Se cumplen 10 años desde la
fundación del mejor equipo de trail del mundo, Las Tortugas Trail de León (y me
quedo corto).
No se me ocurre mejor manera para celebrarlo que ir a correr a uno de los
mejores lugares del mundo, Los Picos de Europa.
Este año volví al Cainejín,
no me veía preparado para el Cainejo, pero a medida que se acercaba la fecha
más echaba de menos la carrera larga. Espero poder repetir en breve. En esta
ocasión por unos motivos u otros no venía ninguna otra tortuga, eché de menos
especialmente a Aitor que a pesar de estar inscrito no pudo venir por culpa de
un maldito accidente. Tampoco fui sólo hasta Caín, me acompañaron tres
locomotoras del Ave, Guille, Kiko y Fer a los cuales sólo vi en la salida y
después en la llegada.
Las previsiones acertaron
de pleno y la noche anterior llovió con mucha fuerza y de camino a Caín se
convirtió en un auténtico diluvio, aunque justo al llegar nos dio una tregua
que nos permitió recoger sin problemas el dorsal y la camiseta conmemorativa
(de las mejores que dan en cualquier carrera). Allí nos informaron que debido a
las inclemencias meteorológicas no se podía
subir a la Vega de Ario y se retrasaba la salida para volver a marcar el
recorrido. Eso suponía dejar la carrera en menos de 10km, aunque finalmente
buscaron la manera de alargar un poco el recorrido. En mi opinión, antes de un
recorte tan radical, la organización podría incluir en el reglamento más
material obligatorio en caso de mal tiempo -algo bastante frecuente en Picos-
como mallas largas, camiseta térmica, impermeable con capucha, guantes, gorro,
etc., así los participantes podríamos haber subido hasta arriba sin problema.
Sobre todo, teniendo en cuenta que las previsiones meteorológicas auguraban una
mejoría a lo largo de la mañana, pero esto es solo una opinión personal, no una
crítica. En cualquier caso, también hay que valorar la agilidad de la
organización que en una hora encontró y marcó una alternativa bastante
atractiva para seguir disfrutando de la zona, como nos dijo Marino antes de
comenzar la carrera.
Después de los prolegómenos
de rigor, con el tradicional café, té en mi caso, nos dirigimos a la salida. El
principio es de los que molan, sin anestesia a subir el primer muro, lo de
subir a “La Paredina” ya es indicativo de cómo es el inicio de esta carrera. A
pesar de que la subida se reducía en 2/3, eran algo menos de 600 m, el corredor
que venía detrás de mi decía “esto no se acaba nunca”, no sé qué le hubiese
pasado si se suben los 1.500 previstos.
Como era de esperar con
todo lo que había llovido la noche anterior Hierbas Altas estaba francamente
complicado, peor que ninguna de las veces que he pasado por allí.
Afortunadamente hasta que no pasamos lo peor no empezó a llover de nuevo y
luego tampoco llovió demasiado durante la carrera, no lo suficiente como para ser
molesta ni para necesitar sacar "la Benita".
Llegando a Trea, en lugar de subir hacia Ario la organización decidió bajar hasta la ruta del Cares por
la misma canal, que también tenía mucho barro en la parte baja, tanto que
incluso tuvieron que instalar una cuerda para evitar accidentes en la parte
final. Una vez en la Ruta del Cares aprovechamos para correr y pasados los
túneles cruzamos el puente sobre el Cares y subimos hasta el Canto. En este
momento todo son recuerdos, hace apenas un par de años estaba en ese mismo
punto con el mayor agotamiento y la mayor alegría que he sentido nunca en una
carrera. Recordé como tras 12 horas de disfrute estaba a punto de acabar “El
Cainejo”. La voz del speaker recibiendo a los primeros corredores en Caín me
devolvió al presente, justo Kiko estaba entrando en ese momento. Después de 2
horas me encontraba cada vez mejor y desde ese punto no paré de adelantar
corredores. Entonces, y al terminar un rápido avituallamiento tomamos la parte
“improvisada” por la organización, primero una pequeña subida, una bajada y
tras pasar por las afueras de Caín tomamos el camino por el que comienza el
segundo bucle de “El Cainejo”, pero subiendo únicamente unos 350 metros hasta
Calabredo y la bajada a la Canal de
Mesones hasta Caín de Arriba. Desde allí
por la pista hasta Caín para entrar en meta donde se situaba el último
avituallamiento, bastante escaso y esto sí que es una crítica, no estamos en
una carrera barata y racanear en los avituallamientos no tiene sentido y menos
en los avituallamientos a pie de carretera.
En resumen, una de las
mejores maneras de celebrar el décimo aniversario tortuguil, en un entorno
privilegiado, en una de las carreras que se disfrutan desde el primer al último
minuto y que sólo te da pena que se acaben.
Go Tortugas, go!
¡¡¡Vamos a por los siguientes 10
años!!!
Víctor
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