La salida neutralizada es a la hora en punto y a ritmo vivo recorremos en pelotón 2 kilómetros por calles hasta el Parque de la Granja donde tiene lugar la salida real, y ese fue el último punto en el que pudimos ver a los galgos de la carrera. Por nuestro lado fuimos en dos parejas, Javi y yo por un lado y Juve y Lidia por otro.
Recorremos la parte baja de la Candamia has ya llegando a Puente Castro subir hacia las Lomas, la subida estaba resbaladiza pero no presentaba ningún problema para hacerla y una vez arriba todos los participantes tenemos nuestro particular premio, unas vistas inmejorables de la capital del mundo, así que ahí que nos paramos Javi y yo para inmortalizar el momento con un selfie, como no sale bien repetimos, ¡uy, el frontal que deslumbra!, pues otro selfie más, total… no vamos a ganar y lo pasamos como enanos.
Continuamos por senderos y caminos con un firme muy bueno, incluso demasiado diría yo y es que faltaba emoción y restos de la nevada que había caído en los días previos; sin darnos cuenta ya estamos bajando la pista ancha para volver a la Candamia y enfilar los solares de la Palomera para llegar a meta, pero ¡oh, sorpresa!, este año el recorrido es diferente y en vez de solares, tenemos las obras de un centro comercial, así que el camino de vuelta hay que hacerlo por la calle la Serna… el asfalto le juega una mala pasada a Javi, así que bajamos el ritmo y maldiciendo el “puto” asfalto llegamos a la Universidad y recorremos la eteeeeeeeeeeeeeeeeeerna calle de las facultades que nos vuelve a dejar en la pista de atletismo en una hora y siete minutos aproximadamente donde nos esperan un café caliente y Yayo.
¡En 2020 más Trail y menos Urban!
Pros
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