UA-51285685-1 Equipo leonés de Trail Running : TORTUGAS TRAIL LEÓN: THE BIG EASY

martes, 8 de marzo de 2016

THE BIG EASY

…En cualquier lugar a 12.000 metros sobre el Atlántico. El personal de Iberia ya me ha retirado la bandeja, reclino mi asiento, me relajo. No sé si es por los días sin apenas dormir, por el jet lag o por la pastilla que me ha dado Iván, pero cada vez me pesan más los ojos, los cierro y me sumerjo en una densa bruma...
De repente estoy desayunando en el hotel, se acerca una de las camareras, una mujer de color de mediana edad que mientras bromea con la cantidad de leche que me voy a tomar, nos cuenta que mañana hay una carrera en la ciudad y que por ese motivo el hotel está lleno de runners. Empiezo a preguntar qué tipo de carrera es, se informa y nos dice que son una maratón, una media maratón y una de 10 km y lo mejor de todo es que puede que queden plazas.



La bruma va desapareciendo, cada vez lo veo con más claridad, me estoy dirigiendo al “Convention Center” de New Orleans, no quepo dentro de mí de nervios. Uno de mis sueños desde hace tiempo es correr una carrera en EEUU, ya que aunque he corrido varias veces en diferentes sitios de este país, nunca lo he hecho con un dorsal en el pecho. Veo cientos de corredores por la calle, algunos van y otros ya vuelven con sus bolsas del corredor. El ambiente es el de las grandes ocasiones,  aquí si algo saben es hacer las cosas a lo grande. Cuando llego me entero que es una carrera organizada por la franquicia “Rock and roll marathon & half series”, lo que es garantía de buena organización, además  estamos en Nueva Orleans por lo que el espectáculo está garantizado. Más de 22.000 personas correrán mañana cualquiera de las tres modalidades, 62% de ellos mujeres, todos los estados representados y corredores de 32 países estarán mañana en la salida.


¡Quedan plazas y  mañana estaré en la línea de salida! ¡Voy a correr una carrera en NOLA! Vuelvo al hotel con la sonrisa de oreja a oreja, no salgo de mi asombro. Parece que ha habido una conjunción planetaria para permitirme disfrutar de este momento, he venido para un congreso que empieza por la tarde, hay una media por la mañana, quedan plazas y no tengo ninguna reunión precongreso cerrada. “You are in the Big Easy “, me dice la camarera, aquí todo es posible.
Me acurruco en mi asiento del avión, me doy la vuelta y me tapo. Ahora todo parece más real, voy del hotel a la salida, apenas a 500m, el gentío es impresionante, corredores de todas las razas y todos los estados de forma imaginables, me hago fotos en la salida con mis compañeros Iván y Sebas que correrán la 10km que sale de una calle adyacente a la salida del maratón y la media, y enseguida me voy a mi salida. Estoy preparado, voy a poner todos los sentidos en una carrera que hay que oler, escuchar, tocar, oír y saborear a tope. Me sorprende que me hayan colocado en el “corral” 1, hay al menos 20 corrales y yo salgo en el primero. Una de dos o aquí la gente corre muy despacio o la pastilla de Iván me está produciendo efectos secundarios.


Antes de la salida agradecimientos múltiples del speaker, gran ovación a los voluntarios y silencio sepulcral, todo el mundo a descubrirse, quitarse gorras y cualquier cosa que tengas en la cabeza, van a cantar el himno. No es el de mi país, pero me emociona el momento, el sentimiento que le pone la cantante local y el orgullo que muestran los corredores por su patria (cuánto tenemos que aprender en otros lugares). La organización por corrales es perfecta y me permite correr desde el primer metro sin problemas. Salgo chocando los cinco con los policías que están vigilando en la salida.
Mi planteamiento de carrera es disfrutar sin más, sin ningún objetivo de tiempo, no la he preparado, todo lo contrario, estos días en EEUU he aprovechado todo mi tiempo libre para machacarme en el gimnasio de los hoteles y corriendo por ahí, tengo agujetas hasta en las> cejas, por lo que la consigna que me digo a mi mismo una y otra vez es: hoy es un día para disfrutar, no para sufrir. Sin embargo, al final la manera que encuentra cualquier corredor de disfrutar en carrera es ir a fuego, hay que darlo todo. Así que al pasar la primera media milla y como veo delante de mí a una distancia asequible a la liebre del 1:30, me digo, vamos, tío, poco a poco hasta pillar ese grupo. Así pasan las siguientes millas por una calle ancha, una recta larguísima de unas 3 millas y casi sin darme cuenta voy recortando poco a poco esa distancia.
Como era de esperar hay muchos grupos de música y bandas tocando por todo el recorrido y no sólo eso, el público, aunque no es muy numeroso en esta parte de la carrera, anima mucho, haciendo gala de la enorme amabilidad de la gente de este país. Hay gente en las puertas de sus casas con equipos de música a tope, para ayudarte y algunos incluso ofreciéndote bizcochos caseros hechos por ellos.
Al final de la recta alcanzo la liebre, ahora toca dar la vuelta por la otra parte del boulevard y recorrer de nuevo esas 3 millas. Me planteo quedarme en el grupo un poco más relajado hasta la séptima milla o así, pero otra vez el corazón puede a la cabeza y no aguanto aquí ni una milla, adelanto al grupo (dentro del grupo es más complicado el tema de los avituallamientos), me digo para tratar de justificarme y convencerme de que no es una locura forzar la máquina tan pronto, al final estoy acostumbrado a correr sólo y eso de ir en grupo me cuesta. Trato de pillar a un pequeño grupo de corredores que tengo a unos 50m, pero a veces se acercan y otras se alejan. Me quedo en tierra de nadie, no consigo pillarles, tal vez voy más fuerte de lo que debería. Aun así trato de disfrutar cada kilómetro, cada zancada. Al final de esta calle, muy cerca de la salida está uno de los momentos más emocionantes de la carrera, es el centro de New Orleans y hay bastante gente incluido un coro de chicos jóvenes cantando.


No consigo pillar a los que van por delante de mí, todo lo contrario, cada vez se me acerca más por detrás el grupo de la liebre. Hay cuatro corredores que vienen un poco por delante de la liebre, consigo engancharme a ellos y marcamos un buen ritmo. Voy a tope, el público aquí te lleva en volandas, no paran de animar, haciendo sonar campanillas y gritando “Good race guys!” “Keep running!” “Good job!”. No falta ni la banda de gaiteros escoceses con sus kilts y todo. Pasamos el kilómetro 10 en 42:02 y la posibilidad de bajar de la barrera de 1:30 va tomando forma en mi cabeza.
Nueva Orleans es una ciudad canalla donde las haya y la diversión está por todas partes, aquí no podía ser menos, hay cosas realmente sorprendentes (This is America!). Paso junto a un gran grupo de gente disfrazada de los años 60 que nos anima desde la orilla cantando y bailando canciones de la época, no falta ni la clásica bola de discoteca colgada de un palo. Ya va quedando menos y es el momento de darlo todo, de exprimirse al máximo, pero tengo que concentrarme para conseguirlo, mi cuerpo me pide tregua  pero no se la voy a dar. Por fin damos caza a los corredores de delante y ya se ve a lo lejos el parque en el que está situada la meta. Las fuerzas empiezan a escasear, “Vamos Víctor” - me animo a mí mismo- “que es una milla y media”. Ya me va costando pero sigo, miro el cronometro y veo que tengo al alcance mejorar mi marca –desde luego la pastilla de Iván me está produciendo una gran sensación de euforia- aprieto los dientes y me digo: “Vamos, a luchar por ello, un último esfuerzo, todavía hay que pelear un rato más”.
Los últimos metros son de euforia total, ¡lo voy a conseguir! Efectivamente, 1:29, he mejorado mi marca en casi 1 minuto y he bajado de la barrera del 1:30. Todo esto sin preparar nada, con una alimentación a la americana y sin casi dormir en los últimos días por el jet lag. En meta la fiesta es tremenda, si algo dominan los americanos es el “Show business” pero lamentablemente no puedo disfrutar de ella, no me puedo quedar. Yo estoy aquí por curro y en un par de horas comienza el congreso al que he venido.


Señoras y señores viajeros, en breves momentos aterrizaremos en el aeropuerto de Madrid Barajas. Me despierto, coloco mi asiento en posición vertical y aprieto fuertemente la medalla que tengo colgada del cuello, mi sueño se hizo realidad el pasado domingo. De este viaje me traigo un souvenir realmente especial.

Victor

1 comentario :

  1. Muy buena cronica , haces que casi corra contigo, pero me despierto sin medalla y alegre de leerte, gracias.

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