asegura que puede rebajar ese tiempo en el difícil recorrido de la Gran Manzana. Y con la élite, en su último maratón, estará Chema Martínez, que dice adiós al atletismo de alto rendimiento con 42 años.
Un maratón plagado de récords y estadísticas
Todo lo que rodea el maratón de Nueva York se contagia de su inmensidad. También sus números. Con un beneficio de 340 millones de dólares para la ciudad, más de 47.000 corredores disputarán la prueba, un 39% de ellos mujeres. Tras los atentados de Boston, el presupuesto para la seguridad se ha doblado hasta alcanzar el millón de dólares. Será un evento televisado que verán más de dos millones de espectadores.
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