UA-51285685-1 Equipo leonés de Trail Running : TORTUGAS TRAIL LEÓN: ¿QUIÉN DIJO MIEDO? IX TRIATLÓN CROSS CIUDAD DE DUEÑAS

martes, 9 de julio de 2019

¿QUIÉN DIJO MIEDO? IX TRIATLÓN CROSS CIUDAD DE DUEÑAS


Estábamos viendo la carrera del espárrago de Tudela de Duero cuando Jesús María Gómez Martín, nuestro gran speaker en muchísimos de los acontecimientos deportivos y solidarios que se celebran en Valladolid, nos habla de su #RetoTriatlonMediaSolidario2019. ¿Qué es esto? Pues muy sencillo, por una parte, él mismo decide participar y e intentar terminar los siguientes retos deportivos:
· IX triatlón cross ciudad de dueñas
· XXII triatlón ciudad de Valladolid
· Media maratón valencia

Y por otra, intentar que el mayor número de gente lo conozca y participe con él de una forma u otra, de manera que altruistamente, va a recaudar dinero este año con los siguientes fines:
· Mantenimiento de los minigyn conseguidos en 2018 con el mismo reto
· Donar minigym para autismo Valladolid
· Donar minigym para asprona Valladolid
(Por cierto, si quieres colaborar en esta iniciativa puedes hacerlo en la siguiente cuenta de la Caixa ES71 2100 6275 8602 0010 1862 poner “Para reto solidario”).


Total, como Aitor se anima hasta con un soplido para hacer cualquier cosa, ya empieza a comerme a mí la cabeza para participar en el triatlón cross ciudad de dueñas…. Es la modalidad “promoción”, así que por delante hay 350 metros nadando, 12 Km en bici y 2,6 km a pie. En bici, que además es de montaña, y con la carrera a pie no tengo problema, me puedo defender, pero no tengo técnica para nadar y no aguanto ni un par de largos seguidos, lo cual supone un pequeño inconveniente….

Finalmente nos liamos la manta a la cabeza y empieza el entreno en la piscina, con margen de un mes para conseguir hacer 350 metros, que puede parecer muy poco, pero cuando no nadas y no tienes ni idea, es una eternidad….


Llega el día. Y los nervios hacen de las suyas (para variar…). El acontecimiento es por la tarde, por lo que comemos pronto para que nos haga la digestión y a Dueñas que nos vamos. No tenemos ni idea de cómo preparar las cosas, porque claro, además es nuestro debut en el mundo de los triatlones, y tampoco hemos encontrado demasiada información de los recorridos, la organización… es más, no sabemos siquiera si podremos competir, quizás hasta haga falta neopreno…. Todo depende de la temperatura del agua…


Llegamos allí, tomamos un café para hacer tiempo y recogemos nuestra bolsa de corredor, el dorsal, y el gorro con nuestro número de competición. Va a ser que finalmente nos toca participar, es más, el neopreno hasta está prohibido….jajaja. Medio nos enteramos de cómo hacer las cosas. Dejamos la bici en boxes y todo aquello que vayamos a necesitar tras salir del agua (casco, gafas de sol, playeros, porta-dorsal…). Nos encontramos con Jesús María y su hija Alicia quien le va a acompañar en su reto. Ella tampoco está acostumbrada a practicar este deporte, pero han decido hacerlo juntos… Enhorabuena chicos. Vemos a César, y no muchas más caras conocidas, pues es un deporte nuevo para nosotros… pero no importa, ya iremos poniendo caras…

Montamos en el bus que nos lleva hasta la salida de la natación y allí nos damos cuenta que no somos los únicos que andamos más perdidos que una aguja en un pajar, ya que alguno hasta se llevó el dorsal puesto….” Pero que el papel se deshace con el agua” le decimos y las risas se hicieron presentes claro.


No sabíamos si se sale de tierra firme o si la salida se da con todo el mundo en el agua. De repente se oye a alguien decir: “¿pero qué pasa? ¿Nadie va a tirar al agua?” Ya estaba claro… había que meterse jajajaja. Menos mal que hace mucho calor y apetece un montón meterse jejeje. Ya estamos todos listos y pistoletazo de salida. La gente sale escopetada, así que en un momento quedamos atrás los menos habilidosos en este medio. No es novedad y es perfecto, porque no hay golpes, no hay presiones, no hay agarrones… pero sí un agobio interno que no me deja nadar “tan bien” como había practicado en la piscina, así que saco todas mis armas y “mis maneras de nadar” para pasar lo más rápido posible esta primera parte de carrera. Aitor viene conmigo. No me deja sola un momento y todo el tiempo me va animando. Gracias churri, como siempre tus ánimos me dan alas, aunque en esta ocasión me hubieran venido mejor unas aletas jajajaja. Bromas aparte, en serio, mil gracias.


Salgo del agua y durante la transición sigo un poco agobiada, pero es coger la bici y transformarme. Empezamos a pedalear duro y fuerte. La primera parte dentro del pueblo es en cuesta, pero poco a poco nos hacemos con ella. Van pasando los kilómetros y vamos adelantando gente, quizás hasta 10 personas, y los ánimos se vienen arriba. Tenemos a la vista a otros dos, así que Aitor me dice: “Venga, vamos a por ellos”. De repente, pasados unos segundos, le oigo chillar: “jo… he pinchado”. Estamos en el km 9, con lo cual aún nos quedan unos cuantos para llegar a la siguiente transición… Aitor no se rinde, echa pie a tierra y sigue corriendo con la bici de la mano. Menos mal le ha tocado a él, me digo a mí misma, porque si es al revés yo no sabría ir así… Hace muchísimo calor, y el agua que llevamos está como las babas. Se va haciendo cada vez más difícil, pero ya vemos las casas del pueblo. Tenemos por delante una cuesta y llegamos a la transición… Me adelanto unos metros porque seguro lo voy a hacer más despacio que él y aún así, Aitor me va dando instrucciones. “Acuérdate de bajarte de la bici antes de la línea“… “Oído cocina”.


Unos segundos después ya estamos de nuevo juntos para hacer a pie los 2,5 últimos kilómetros. Como hay que hacer las transiciones rápidas y supuestamente era poco tramo de carrera a pie, no hay que ponerse calcetines, así que cuando le pregunto a Aitor qué tal va, me contesta que fastidiado, que le ha salido una ampolla en el pie. “Cawen la mar”. Hay que superar alguna cuestecina por el pueblo, pero ya nada que se nos vaya a resistir, de hecho recuperamos incluso alguna posición…. En el recorrido por el pueblo un vecino nos “riega” con una ducha de agua fresquita… jolín que bien sienta. Enfilamos las dos últimas y eternas rectas y finalmente cruzamos la línea de meta felices y contentos de haber conseguido terminar nuestro primer triatlón, aunque con un sabor un tanto agridulce por las circunstancias, así que no descartamos volver a participar en algún otra prueba de este estilo… es más, Aitor se ha venido arriba y quizás hasta lo haga en uno que sea tipo sprint, donde las distancias a recorrer en cada disciplina son algo mayores… ya veremos. El tiempo lo dirá.


Mientras tanto, Aitor, estoy súper encantada de que me animes en estas locuras. Me quejo mucho al principio, lo sé, lo siento, pero luego las disfruto enormemente, y más cuando me acompañas y las sufres a mi lado. Gracias. Y a por la siguiente.

Mónica

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