Después
de nueve horas de reconfortante sueño, amaneció el domingo, listo para
enfrentarme a la segunda etapa de esta nueva aventura.
Si
en cualquier otra carrera, es inevitable ese cosquilleo que te atenaza el estómago, aún sabiendo que acabar primero, para mí, es algo inalcanzable, he de deciros
que en esta ocasión esa “inquietud” era mayor. La etapa del sábado me había
dejado buenas sensaciones y, porque no decirlo, tenía la ilusión de estar
dentro del pódium de mi categoría, aunque en ese momento no tenía ni idea de
cómo había quedado en la clasificación el día anterior.
Tras
el desayuno de rigor, Ana, Mónica, Aitor y el que suscribe nos fuimos para la
Plaza Mayor de Fermoselle. Poco a poco la plaza se fue llenando de los casi 500
runners y andarines que íbamos a disputar las dos modalidades: Mónica y Aitor
corrían la carrera larga (aunque eso os lo contaran ellos en su crónica) y yo
la prueba corta de 10 kms. con 1200 m. acumulados. Ana por su parte al tema de
las fotos y a darnos ánimos a nosotros y a todos los participant@s.
Antes
de la salida saludos y abrazos con nuestros hermanos del Club Trail La Raya.
Por
si los nervios eran pocos, el speaker nos puso los pelos de punta al
presentarnos la prueba con la mítica banda sonora de Juego de Tronos de
fondo; Ufff… que subidón… Cuenta atrás y
a correr!!!
Los
primeros 6 kilómetros del trazado eran comunes para ambas distancias y a los
pocos metros de tomar la salida, el camino se transformaba en senda que picaba
hacía abajo, salvo algún pequeño repecho. Los dos primeros kilómetros los pasé
adelantando a otros corredor@s, hasta que por fin me situé en mi posición en la
prueba, acorde a mi ritmo, allá por el kilómetro 3.
En
una bajada pronunciada que nos llevaba al punto más bajo de la carrera, en el
kilómetro casi 4, otro corredor me dice:
“¡¡¡Vamos Tortuga!!!, eres 3º de la clasificación de Veteranos A y yo voy el 4º
a un minuto de ti”. Ya os podéis imaginar el subidón que sentí!!! TERCERO!!!
Sí… pero qué poco me duro… Tras un rato juntos, Ricardo, que así se llama, me
adelantó no sin antes decirme que también era del Reino y darme ánimos para que
le siguiera. Yo le respondí que no tenía que haberme dicho nada de la posición
en la Categoría, lo que en un primer momento era una alegría, podía convertirse
en un lastre, así que decidí ir a mi ritmo, acabábamos de comenzar la parte más
dura de la prueba y aún quedaban 5
kilómetros por delante…
Aunque
iba adelantando a más corredor@s, poco a poco Ricardo se iba alejando de mí,
pero como la esperanza es lo último que se pierde, en ningún momento tiré la
toalla. En las subidas más acentuadas seguía viéndole, pero en las bajadas… lo
perdía de vista.
Tras
una hora y algo más de cinco minutos de esfuerzo crucé la meta sin saber si
habría logrado retener mi tercera posición en la categoría.
Ducha
de rigor y a esperar las clasificaciones… y cuando por fin las sacan…. Cuarta
posición...!!! Medalla de chocolate!!!
Dicen
que con el tiempo los logros personales se aprecian mejor y la verdad es que es así. Tener la valentía de afrontar una
prueba como las que solemos disputar cada fin de semana tiene muchísimo mérito,
independientemente del resultado final,
por lo que acabar cuarto, es para
sentirse orgullo de uno mismo y solo queda felicitar a los tres máquinas que
han quedado por delante de ti.
Ricardo,
que es un Paisano de los pies a la cabeza, compartió parte del premio conmigo,
gesto que dice mucho de él y al que quiero agradecerle el detalle. Gracias
Ricardo!!! Gran tío!!
Ya
sólo me queda mencionar a la organización de la prueba y en particular a esos “jóvenes” que se
encargaron de los avituallamientos,
sencillamente, PERFECTOS.
Una
carrera, la de los ARRIBES OCULTOS, que
queda marcada en el calendario como imprescindible. Si queréis conocer un
rincón de España espectacular con una gente
increíble… no os la podéis perder….VOLVEREMOS….
GO
TORTUGAS GO!!!
Santi.
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