Así, a finales de noviembre recibo a través de nuestro grupo de whasapp la noticia de que la asociación AGUAS ABIERTAS DE ASTURIAS ha organizado la primera travesía de año nuevo en Castropol, día 3 de enero, domingo, todas las fiestas resueltas y solo falta reyes. Ni lo pienso, porque además se que no me va a faltar compañía en esta locura. Me inscribo y conmigo otros tres guerreros/as, Laura, Conchita, Calili y yo.
Quizás alguien pueda pensar, que esta obsesión por nadar una prueba tan metido el invierno tenga que ver con lo mucho que me ha gustado las pruebas de aguas abiertas que he iniciado este año(que también), sin embargo mi motivación era bien diferente, tenía que ver más con un homenaje que con un reto.
Soy ávido lector de todo lo que publica D. Arturo Pérez Reverte, pero sobre todo soy avaro y obsesivo lector de las aventuras del Capitán Alatriste, y de todas aquellas obras suyas, que relacionadas con hechos de combate, se pone en valor las figuras de grandes militares españoles, recordándonos que unos siglos atrás el mundo fue nuestro. Libros como Trafalgar, La Carta esférica, Un día de Furia hacen junto con Alatriste las delicias de mi tiempo de navidad. Siempre he sentido la necesidad de saber, si dentro de cada uno de nosotros o al menos de mi, queda algo de aquellos hombres duros, carne de cañón, utilizados por reyes y papas para dirimir cual era la verdadera religión o el tamaño de su imperio. Hombres desesperados, que abandonados por los que defendieron, mantenían como única seña de identidad, la fidelidad a España y la disciplina en el combate. Ellos con su sangre, la que corre por nuestras venas hicieron grande este país; quiero saber si todavía queda algo de capacidad de sacrificio que honre su memoria.
Más concretamente este pasaje del Libro “El sol de Breda” fue el que hizo que me preguntará que se podía sentir en una situación así:
Flandes, invierno de 1625, 150 españoles pretenden tomar por la fuerza la localidad fortificada de Oudkerk defendido por 700 hombres entre Ingleses y flamencos. Degollados los centinelas y bloqueado el puente….. “Entonces Oudkerk madrugó como nunca en su historia, porque los cuatro de las pistolas, y el del avemaría, se desparramaron como demonios por el baluarte dando cuchilladas y pistoletazos a todo cuanto se movía. Y al mismo tiempo, cuando mi compañero y yo, inutilizado el puente, nos deslizábamos por las cadenas hacia abajo, de la orilla del dique brotó un clamor ronco: el grito de ciento cincuenta hombres que habían pasado la noche entre la niebla, metidos en el agua hasta la cintura, y que ahora salían de ella gritando «¡Santiago! ¡Santiago!... ¡España y Santiago!» y, resueltos a quitarse el frío con sangre y fuego, remontaban espada en mano el terraplén, corrían sobre el dique hasta el puente levadizo y la puerta, ocupaban el baluarte, y luego, para pavor de los holandeses que< iban de un lado a otro como gansos enloquecidos, entraban en el pueblo degollando a mansalva”.
Una noche entera de invierno, metidos en el agua hasta la cintura a la espera del amanecer. Tenía que probar algo similar y de ahí que no dudará lo más mínimo cuando surgió la oportunidad de hacer la travesía, en principio desde Figueres para tomar Castropol. Sea este mi homenaje.
Si bien hemos tenido un inicio del invierno y navidades muy suave, en ningún caso deja de ser Enero, fundamentalmente en el agua. La semana previa a la travesía, se mantuvo en un temporal de lluvia y fuertes vientos de dirección S y SO, que batieron todo el norte de la península, aumentando su fuerza a medida que nos acercábamos al día 3 de enero. Desde el día 31 estaba cantado que habría fuerte temporal para el domingo, pero todos contábamos con el hecho de que la travesía, sería en ría y además en un trazado que parecía bien resguardado del temporal en la costa. La organización estuvo permanentemente informando> los últimos días de la situación para comprobar si era posible llevar a cabo la prueba, tomando incluso los últimos días temperatura del agua en la ría de Eo (12,8º el sábado)
Aún es de noche en León, el cielo cubierto y bastante viento, no hay duda, por lo que nos conocemos nosotros y por lo que conocemos a los amigos de aguas abiertas de Asturias, el viento, la lluvia y el temporal no va a ser suficiente como para que se suspenda la prueba, así que cogemos camino de Castropol con la idea clara en nuestra cabeza de realizar la prueba, pero siempre con el miedo o el deseo (no sabría decir) de que se suspendiera. Pasado Avilés, comenzamos a sentir en los bandazos de coche las fuertes rachas de viento, la lluvia y el fuerte oleaje que se veía en el mar. Risas nerviosas, si no se puede nadar por lo menos caerá un buen< cachopo. Llegamos a Castropol, como dice el amigo asturfisher, en el blog de Rubofisher “El tiempo era imposible, teníamos alerta naranja con rachas de viento de hasta 80km/h, y llover sin parar aunque en la prueba aguantó y se celebró sin ninguna gota, pero luego se puso insoportable de agua”, aun dentro de la ría se veían olas de 1 metro rotas en las crestas por el fuerte viento, en un carrusel permanente de movimiento en el agua en todas direcciones.
La dirección de la prueba da el visto bueno para llevar a cabo la prueba y adopta el plan C, que es salir de Castropol por la rampa que existe en la punta norte de la localidad en dirección a Figueres, para tener a favor el fuerte viento y oleaje, si bien a esa hora estaba todavía subiendo la marea con dirección contraria. Lo previsto, que se nadaba. A cambiarse todo el mundo, muchos parecen haber dormido ya con el neopreno, porque no los he visto sin él en ningún momento. Abrimos las puertas del coche para improvisar un vestuario al aire libre, nunca mejor dicho, libre, húmedo y fuerte, con abundante lluvia que nos hace complejo poner el neopreno. Más risas nerviosas, como se puede estar tan tronado.
Venga un poco de vaselina aquí, un poco allí, a ver si esto va a quitar el frio, y todo esto a cuerpo gentil lloviendo y con un vendaval a nuestro alrededor. Los Kayacs ya están preparados para darnos el apoyo durante la prueba y los fenómenos de protección civil ya han colocado la lancha en el Agua. Todo listo.
Día tercero del año 2016 de nuestro señor, la ría del Eo, pone en evidencia que nos encontramos en la costa cantábrica, cielo triste y heroico gris oscuro, fuertes rachas de viento barren la ría desde el SO, arbolando olas no muy altas, pero cuyas crestas son arrasadas en una lluvia permanente. Los combatientes, se comienzan a concentrar en la rampa de salida, hoy nadaremos desde Castropol en dirección a Figueres, donde tomáramos la plaza a sangre y fuego (sobre todo a fuego para calentar). En esta ocasión se han sustituido las corazas, coseletes y morriones, por ajustados trajes de neopreno y gorros de goma que nos ayudasen a superar el intenso frio del agua. Algunos nativos, acostumbrados a estas condiciones prescinden de toda protección y afrontan la travesía solo con el taparrabos.
Como siempre hago, entro lo antes posible en el agua para aclimatarme y no verme sorprendido al lanzarme a ella, allí me encuentro con una veterana de mil batallas en los mares astures, Victoria del Club Santa Olaya, que junto a su hermano siempre son de lo mas animoso. Cuando meto la cara, parece que se me encogieran los huesos del cráneo, que dolor; cuando salgo ya me está esperando Victoria sonriendo y diciéndome con ese acento tan del lugar “viste, ye lo mejor, ahora cuando entres otra vez ya no te dolerá la cabeza”.
Nuestro oficial mayor, nos llama a la rampa a todos para darnos las ultimas instrucciones antes de afrontar el golpe de mano. “Nadaremos recto en dirección a Figueres, tomando como referencia una grúa existente en la cresta que corona el pueblo, esa referencia nos llevará a un pequeño paso de unos siete metros, desde la punta final de la escollera hasta el inicio de un pantalán que debido al oleaje, no puede verse ahora. Sin más buena travesía y que dios reparta suerte”, los kayacs ya están en el agua lidiando con las olas y marcando una suerte de canal por donde discurrir. Inmediatamente y sin tiempo a más el gobernador de la ciudad de Castropol da la salida comenzándose a arrojar la gente sin prisas.
Comienzo a nadar y a pesar de haberme aclimatado ya, da la sensación de que me quedo sin aire. Nado cien metros a ver si me voy adaptando, pero sin embargo llevo la respiración superacelerada, no se si es el neopreno, el golpe de frio, el no haber comido e las cinco últimas horas, los nervios, las olas o mi propia cabeza, que no consigo tomar un ritmo de brazada cómodo, que me permita tranquilizarme y disfrutar de la travesía. No me llega aire y comienzo a nadar entre el oleaje que viene de todas partes a braza para enfocar bien el sentido del nado. Voy alternando largos de crol hasta que mis pulmones me lo permiten largos de braza que me permitan coger aire, observo desesperado como cada vez nado menos a crol con el que avanzo a gran velocidad gracias al oleaje y más abraza para poder sobrevivir con la que me quedo estancado, ni tan siquiera es braza, es natación proconservación del peinado, como las señoras mayores. Si meto la cabeza muero en el intento.
He atravesado el canal ancho del lado de Castropol, que circunda el banco de arena central, identificado en las fotos aéreas y que se marca en el lado oeste porque es donde rompen las olas por falta de profundidad. El agua está muy turbia y noto la arena correr por mis manos cuando bajo el brazo, de repente miro al frente y veo a unos 50 metros, que hay cuatro participantes literalmente corriendo, sabía que estaba el banco de arena pero no tan en superficie, comienzo a medida que nado a meter las manos en la arena y se me ocurre la estúpida idea de que igual puedo correr un poco, me levanto y el agua me cubre ligeramente por encima de las rodillas, comienzo a correr, pero no se que es peor, así que voy alternando tramos a nado con tramos corriendo hasta que me amenaza la pierna derecha con ponerse completamente rígida. A nadar no hay otra, comienzo de nuevo con la alternancia de crol y “braza tercera edad”, cuando veo pasar el inconfundible neopreno de Victoria como un spunick camino de Vivero, poco después la pierdo de vista, para volver a verla minutos después nadando completamente transversal a la dirección de la travesía pero en sentido contrario al anterior, pareciera un velero haciendo transluchadas para ir contra el viento, solo que nosotros llevábamos el viento de popa. Mirando a Victoria localizo también a Laura, que viene nadando más al este por el canal del final del banco y seguramente con más corriente que yo.
Yo, como empieza a ser habitual en mi, busco un muro donde apoyarme porque el mundo gira siendo yo su eje, que mareo, estaba yo como para tomar Figueres a Sangre y fuego, casi prefería ser yo el degollado. Después de conseguir parar el mundo, nos vamos hacia nuestras bolsas de ropa para secarnos para la vuelta, no siento el menor atisbo de frio, pero no me quito el neopreno por nada del mundo. Desde allí veo el mar mirando a Castropol, visto desde aquí asusta más que desde donde salimos, pero por lo visto solo a mí. En la rampa del puerto después de haber llegado hace rato dos valientes se adentran de nuevo en el agua camino de Castropol, Pope y Jacobo, dos tipos que cuando los ves te queda claro que los limites están solo en tu mente, que el problema es que , como dice Leo Harlem en su monologo del alcohol, “Nooooo haaaay cojooooones”
Subimos al barco y hacemos la travesía en sentido contrario siguiendo el canal que bordea el banco de arena que antes pisamos, mientras nuestros dos valientes recorren parte de él corriendo. Cuando el común de los mortales dentro del barco quiere abochornar su actitud poco deportiva (risas generales, pues casi todos hemos hecho el duatlón) deciden aleccionarnos comenzando a nadar entre las olas a mariposa como si fueran dos delfines (más risas)
Llegamos por fin a la rampa desde la que habíamos tomado la salida, recogemos nuestras cosas y nos encaminamos rápidamente a las duchas calientes que nos tienen preparadas en el club de remo, nada se puede agradecer más en estos momentos. Después en la terraza del bar donde habíamos recogido los gorros y habíamos sido marcados convenientemente, somos invitados a unos caldos calientes, empanada y bollus preñaos que me sientan de maravilla, llevo más de siete horas sin comer.
Posteriormente se inicia la entrega de premios, donde nuestras chicas consiguieron trofeo en sus respectivas categorías y en el caso de Conchita además como tercera clasificada absoluta. Risas generales, entrega de diplomas a los participantes, abrazos y despedida hasta la próxima que nos veamos, siempre nos encontramos más o menos los mismos frikys. Para rematar nada mejor que la cocina Asturiana para recuperarnos, la fabada y el arroz con leche, después de la travesía, hizo que me sumiera en un dulce, profundo y prolongado sueño, mientras fuera llovía y Calili nos traía a León con dos palillos en los parpados.
El homenaje estaba cumplido, desde luego no con la gallardía esperada, pero estaba vivo y cumplido. El año que viene repito a ver si los honro más, sin desdeñar la fabada y el arroz con leche que me horraron a mí.
Muchas gracias a los organizadores a AGUAS ABIERTAS DE ASTURIAS y a todos los participantes y acompañantes en la travesía por hacer que sea tan difícil hacer lo más fácil, que es no meterse en el agua.
Antonio Pérez
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