Aunque
según el calendario tortuguil la temporada 2017/2018 está próxima a finalizar y
pese a estar de vuelta de vacaciones, con el parón en el entrenamiento y con
algún kilillo de más en el cuerpo, este fin de semana la cabeza pedía carrera y
que mejor manera de darle gusto al cuerpo
que con una carrera de poca distancia, completamente llana y con la que matar
el gusanillo. Así que tras el anuncio de Marcos de su inscripción a la “IV
edición de la Villaquirace”, no tardé mucho en apuntarme yo también.
A
las 18:30 horas las tortugas Marcos, Pros, Imna, Pedro, el que suscribe y Ana,
de una tarde con un sol de justicia que elevaba los termómetros hasta los 30
grados, nos dimos cita en el parque de la localidad de Villamoros de las
Regueras, lugar de inicio y fin de la
prueba.
Antes
del pistoletazo de salida la organización tuvo un emotivo recuerdo a Chuchi
Santamaría Llavero, un asiduo a las carreras y trails que desgraciadamente nos
ha dejado, guardando un minuto de silencio solo roto por el aplauso final de
todos los asistentes, D.E.P.
Cuenta
atrás y a ¡¡correr!! Desde el primer momento el ritmo ¡¡alto!!, “Qué bien voy”
me decía para mi mismo…, las piernas
parecían ir solas… pero al final… acabaron engañando a la cabeza… y eso que en
la salida le pregunté a Marcos a qué ritmo pensaba ir, diciéndole que para mí
ir a 4 min. 30 seg. estaría bien…
Pues
desde el principio y viendo que las piernas iban bien, el ritmo de carrera era por debajo de 4 min. el kilómetro. Qué alejado
de la realidad… hasta me permitía el lujo de hacer mis cálculos mentales del
tiempo que iba a tardar, pensando, idiota de mi… que podría hacer un buen
tiempo… pero todo era un espejismo, un sueño que duró hasta el kilómetro 4....
Ya
fuese por el calor, las vacaciones o que el cuerpo está acostumbrado a correr a
otras horas, pasado el kilómetro 4 apareció el famoso “tío del mazo”; ¡¡sí!!
ese mismo que en un visto y no visto te lleva a la cruel realidad... Lo que
unos pocos metros atrás eran buenas sensaciones, con una zancada ligera y ágil
se convirtió en algo pesado, que requería de un esfuerzo extraordinario y en el que no veía el momento de llegar a la
meta.
Pero
como esto de lo que se trata para la mayoría de los “mortales” ante todo, sobre
todo y por encima de todo, es de disfrutar, y que para alcanzar la meta hay que saber adaptarse a las
circunstancias, no quedó otra que bajar el ritmo, los primeros ya hace tiempo
que habían llegado a la línea de meta y ni en esta ni en ninguna otra prueba
voy a ser el primero en cruzarla. Lo
nuestro es disfrutar de lo que más nos gusta, eso que para algunos es de cobardes:
¡¡CORRER!!
Transcurridos
los últimos tres kilómetros y medio de “travesía por el desierto”, por fin la
meta entre aplausos del público y ánimos de las personas que más nos quieren y
que siempre están ahí para darte el último aliento de fuerza en los últimos
metros de esfuerzo.
GO
TORTUGAS GO…..!!!!
Santi
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