UA-51285685-1 Equipo leonés de Trail Running : TORTUGAS TRAIL LEÓN: CANFRANC-CANFRANC

martes, 21 de septiembre de 2021

CANFRANC-CANFRANC

Hacía tiempo que tenía ganas de correr la maratón de Canfranc, justo desde el primer día que oí hablar de ella, 45 Kilómetros con 4.000 m de desnivel positivo por el Pirineo son una carta de presentación más que suficiente para mí y un año más tarde de lo previsto por fin me pude poner el dorsal.

Llegué lleno de dudas ya que en el último año por diferentes circunstancias no he podido entrenar como quisiera y no estaba tan en forma como debería. De hecho en las dos pruebas importantes que tenía previstas este verano para afinar la preparación, acabé con sendas pájaras, la primera en el Trail del Catoute corriendo con Nacho y la segunda haciendo el recorrido de La Transvaldeónica junto a Alfredo. El colmo fue un inoportuno esguince de grado 2 que me hice justo el domingo anterior, en el Desafío Casa Senén de Septiembre y con solo 6 días de margen me puse en manos de Ricardo, de Fisioeras, que consiguió el milagro de permitirme poder participar.

Aunque desconocía la zona y solo había corrido en una ocasión por Astún, me había estudiado muy minuciosamente el recorrido, los desniveles, tipo de terreno, las advertencias de seguridad… desde luego tienen uno de los libros de ruta más completos y detallados que te puedes encontrar en cualquier carrera.

Así me planté en la línea de salida con la inmensa alegría de volver a ponerme un dorsal, con los ánimos de Geru y con bastante preocupación por mi tobillo. Pasé el control de material obligatorio y esperé a que me tocase el turno de salir. Nada más empezar la carrera y aún por las calles de Canfranc las sensaciones eran buenas y sin ninguna molestia. Enseguida empecé la primera subida del día, un kilómetro vertical y medio así, sin anestesia. Empezaba por un bosque en el camino del Carretón con una sucesión de zetas de casi 5 km de distancia en la que se suben los primeros 900 m de desnivel dando vueltas y más vueltas. El desnivel no era tan fuerte como pensaba e incluso me permitió combinar ratos corriendo con ratos andando. Me situé en un grupo de varios corredores, uno de ellos me iba contando como era el terreno hasta arriba y me explicaba los sitios por los que íbamos pasando. Ya fuera del bosque se veía el pico de La Moleta y a su derecha el precioso valle de Ip, un anticipo de los paisajes que me acompañarían en la mayor parte del día. Sólo pudimos ver la cumbre unos instantes ya que al momento entró una nube que me privó de las excepcionales vistas que había desde arriba (según mis compañeros de carrera). La última parte de subida fue más directa y pendiente, pareciéndose más al terreno por el que suelo entrenar. La nube refresca el ambiente y algunos corredores incluso sacaron el cortavientos aunque para mí es perfecto, se agradece esta temperatura para correr. Llegué arriba mejor de lo esperado, en menos de 2 horas, hice un par de fotos, mandé audios a Geru y a las Tortugas y empecé la primera bajada del día. Según el libro de ruta es una bajada muy técnica, aunque a mí no me pareció ni mucho menos tan complicada como las que tenemos por la Cantábrica Leonesa.


El recorrido en este punto es espectacular, pasando por el Ibón de Iserías hasta la cascada de Las Negras, bajando por un valle precioso rodeado de la faja La Tronquera y los picos del mismo nombre, unas impresionantes moles rocosas tan características de los Pirineos. Voy muy concentrado en no hacerme daño en el tobillo, pero disfrutando como un crío con la zona tan bonita que estoy atravesando. Después la pendiente se suaviza hasta llegar a la entrada del Valle de Izas y a la Canal Roya donde estaba el primer avituallamiento, muy completo y marcado pr las normas COVID, con unos voluntarios volcados con el corredor, ayudando en todo momento y con un nuevo control de material obligatorio. Voy bien de patas y de tiempo.

Tal y como me ha comentado uno de mis compañeros de “grupeta”, el principio de la segunda subida es muy parecida a la primera, un montón de “zetas” por el medio de un bosque de Pino Negro. En una de esas flipé cuando me adelantaron dos corredores que me dijeron que entre los dos sumaban 130 años, uno tenía 62 y el otro 68, y los tíos iban como tiros y encima luego apostillaron “y detrás de nosotros viene una señora de 72”. Ella sí que iba como un avión, ¡madre mía!. Me encanta ver a gente así por la montaña, ojalá yo llegue a su edad con la misma energía y fuerzas.

Al salir del bosque había una fuerte pendiente hasta el Pico La Raca cuyas antenas veías desde el avituallamiento anterior, aunque mejor no mirar hacia ellas para no pensar que nunca llegarás allí. Nuevo avituallamiento, uno de los voluntarios me pregunta por el eslogan “Cuna del parlamentarismo” y le suelto una lección de historia, cualquier momento es bueno para hacer patria, jejeje. Aprovecho también para hacer fotos y mandar audios y comienzo la bajada hasta la estación de esquí de Astún. Es una bajada que en condiciones normales habría disfrutado y volado, me acuerdo de Alfredo y Nacho y pienso en lo que hubiesen disfrutado de esta bajada, pero me concentro en lo mío y en no hacerme daño. Si fuerzo tengo muy poco que ganar y mucho o todo que perder, así que decido seguir con calma. El principio es una senda por grava en la que el corredor que va delante de mi se sale del camino y le seguimos varios durante unos 100 metros, una vez de vuelta a la senda bajamos por unas laderas cubiertas de hierba hasta la carretera de Astún. Aquí comenzó la parte menos atractiva de la carrera, 2 km por la carretera de Astún hasta un camino de tierra que nos llevó hasta el puerto de Somport, entrada del camino de Santiago de Compostela en España.


El día era perfecto para correr, temperatura perfecta, parte del recorrido es a la sombra y hay algunas nubes altas que tapan el sol. Llegamos a Candanchú donde tenemos el segundo avituallamiento dentro de las instalaciones del Cuartel. Se trata sin duda de uno de los avituallamientos más completos que he tenido nunca, con tortilla de patata y arroz con leche incluidos. De nuevo, los voluntarios son muy atentos y dispuestos a colaborar ya que ,por seguridad, hay que pedir todo lo que quieras. Después de un nuevo control de material, me siento un rato a reponer fuerzas saboreando la comida. Sigo bien, dentro del tiempo esperado y sin problemas en mi tobillo así que salgo a tope y con un subidón de alegría. Me quedan dos subidas de unos 1.000 m+ en total, ya he hecho 2/3 de la subida y más de la mitad de distancia, voy bien y muy animado.Tenía previsto comerme aquí mi Pantera Rosa de la suerte, pero estoy tan lleno que la dejo para después.

Ahora comienza uno de los tramos más bonitos de la carrera con el mítico pico Aspe enfrente, el más alto de la Sierra de Aisa y uno de los más bonitos del Pirineo. Pasamos por la “Cueva de los Contrabandistas”, luego la senda gira al sur y se empiezan a ver otras cumbres míticas del Pirineo como el Midi d´Ossau, Anayet, vértice de Anayet y otros cuantos más que no puedo reconocer. En esta subida también me incorporé en una nueva grupeta y también un corredor iba explicando lo que nos encontraríamos más adelante, como por ejemplo la sirga que asegura una parte del sendero que está un poco más expuesta. Una vez pasada esa zona se llega a un barranco (seco) que atravesamos por unos canchales hasta llegar a la Tuca Blanca (2.182). Mucha parte de esta carrera discurre por encima de los 2.000 m y con la brisa que corre la temperatura es perfecta para correr. Una vez aquí vuelvo a mandar los audios y las fotos y sigo carrera, primero bajando por una zona pedregosa en la que casi voy andando. No me fío, este es el típico momento de una mala pisada fruto de la fatiga así que voy con cuidado hasta llegar al último avituallamiento, junto al Ibón de Tortiellas (seco) donde me encuentro con el Yeti (no me esperaba encontrarlo aquí). Es otro avituallamiento completo, incluso con huevos fritos, a estas horas mi estómago no está para huevos, aunque me dicen que de 150 corredores que han pasado han servido ya más de 200. Allí hay otro control de material donde hacen expreso hincapié en la manta térmica y el móvil.

Continuo bajando por unas campas de hierba hasta la última subida, son sólo 400 m, pero me han dicho que es un “muro”, una ascensión muy directa hasta el collado de Estiviellas. Finalmente no es para tanto, uno está acostumbrado a las canales de Picos de Europa y esos sí que son muros.

Poco antes del collado me como mi Pantera Rosa, bebo y me preparo para la última bajada, de la que también me han avisado que se hace larga, es como las primeras subidas, una sucesión interminable de “zetas”. Desde el collado ya se ve la estación de Canfranc y hasta se oye al speaker, pero faltan 7 kilómetros y algo más de una hora. Vas bajando y el pueblo no se acerca nunca, parece que estás a la misma distancia que al principio. No es una bajada nada complicada, pero al principio hay muchas piedras y me lo tengo que tomar con calma, luego, ya dentro de nuevo en el bosque es algo más corrible y aprieto para acercarme a mi objetivo de 10 horas.


Al final del bosque, justo en la entrada del pueblo están Geru, Emma y Nonia que me dan los últimos ánimos, voy rodeando la estación vieja y entro en meta lleno de emoción y alegría. La guinda, un grifo de cerveza en el avituallamiento de meta y más arroz con leche.

En resumen fue un día perfecto para correr, carrera 100% recomendable para el que le guste la montaña, recorrido espectacular, buena organización y muy buenos avituallamientos, sin duda volveré a correr en Canfranc.

Victor

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