¿Corremos disfrazados? Me dice Mónica. Pues dicho y hecho, jajajajaja, así que toca buscar disfraces bonitos y con los que se pueda hacer una carrera de 21 kilómetros (que luego la subieron a 25 kilómetros y que al final fueron 27 kilómetros… un sin vivir pensando en esos 21 primeros con lo cual al ir subiendo… imaginaros). Entreno aquí y entreno allí, con nervios una vez apuntados… y eso que la carrera era por la ribera del rio Duero, ósea que llanita y nada de montañas, jajajaja, es lo que nos queda a los de la meseta, pero eso no nos quita los nervios…
Llegamos a Peñafiel pronto para poder coger el dorsal y ver el percal. Nosotros pensamos que habría poca gente en nuestra distancia (25 + 2 neutralizado con sorpresa), pero ya fuimos viendo que estábamos equivocados… y encima con buenos galgos que se veían por allí.
Camino a la plaza del Viejo Coso nos hacemos fotos con varios monumentos y esculturas y la gente nos va mirando asombrados. Por cierto, no dejéis de visitar la plaza del Viejo Coso, es preciosísima de las preciosísimas, jajajaja, tenéis que venir a verla y dejar disfrutar a vuestros ojos y mente.
En la plaza ya está todo preparado y los corredores están
calentando. De pronto oímos a Depa decir nuestros nombres y comentar que venimos
disfrazados, madreeeeee. Todas las miradas se giran a mirarnos… que subidón:
dos locos disfrazados de huevo y jamón van a correr… y con este calor,
jajajaja, pero hemos venido a disfrutar y así fue. Nos hicimos varias fotos en
la plaza, en el arco de meta y con el grandioso castillo al fondo. En un abrir
y cerrar de ojo, estamos ya en la zona de salida, eso sí, puestos todos en la
sombra.
Según estamos preparados nos dicen que tenemos 3 kilómetros neutralizados
hasta la salida del pueblo, que tendremos una sorpresa. Madreeee!!! Cómo me
gustan las sorpresas, jajajaja y esta así fue. ¡Nos encantó! ¿De qué se
trataba?, pues nada más salir de la plaza del Coso todos juntos y sin acelerar,
de repente pasamos por la bodega de Protos, se abren las puertas y entramos
tod@s corriendo por la misma bodega donde se encuentran las barricas guardadas
y con el fresquito que hacía... Apetecía quedarse allí toda la mañana. La
visión era espectacular, corriendo, flipando, haciendo fotos y videos,
jajajaja, una verdadera sorpresa, solo les faltó darnos un vinito de comienzo,
jajajaja.
Encaminamos hasta una calle ya a las afueras del pueblo y cuenta atrás 5, 4, 3, 2, 1, Mónica y yo vamos en plan diversión pero no por eso íbamos a dejar de darlo todo. Hicimos lo contrario, lo dimos todo, todo: correr y correr, sudar y sudar, beber y beber y sobre todo reírnos y reírnos y el resto de corredores con nosotros. Era una gozada escuchar cuando nos pasaban: “Huevooooo donde está el jamoncito”, jajajaja, “estáis locos pero sois auténticos”, jajajajaja, toda una diversión.
Encaminamos hasta una calle ya a las afueras del pueblo y cuenta atrás 5, 4, 3, 2, 1, Mónica y yo vamos en plan diversión pero no por eso íbamos a dejar de darlo todo. Hicimos lo contrario, lo dimos todo, todo: correr y correr, sudar y sudar, beber y beber y sobre todo reírnos y reírnos y el resto de corredores con nosotros. Era una gozada escuchar cuando nos pasaban: “Huevooooo donde está el jamoncito”, jajajaja, “estáis locos pero sois auténticos”, jajajajaja, toda una diversión.
Los primeros kilómetros fueron preciosos por la orilla del
Duero: todo sombra y senderito. Íbamos muy bien pero con un poco mas de calor
que los demás corredores, jajajaja.
Primer avituallamiento, solo era de agua, así que poco más hicimos que rellenar y salir pitando, ya pararíamos en los otros a disfrutar. Sin novedad por el camino pero súper ameno con la gente con los que hicimos casi toda la carrera. En mi caso demasiado calor, tanto que hasta tuve que meterme en el río a refrescarme y más tarde me metí en las tierras para poder otra vez mojarme con los aspersores. Menos mal, eso me iba dando la vida. Mónica mientras corría y yo por detrás de ella la mojaba de agua de mis botellas de hidratación, hasta el punto que la decían los demás corredores, “¡No le dejes, que es un filón!”, jajajaja.
Primer avituallamiento, solo era de agua, así que poco más hicimos que rellenar y salir pitando, ya pararíamos en los otros a disfrutar. Sin novedad por el camino pero súper ameno con la gente con los que hicimos casi toda la carrera. En mi caso demasiado calor, tanto que hasta tuve que meterme en el río a refrescarme y más tarde me metí en las tierras para poder otra vez mojarme con los aspersores. Menos mal, eso me iba dando la vida. Mónica mientras corría y yo por detrás de ella la mojaba de agua de mis botellas de hidratación, hasta el punto que la decían los demás corredores, “¡No le dejes, que es un filón!”, jajajaja.
Subidita por entre medias de los viñedos, no podía no pararme y coger un ramo de uvas negras… que ricaaaaaas y que calentitas, cachissss… jajajaja. Ya se oía ruido de música y alboroto, eso era bueno, llegaba el segundo avituallamiento, aquí SI!! Tomaaaaaaa qué gozada la bodega Tresmano con sus ricos caldos, choricito, agua y creemos que sandia y demás, pero digo que creemos por que cuando llegamos nosotros ya no quedaba nada, eso es un gran fallo de la organización que ya se lo hicimos saber nada más llegar. De todas formas dimos rienda suelta al rico vino, tinto y clarete. Yo creo que cayeron tres o cuatro copitas. Tocaba reanudar la carrera y tocaba sol y fuerte, ufffff, pero pasamos por la zona de Ruinas de Pintia, que es preciosa y nos subimos a un mirador para verlo mejor, claro que para eso nos tuvimos que desviar un poco y gastar más fuerzas, pero mereció la pena. Continuamos corriendo y ya se notaba un poco el cansancio. Llegamos al tercer y mejor avituallamiento… fue mi perdición: La bodega de La Dehesa de los Canónigos. Los que me conocéis sabéis que me gusta el vino y ese es mi VINO (sí con mayúsculas).
Pues ya sabéis lo que vino, entramos contentísimos por el ambiente, vinos, “supuestamente comida”, agua, Dj con su mesa de mezclas, fotocoll… así que nos pusimos a brindar Mónica y yo entre nosotros y con más gente: que si por nosotros, que si por el amor, que si por ti, que si por mí, que si por aquel, que si… jajajajaja, nos pidió una foto disfrazados la enóloga de la bodega y no supimos decirla que no, si es que las tortugas somos muy muy simpatic@s. Vamos que nos metimos unos cuantos vinos como si no hubiera un mañana, jajaja. Me pierde el ansia. Al final alguien dijo, ¿seguimos con la carrera? Pues eso tocó, correr y abandonar mi bodega preferida después de disfrutarla, buaaaaaaa!!
Saliendo de la bodega íbamos con Fernando, un tío majete que
corrimos bastante tiempo juntos. De repente algo pasa por mi barriga, ufffff,
unas arcadas, dos muecas más, cara desencajada y la digo a Mónica que tiren que
ahora les pillo. Yo me tengo que meter entre los viñedos y dejar mi rico vino,
jooooooo, vamos que hice de abono, pero me recupero me repongo y a correr a
buscar a Mi huevo frito preferido. No llegué muy lejos porque vuelvo a tener
arcadas, me arrimo a un lado y vuelvo a vaciarme, jooooo… los ojos enrojecidos
y mi cabeza diciendo por queeeeeee, la vida es muy injusta, jajajaja. Corriendo,
corriendo doy caza a Mónica y Fernando, me preguntan qué tal, pero se me nota
en la cara que no iba muy bien (¿porque seraaaaa?!!) Como decía la Bombi, ¿la
recordáis?
Pues ahí no queda todo porque después de algún kilómetro que
otro me vuelvo a sentir mal, ¿pero tanto he bebido? jajajaja, pues puede ser…
la ansia me puede. Me toca volver a echarme a un lado y dejo lo poco que me
queda pero me quedo muy a gusto, como dirían mis amigos, ERES UN ANSIA VIVA!! Y
qué razón tienen. La culpa fue de no comer… creo.
Ya repuesto toca correr y además ya hay ganas de llegar al Monasterio de Balbuena donde tendríamos otro avituallamiento, que por cierto al llegar allí, sin avisar ni nada, lo habían suprimido. Eso sentó mal ya que tienes unas ideas y planificado tu carrera que luego no concuerdan con lo que hay… punto negativo para la organización. Saliendo del pueblo vemos una larga recta que nos llevaría hasta el arco de meta que estaba situado en las bodegas de Emina. Con muchísimo calor nos acercamos corriendo pero despacito en lo que Mónica como ya sabe y ve la finalización de la carrera, se pone a subir el ritmo que vamos, que pienso que me quiere esprintar, un huevo frito dejando estela y una loncha de jamón detrás… todo un poema vernos, jajajajaja. Al final nos agarramos de la mano y como no podía ser de otra manera, un huevo frito siempre pega con jamón, entramos súper sonrientes, divertidos y orgullosos de la carrera que hemos hecho disfrazados.
Ya repuesto toca correr y además ya hay ganas de llegar al Monasterio de Balbuena donde tendríamos otro avituallamiento, que por cierto al llegar allí, sin avisar ni nada, lo habían suprimido. Eso sentó mal ya que tienes unas ideas y planificado tu carrera que luego no concuerdan con lo que hay… punto negativo para la organización. Saliendo del pueblo vemos una larga recta que nos llevaría hasta el arco de meta que estaba situado en las bodegas de Emina. Con muchísimo calor nos acercamos corriendo pero despacito en lo que Mónica como ya sabe y ve la finalización de la carrera, se pone a subir el ritmo que vamos, que pienso que me quiere esprintar, un huevo frito dejando estela y una loncha de jamón detrás… todo un poema vernos, jajajajaja. Al final nos agarramos de la mano y como no podía ser de otra manera, un huevo frito siempre pega con jamón, entramos súper sonrientes, divertidos y orgullosos de la carrera que hemos hecho disfrazados.
Al llegar a meta nos dieron una copa de vino serigrafiada de la carrera, muy bonita y como no, vino de todos los colores y sabores, jajajaja.
Lo disfrutamos y eso es lo que merece la pena.
Gracias Churri por esa idea tan buena
de correr disfrazado.
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