Lo
bonito de ir de carrera en carrera, aparte de que no dejas de conocer a otros locos
como tú en esto del running y conocer lugares espectaculares, es que cuando
menos te lo esperas te hablan de una carrera, que no conoces y de la que nunca
antes has oído, pero de la que te cuentan que no te la puedes perder porque es
súper chula.
Pues
es lo que nos ha sucedido este fin de semana a las Tortugas Aitor, Mónica, Ana
y a mí.
El
sábado que corrimos el Zangarun, nos fijamos en un cartel cuando estábamos recogiendo
los dorsales. En él se promocionaba una carrera: ARRIBES OCULTOS, y como para
esto de las carreras somos un “poco” culo inquietos, nos metimos en su página
web y la verdad, no tenía mala pinta, así que nos apuntamos y más si cabe
cuando la prueba tenía lugar en Fermoselle, provincia de Zamora, éxito seguro.
Como tratan a los corredores Raúl, Antonio y su equipo, en todas y cada una de
las pruebas que organizan, no lo he visto, de momento, en ningún otro sitio.
La
novedad, al menos para mí, es que en esta prueba tenías la posibilidad de
inscribirte a una única prueba a disputar el domingo, sobre dos posibles
distancias, o apuntarte a una prueba con dos etapas, una el sábado y otra el
domingo, esta última también con dos distancias a escoger.
Como
era algo que siempre había querido probar, me apunté a la modalidad: ARRIBES
STARTER by Stages, es decir, el sábado contrarreloj nocturna y el domingo trail de 10 km. Aitor
que está más fuerte que el vinagre (aunque él siempre se está quejando de que
si me duele esto, me duele aquello…qué pesado….) se apuntó en la modalidad
ARRIBES EXPERIENCE by Stage y Mónica al GRAN PREMIO “RUTA DEL VINO”.
El
sábado por la mañana las cuatro Tortugas nos presentamos en Fermoselle. La
organización tenía preparada una visita gratuita para todos aquellos corredores
que quisieran conocer un poco la localidad con degustación de productos de la
zona; aceite, embutidos, vino….. y nosotros por si acaso nos quedaba alguna
duda… nos apuntamos a otra por la tarde, con otra cata de vino….ufff….. Como
podéis imaginar, con tanta excursión al final estuvimos a la “carrera” todo el
día, así que después de recoger nuestros dorsales y la bolsa de la compra,
perdón, la bolsa del corredor con un sinfín de productos de la tierra, nos
dirigimos a la localidad de Pinilla de Fermoselle, lugar de inicio y final de
la primera de las dos etapas.
La
modalidad elegida para esta primera prueba era tipo contrarreloj, en la que por
parejas salíamos para disputar la carrera de 3,7 kms. de distancia con 250
metros positivos, con intervalos de un minuto de tiempo entre cada pareja.
La
Organización lo dispuso todo para darle la máxima emoción a la salida. Antes de
las 20:00, hora fijada para la salida de la primera pareja, fue colocándolas en
el cajón de salida, cuidadosamente enmoquetada, con la iluminación perfecta,
con la música de fondo que te ponía los pelos de punta y con el speaker dando
lo mejor de sí mismo. Por no faltar….hasta humo!!! (bueno… el humo mejor podía
haber sobrado….jejeje….), vamos, que si no hubiera calentado y soltado los músculos
un poco antes, los nervios y la emoción me
habrían atornillado al suelo.
20:03:50,
el Speaker, comienza la cuenta atrás sobre 10, le doy todos los ánimos del
mundo a Agustín Risueño, mi compañero de cajón, enciendo la luz de mí frontal y
a las 20:04 me lanzo a disputar los 3,7 km. entre los gritos de ánimo de Ana,
Mónica y Aitor. La primera parte de la prueba es una bajada poco pronunciada
por un camino, pero en la que tienes que andar con mil ojos pues entre cada mata
de hierba se esconde la arista de una piedra, así durante un kilometro. A unos
100 metros, entre los árboles distingo el frontal de Gerardo, el corredor que
ha salido un minuto antes que yo, salto sobre un pequeño reguero, giro a la
derecha y el camino se torna en senda y lo que antes era cuesta abajo ahora
pica hacia arriba. Trato de no cebarme pero viendo que tengo tan cerca a
Gerardo me voy a por él. Le adelanto junto antes de que la senda gire
nuevamente a la derecha y se transforme en una bajada “técnica” en forma de zigzag
que nos lleva hasta casi rozar con la punta de los dedos el agua del Duero. Por
el camino dejo atrás el kilómetro 2 y a otro corredor.
En la parte más baja del
recorrido, por el kilómetro 2,5 adelanto a otros dos corredores justo antes de
que comience el muro de la prueba, 300 metros de “escaleras” en los que las
piernas necesitan de las manos para seguir avanzando. Terminada esta parte, doy
caza a otro corredor, con el que comienzo el último kilómetro de subida. Tras
varios adelantamientos mutuos, consigo descolgarle a falta de 300 metros, aún
así, aprieto los dientes y no dejo de correr hasta la meta, donde me están
esperando Ana y Mónica, a las que no sé con qué fuerzas consigo gritarles “¡¡¡Tortugas!!!”,
para que sepan que ya estoy ahí, que ya he llegado.
Mañana
os cuento la carrera del domingo…
GO
TORTUGAS GO!!!!
Santi
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