Este año está siendo raro, muy raro y para mi además si hay una palabra que lo
define a nivel deportivo es hastío, o lo que es lo mismo “no tener ni putas
ganas de ponerme las zapatillas” y si no las he colgado es porque UNA TORTUGA
NUNCA SE RINDE, y los collages de cada finde me animan a seguir saliendo a
seguir descubriendo rincones de mi municipio con senderos la mar de chulos y
empinados en algunos casos.
Los que me conocéis sabéis que soy muy aficionado a la distancia del medio maratón,
tiene ese punto intermedio entre rendimiento y sufrimiento que me va bastante
bien, pero con la cancelación de la VIG-BAY allá por el 28 de marzo en todo el
año no me había acercado a dicha distancia ni un solo día, así que eso unido a
que en 2020 yo vuelvo a la Behobia como sea me animó a apuntarme a la versión
virtual de la misma con un planteamiento muy claro, la voy a preparar como si de
la carrera in situ se tratara y por supuesto nada de hacerla a trocitos, una
tirada de 20k, como mandan los cánones.
A medida que se acerca el día voy poniendo a punto los entrenos y busco el recorrido, me decanto por la
ruta de Ferral a la venta de la Cruz, recorrido tranquilo con algo de sube y
baja como tiene que ser y además y ya que puedo elegir, por camino. Para que no
desista de mi empeño, parece que desde la organización han decidido animarme y
hacen que la app de seguimiento en cada kilómetro nos regale una pequeña
sorpresa en forma de audio alusivo, la cosa apunta bien.
La carrera se puede hacer desde el 2 al 8 de noviembre, yo me decido por el día 2, cuanto antes… mejor y
así comienzan mis vivencias:
Son las 8:30 de la mañana, suena la alarma y es día de carrera!, así que me levanto y voy a
desayunar, este año he decidido coger un hotel tranquilito, un poco alejado de
San Sebastián, pero resulta muy acogedor
e incluso extrañamente parecido a mi casa; desayuno un café con leche y un
bizcocho casero que me sabe a gloria y al salto ya me estoy vistiendo con traje
de gala para salir pitando al Euskotren Auris que me llevará en unos pocos
minutos a la salida de la carrera; este año el tren está extrañamente poco
concurrido, bueno, más sitio para mí.
A las 10:00 me planto en la salida busco mi grupo para la salida y en nada me pongo en marcha, en mis
auriculares suena I want to break free de la playlist de la carrera en spotify
y en la app de runnea el speaker de la carrera me da una calurosa salida, por
delante 20km de tierra entre árboles y con un final por determinar, sin liebres
a las que seguir pero con buscasetas entre los pinos.
Llego al km1 y me doy cuenta de cuan equivocado estaba en eso de que no hay liebres, en mis auriculares tengo a uno de ellos explicándome el recorrido y dándome ánimos. Si algo caracteriza a la Behobia es el público y su aplausos y ánimos a todos y cada uno de los corredores y eso se hace notar en los kilómetros 2, 3, 4 y 5 donde cada una de las marcas kilométricas son recibidas en mis auriculares con aplausos y vítores que hacen que me pueda abstraer de dónde estoy y mi cabeza vuele los recuerdos de 2017 cuando realicé la versión real de la carrera, poco a poco mi cara va mostrando una sonrisa cada vez más amplia, animada también por la buena selección de temas que sonaban en la playlist de Spotify.
Llego al kilómetro 8 y empieza a sonar heavy a tope en mi orejas, y de nuevo me
entran ganas de quedarme allí con el pirata, ¡musicote y ánimos a tope!, y
sonrisa de oreja a oreja, aunque… no recordaba yo que el alto de Gaintxurizketa
tuviese una carretera tan mal asfaltada e incluso hay un tronco cruzado a modo de barricada… pero no importa,
suenan Huntza en la playlist.
Y me vienen grandísimos recuerdos a la cabeza, y con los aplausos del km 9 me pongo yo también a aplaudir cuando salen unos buscasetas de detrás de un árbol y me miran con cara
de “este tío ha perdido la cabeza” no sin razón porque estoy corriendo la
Behobia sin salir de mi municipio.
Entre el km 9 y el 10 se cruzan unos recuerdos raros en mi cabeza porque empieza a sonar esto en la
playlist:
y mi mente se va a las fiestas de Basauri post Bilbao Night 1/2 Marathon de 2019 y al zurracapote, y
me pregunto… ¿por qué les gustaba tanto esta canción cuando yo antes de ir
pensaba que iban a estar sonando kortatu,y barricada?
Llego al km 10, momento de dar la vuelta y desandar el camino, porque si no me voy a
25km y una cosa es recuperar sensaciones y otra muy distinta haber perdido la
cabeza, pero antes de dar la vuelta disfruto del maravilloso avituallamiento
que la organización había preparado, de entre la gran variedad de cosas me
decanto por una barrita de chocolate, una gominola y agua fresca, la verdad es
que esta gente me conoce super bien porque todo lo que hay en el
avituallamiento se corresponde con lo que suelo llevar conmigo cuando salgo a
correr a mi aire, ¡un 10 para ellos!
También aprovecho para hacerme una foto de recuerdo, no paro mucho más porque pierdo ritmo y se me va
la liebre, pero en ella podéis apreciar el mal estado de la carretera entre
Irún y San Sebastián, de verdad que no la recordaba yo así, será cosa de las
últimas lluvias.
El camino de vuelta el más favorable y empieza con American Land de Bruce
Springsteen en las orejas y empiezo a marcar ritmos por debajo de 5 minutos el
km que ya no abandonaré hasta cruzar la meta que veo cada vez más cerca, tanto
que en el km 19 ya veo el arco de meta, o eso parece porque detrás hay otro, y
detrás otro, y otro y… ¡hay un kilómetro de arcos! Menos mal que está el
público animando a tope, ahora sí, veo el arco de meta con el crono en marcha,
me ha salido un tiempazo, lástima que este año no haya nadie para verme.
Al cruzar la meta este año no hay colas ni empujones, puedo hasta parar para estirar antes de recoger
la medalla, y de allí, de nuevo al Euskotren Auris y vuelta para el hotel,
digo… a casa, porque así finalizó una fantasía que me fui construyendo en mi
cabeza y que me hizo disfrutar de otro modo esta carrera pero que me ayudó a
reencontrarme con mi distancia fetiche.
Espero que esta crónica diferente os haya puesto una sonrisa en la boca igual que la
Behobia – San Sebastián virtual me la puso a mí mientras la disfrutaba
arrojando un buen rayo de luz entre tanta nube que tenemos en el cielo.
Gracias al K.D. Fortuna por la gran idea delos audios en los kilómetros y gracias
Tortugas Trail León por seguir unidos en la distancia, por ser una gran familia
y por ser capaces de animarnos mutuamente a salir a hacer lo que más nos gusta
cada fin de semana aunque no nos podamos colgar un dorsal y tomarnos una
cerveza todos juntos al terminar una carrera.
GORA
B/SS, VIVAN LAS TORTUGAS TRAIL LEÓN
Pros
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