UA-51285685-1 Equipo leonés de Trail Running : TORTUGAS TRAIL LEÓN: Desafío Somiedo

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Desafío Somiedo


DESAFÍO SOMIEDO

Héroes por todo lo alto

  • Santi Obaya, quiosquero, Miguel Santamaría, comercial, o Gema Cuetos, vendedora de la ONCE, son sólo tres claros ejemplos de los cientos de corredores que compaginan sus profesiones con las competiciones de montaña

Héroes por todo lo alto
ISAAC SUÁREZ. POLA DE SOMIEDO 18/09/13 - 00:55.
¿Se imagina a Nadal, Messi , Lorenzo o cualquiera de los protagonistas de MARCA entregándole el ejemplar en el que puede leer sus triunfos? Pues Santi Obaya es uno de ellos. Vendedor de prensa en el día a día y héroe en las alturas los fines de semana. Si usted es de Gijón, quizá su quiosquero sea la misma bestia que el pasado sábado venció en el Ultra Trail Desafío Somiedo tras completar sus 75 kilómetros en ocho horas, 54 minutos y 14 segundos.
Pero a pesar de haber triunfado también en el maratón más antiguo de montaña (la Galarleiz, en Zalla) o en la Tenerife Blue Trail en 2012, a este corredor gijonés nada le libra de su madrugón diario. “Siempre me gustó el monte, y cuando empezaron estas carreras trataba de escaparme del quiosco los fines de semana con mi mujer”, recuerda.
Sin embargo, el intento de conciliar su pasión con la vida familiar no ha estado exento de sobresaltos. El nacimiento de su hija Noa le obligó a correr como nunca. “A las dos horas de acabar la Travesera Picos, en Sotres, mi mujer rompió aguas. Como me daba miedo bajar en helicóptero, nos llevó Protección Civil, pero no llegamos a Gijón y nació en Arriondas”, comenta. “Tenía que explicar a los médicos qué me pasaba cuando me veían sentado en los pasillos del hospital muerto de calambres”, añade.
Con Eni, su otra pequeña, no cambió mucho la historia. “Nos pilló en una carrera. Llegamos a las 20.00 horas al hospital y nació a las 20.45”, señala.
SANTI OBAYA
"La de Somiedo fue la carrera donde más sufrí en mi vida"
Tras una década de aventuras por las montañas, ni Santi Obaya se libra de las malas pasadas que juega la naturaleza: “La de Somiedo fue la carrera en la que más sufrí de mi vida. A 20 kilómetros de la meta llevaba el estómago revuelto y tomé un vaso de Coca-Cola porque me sienta bien. En el albergue de Saliencia me ofrecieron arroz con leche casero, quise probarlo y ahí comenzó mi calvario. Me dio un corte de digestión, vómitos, calambres…”.
Por suerte para Santi, ninguna otra prueba como el Ultra Trail ensalza más los valores de nobleza del deporte. “Ramón González (cántabro) tuvo un gran gesto, me esperó y me dejó ganar por correr en casa”, reconoce. La vida le devolvía su caballerosidad. “En la Transgrancanaria lo hice yo con el canario Yeray. Le dejé ser tercero. Esto no se ve en otro deporte”, comenta.
Pero en el Desafío Somiedo ganan todos. Incluso los que se retiran, como Miguel Santamaría, de 42 años, que se paró en el kilómetro 63. “En el tercer avituallamiento iba entre los 15 primeros, pero estaba tan acalambrado que tuvo que sacarme la Guardia Civil. Parecía que me iba a clavar en la cruz”, bromea. Sobre todo, porque desde hace seis años este comercial conquense ya sabe que los retos personales no consisten en cruzar una línea de meta. “Un día de enero de 2006 me levanté de la cama y al verme en el espejo me di cuenta de que no podía seguir así. Pesaba 108 kilos y no quería sufrir un paro cardiaco como mi padre”, rememora.
Sin barreras
Por eso, sus palizas actuales las recibe con agrado. “Cuando salí a correr el primer día sólo aguanté 500 metros. Me daba tanta vergüenza que salía a las 5 o las 6 de la mañana”, indica. Gracias al deporte, Miguel es otra persona. Hasta el punto de que se vio obligado a cambiar el DNI. “A veces tenía problemas para pagar con tarjeta porque me decían que no era yo”, afirma. Vencido el complejo, explica la fórmula de su éxito. “Cualquiera puede hacerlo, la humanidad no avanza por la inteligencia, sino por la cabezonería. Hay que tener claro lo que quieres y no desesperar. Mucho de eso te lo enseña la montaña”, afirma.
MIGUEL SANTAMARÍA
El primer día que salí a correr aguanté sólo 500 metros
Para Gema Cuetos tampoco existen las barreras. Ni aunque haya perdido la vista del ojo izquierdo y sólo disponga del derecho al 40%. De ahí que se lanzara a participar en la modalidad de maratón cubriendo el recorrido en siete horas. “En llano se lleva mejor, pero en la montaña me tienen que ir avisando de lo que nos vamos encontrando”, reseña. “Mi ventaja es que no veo dónde está el peligro”, bromea.
La de esta cántabra de 37 años es otra más de las 400 historias de los valientes que se dieron cita en Somiedo. “En esta vida no hay límites, sólo son los que uno se pone. Sé que nunca voy a ganar, pero sí a disfrutar”, zanja.

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