Tenía ganas de repetir una carrera que ya nos gustó mucho el año pasado, y sobre todo tenía ganas de volver a correr por los montes y pueblos donde tengo raíces familiares y donde además pasamos con la familia parte del verano, así que ¡esto es correr en casa!
Ambiente genial en la zona de
salida, saludando a muchos de los colegas habituales que coincidimos en este
mundillo de carreras de monte, y con gratas sorpresas como ver a otros menos
habituales, como mi buen amigo Héctor, profe de mi hijo pequeño, con su
proyecto solidario "KiloalCuadrado", o mi gran amigo y viejo compañero del rugby Loveni.
Tras salir de Pardavé pasando por debajo de la
carretera, nos desvían por una subida fuerte, con bastante desnivel, de las
cinco que nos esperan. Esta es una de las muchas mejoras que hay que agradecer
a la organización, ya que han incorporado al recorrido de este año mucho más
senderos y campo a través, y menos pistas.
Subidas y bajadas por diferentes zonas, atravesando
bosques, escobas y praderas, y también restos de escombreras de la antigua
actividad minera, que tanta vida dio a estos valles. Superado el ecuador de la
carrera, llegamos a la subida del antiguo calero que es imagen de esta carrera,
donde comienza la penúltima de las rampas fuertes que debemos afrontar.
Tras pasar La Valcueva, afrontamos la última subida importante, primero por un
camino a la salida del pueblo y luego por un bosque precioso hasta llegar al
punto más alto del recorrido, coronado por una gran cruz metálica. Desde aquí
hasta meta restaban algo más de 3 kilómetros, la mayoría en bajada, con algunas
zonas "divertidas" de buenos derrapes, y alguna subidita que aunque corta,
son de las que hacen pupa por lo inesperadas (pero si el perfil ponía todo para
abajo hasta meta!).
Último kilómetro por un camino que nos lleva hasta la llegada en Robles donde recibo los mejores ánimos de mis peques y mi mujer, cruzando meta en 2 horas y 46 minutos, y Nacho a menos de un minuto. Algo fundidillos, pero felices como perdices por todo lo disfrutado.
Para concluir, me gustaría destacar el excelente trabajo que ha hecho la organización por mejorar una carrera que ya me había gustado mucho el año pasado. Muy bien señalizada, nuevos senderos abiertos muy chulos, bien atendida por sus voluntarios con avituallamientos más que suficientes, chocolate con churros al llegar, invitación a la comida incluida en la inscripción gratuita...en fin, si nada lo impide, en 2017 ¡me vuelvo a Robles!
A las 9:30 dan la salida.
Rápidamente abandonamos el pueblo de Robles en mitad del pelotón, encarando la
primera subida continua a buen ritmo y adelantando a bastantes corredores. Avanzamos
juntos Nacho y yo, y tras coronar este primer monte, hacemos una bajada
rapidísima hasta el valle, para llanear unos 3 kilómetros hasta el pueblo natal
de mi abuela Imelda, Pardavé.
Tras coronar nos volvemos a
lanzar en la bajada. ¡Nacho parece que no toca el suelo con los pies!
Disfrutamos como niños bajando a todo lo que nos dan las piernas con unos
buenos derrapes. A buen ritmo pasamos
por Naredo de Fenar y, tras cruzar un túnel de FEVE, llaneamos un kilómetro
hasta el río. Y aquí otra sorpresita divertida: a cruzarlo con el agua por las
rodillas y, al menos, con una cuerda de apoyo para el equilibrio.
Salimos del río en Estación de
Matallana, desde donde accedemos a la Vía Bardaya para, en menos de un
kilómetro, desviarnos monte arriba por unas rampas con bastante desnivel, para
ir subiendo hacia una senda que nos introduce en uno de los bosques que
atravesamos a lo largo de la carrera.
Una lluvia fina que nos acompaña
prácticamente todo el recorrido complica algunos tramos, especialmente el paso
por una pequeña montañita en mitad de una collada, con una bajada corta pero
muy embarrada donde toca hacer equilibrios para evitar poner el culo en tierra.
Llaneamos antes de acceder al
camino que nos baja rápido hasta el pueblo de La Valcueva, donde el bueno de
Aniceto, viéndonos pasar desde la puerta de su casa, me dice que "llevo
muchos delante!"...me parto!...curiosa forma de animar.
Último kilómetro por un camino que nos lleva hasta la llegada en Robles donde recibo los mejores ánimos de mis peques y mi mujer, cruzando meta en 2 horas y 46 minutos, y Nacho a menos de un minuto. Algo fundidillos, pero felices como perdices por todo lo disfrutado.
Para concluir, me gustaría destacar el excelente trabajo que ha hecho la organización por mejorar una carrera que ya me había gustado mucho el año pasado. Muy bien señalizada, nuevos senderos abiertos muy chulos, bien atendida por sus voluntarios con avituallamientos más que suficientes, chocolate con churros al llegar, invitación a la comida incluida en la inscripción gratuita...en fin, si nada lo impide, en 2017 ¡me vuelvo a Robles!
Soy el corredor que os preguntó antes de la salida por quién era el administrador del twitter de Tortugas Trail, que ya tengo ganas de ponerle cara. Luego en carrera ni os vi porque de tortugas no tenéis nada.
ResponderEliminarEnhorabuena por la carrera y la crónica y nos vemos en la próxima.
Muchas gracias por la crónica, con vuestro permiso la enlazo a nuestra web
ResponderEliminar